
Refugiados sírios en Rio de Janeiro. Wikimedia Commons.
El Pacto Mundial para la Migración debería resultar en una mayor comprensión compartida de las principales razones por las que las personas se ven obligadas a abandonar sus países de origen y cómo enfrentarlas.
El documento brinda protección y ofrece garantía de respeto de los derechos de quienes emigran y señala la necesidad de actualizar el derecho internacional vigente relativo a migrantes y refugiados.
El Pacto Mundial para la Migración es esencial para poder revisar las leyes internacionales, que resultan obsoletas para abarcar todas las dimensiones del fenómeno migratorio que se dan en la actualidad.
La constante transformación de los conflictos armados y la aceleración del cambio climático hacen que cientos de miles de vidas dependan de la adopción de este documento.
Hoy en día, uno de cada cuatro migrantes no emigra porque lo desee, sino por la necesidad de huir de situaciones de violencia generalizada, de guerra civil, de hambruna y de otras formas de colapso social.
Estamos experimentando la mayor emergencia migratoria desde la creación de la ONU. Hoy en día, uno de cada cuatro migrantes no emigra porque lo desee, sino por la necesidad de huir de situaciones de violencia generalizada, de guerra civil, de hambruna y de otras formas de colapso social. Sorprendentemente, el 85% de los refugiados que hay en el mundo son atendidos por países en desarrollo en los que a menudo escasean los recursos.
Si observamos el volumen de los intereses de los países más ricos en los distintos conflictos en curso y el impacto de sus economías respectivas en el cambio climático, vemos que la distribución actual de responsabilidades es claramente injusta.
Sin embargo, la fase de nacionalismo exacerbado que estamos experimentando en estos momentos hace que las expectativas sobre los resultados de la conferencia de Marrakech sean francamente bajas. El número de países que han abandonado el Pacto ha aumentado en los últimos días.
A pesar de todo, Brasil podría convertirse en líder en esta materia. Brasil es uno de los países que mayor interés tiene en el éxito del Pacto. Por cada extranjero que llega a Brasil, se van dos brasileños. Sería de justicia que los brasileños recibieran en el extranjero el mismo trato que, en base a la actual ley de inmigración aprobada en 2017, ofrece Brasil a los extranjeros.
Es ésta la conclusión de un estudio reciente, Brasil y el futuro del régimen internacional de movilidad, dirigido por Michael W. Doyle, profesor de derecho y relaciones internacionales en la Universidad de Columbia en Nueva York, y ex asesor del Secretario General de la ONU, Kofi Annan.
El estudio se incluye como artículo en la edición especial con motivