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4 días de trabajo, 3 días de ocio: ¿ha llegado la hora de reclamar la semana laboral de 4 días en Europa?

Las exigencias del neoliberalismo ponen en grave peligro el tiempo libre del que disponemos. Pero los trabajadores, los sindicatos y los activistas de toda Europa están organizando el contraataque. English

Aidan Harper
5 diciembre 2018
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Planta maquiladora en México, donde se trabajan 12 y 14 horas 7 días a la semana. Wikimedia Commons

En toda Europa renace un movimiento con varios siglos de historia. Una vez más, tiempo y trabajo se están convirtiendo en temas de discusión importantes y escoran el debate político, como pudo comprobarse hace unas pocas semanas en la conferencia del sindicato irlandés Fórsa sobre la reducción del horario laborable.

La causa de la reducción de las horas de trabajo, defendida por partidos políticos, por empresas progresistas, por sindicatos o por campañas nacionales, se está convirtiendo aceleradamente en algo de sentido común frente a un abanico de problemas interconectados y profundamente arraigados.

Lo fundamental, sin embargo, es que gran parte del entusiasmo en torno a la reducción de las horas de trabajo se sustenta en la creencia de que no se trata solo de una respuesta defensiva ante problemas socioeconómicos, sino que es a la vez una iniciativa transformadora en tanto que plantea una relación fundamentalmente nueva con el trabajo y conlleva la promesa de una sociedad distinta.

Las innovaciones en la práctica empresarial

Las pequeñas empresas están en la vanguardia de la experimentación en este tema. De manera análoga a la que usó Henry Ford para lograr implementar con éxito la semana de 40 horas y cinco días laborables en 1926 y esto fue no solo la base del éxito de su empresa sino que allanó el camino para que otras empresas adoptasen prácticas similares, las compañías innovadoras están experimentando hoy con la semana de cuatro días.

Pursuit Marketing es un buen ejemplo de cómo una pequeña empresa puede no solo sobrevivir trabajando menos horas a la semana, sino incluso prosperar. Se trata de una empresa de telefonía y marketing digital con sede en Glasgow.

Los sindicatos siempre han estado en el centro de los movimientos para la reducción de las horas de trabajo. A fin de cuentas, gracias a ellos tenemos fines de semana de dos días y jornadas de ocho horas.

Desde que, hace dos años, se pasaron a la semana de cuatro días sin rebajar salarios, su productividad se ha incrementado ¡un 29.5%!

En toda Europa, otras compañías ilustradas han seguido su ejemplo y están realizando pruebas con vistas a que el cambio introducido llegue a ser permanente.

Empresas como Radioactive PR de Gloucester en el Reino Unido, Digital Enabler de Rheingan en Alemania y Femma en Bélgica han reducido las horas de trabajo sin reducir sueldos.

Lideran los sindicatos

Los sindicatos siempre han estado en el centro de los movimientos para la reducción de las horas de trabajo. A fin de cuentas, gracias a ellos tenemos fines de semana de dos días y jornadas de ocho horas.

Esta vez ocurre lo mismo: a principios de este año, el sindicato IG Metall de Alemania consiguió un acuerdo para establecer la semana laboral de 28 horas en el sector del metal; el sindicato FNV de los Países Bajos ha negociado una serie de "pactos generacionales" por los que los trabajadores de mayor edad acortan sus horas de trabajo para abrir paso a los trabajadores más jóvenes; y la CGT en Francia ha empezado a hacer campaña por una semana de 32 horas.

La Federación de Sindicatos Europeos ha publicado asimismo un informe en el que aboga por una reducción del horario de trabajo en toda Europa, y el Congreso de Sindicatos británico ha publicado otro informe sobre la semana de cuatro días como respuesta a la introducción de las nuevas tecnologías.

Y los afiliados les apoyan: un 81% de los trabajadores europeos son partidarios de reducir las horas de trabajo en el futuro.

La automatización: ¿promesa o amenaza?

Las previsiones en cuanto a la automatización inyectan urgencia al debate. El riesgo de desempleo por motivos tecnológicos (un 30% de los empleos en el Reino Unido podrían verse afectados por la automatización a principios de la década de 2030) plantea la necesidad de una reorganización del trabajo a gran escala.

La automatización podría y debería generar beneficios para los trabajadores, ya que puede resultar en la eliminación de los trabajos considerados aburridos y repetitivos, además de aumentar la productividad.

Sin embargo, existe el riesgo de que los beneficios de la automatización se los lleven los propietarios del capital y que los trabajadores se queden sin ganancia alguna, en línea con el traspaso de poder de la mano de obra al capital que lleva ya décadas produciéndose.

Algunas empresas están abordando frontalmente esta cuestión: Jason Stockwood, de Simply Business, ha establecido la semana de cuatro días sin reducción de sueldo en su centro de llamadas tras incorporar un nuevo sistema de Inteligencia Artificial que ha redundado en un aumento de la productividad.

Es muy explícito: “El objetivo de hacer cosas nuevas, con y sin tecnología, es mejorar la eficiencia hasta el punto en que la operación pueda ejecutarse con menos horas humanas y compartir los beneficios con los empleados y los accionistas”.

Los sindicatos están en línea con esto. En el Reino Unido, el Sindicato de Trabajadores de la Comunicación consiguió la semana de 35 horas (una reducción de 4 horas) para los 120.000 trabajadores de correos que representa, como respuesta directa a la automatización del proceso de empaquetado de los paquetes postales.

Logró que los beneficios del aumento de productividad a resultas de la automatización se compartieran de manera justa con los trabajadores en forma de reducción de las horas de trabajo.

¿Un nuevo programa politico?

En el Reino Unido, el Partido Verde se comprometió con la causa e hizo campaña a favor de la semana de cuatro días cuando las elecciones generales de 2017. Desde entonces, ha ampliado su compromiso y propone convertir el tiempo libre en una medida clave del bienestar - sustituyendo el PIB como vara de medir del progreso económico.

El Partido Laborista también ha empezado a moverse en el mismo sentido: John McDonnell, ministro de Hacienda en la sombra, ha revelado que están estudiando cómo llevar a la práctica una reducción de las horas de trabajo.

Cabe señalar, sin embargo, que los cambios en las horas de trabajo no siempre son positivos.

Apoyamos la Campaña por la Semana de 4 días, porque creemos que una semana laboral más corta es una solución práctica a una serie de problemas interconectados y profundamente arraigados en nuestra sociedad.

La agenda política neoliberal trata de erosionar el tiempo libre de los trabajadores bajo el pretexto de una "mayor flexibilidad", lo que ha llevado al gobierno austriaco a aprobar un proyecto de ley para aumentar la semana laboral máxima a 60 horas, o a que en Francia las 35 horas semanales estén hoy bajo ataque.

En el Reino Unido, el Brexit pone también en peligro la Directiva Europea sobre el Tiempo de Trabajo que limita la semana laboral a 48 horas (aunque se trata de una regulación poco fiable ya que los trabajadores pueden, y con frecuencia se ven obligados a firmar cláusulas de exclusión voluntaria en sus contratos de trabajo).

La lección que hay que aprender aquí es que nuestro tiempo libre, a menos que lo defendamos activamente y luchemos por ampliarlo, es vulnerable frente a las amenazas del establishment neoliberal.

Una campaña sin fronteras

En la New Economics Foundation llevamos mucho tiempo solicitando horas de trabajo remunerado más cortas y flexibles. Lo hicimos primero en nuestro informe 21 Hours y, luego, con el libro Time on Our Side.

También somos miembros de la Red Europea para la Distribución Justa del Tiempo de Trabajo (financiada por la Fundación Rosa Luxemburg), junto con casi 70 otros miembros, entre sindicatos, partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil.

La conferencia anual del mes pasado puso de manifiesto hasta qué punto las horas de trabajo se están convirtiendo en un tema político de primera magnitud en todo el continente.

Esta es la razón por la que apoyamos la Campaña por la Semana de 4 días, porque creemos que una semana laboral más corta es una solución práctica a una serie de problemas interconectados y profundamente arraigados en nuestra sociedad.

La Campaña se inspira en los movimientos internacionales a favor del Día de 8 horas y la Semana de 40 horas que constituyeron el fundamento de la organización sindical a lo largo del siglo XIX y principios del XX.

La demanda representa el intento de unificar y proporcionar orientación política al gran número de personas y organizaciones en toda Europa que reconocen que nuestro horario laboral actual corresponde a un modelo totalmente desfasado.

El movimiento para la reducción de las horas de trabajo está ganando impulso. Existe un consenso creciente de que la semana de cuatro días representa la siguiente etapa del desarrollo económico.

Sin embargo, también debemos aprender de nuestra historia y reconocer que el horario laboral ha sido siempre algo controvertido: históricamente, las reducciones no se han producido nunca de forma natural, sino que ha habido que exigirlas.

También debemos reconocer que nuestras libertades individuales se basan en la acción colectiva – razón por la que no debería verse el debate sobre menos horas de trabajo como algo individual, sino como un cambio sistémico.

Ya sea en el Reino Unido, en Alemania, España, Polonia o Noruega, es hora de que nos unamos bajo una sola bandera y exijamos la semana de cuatro días.

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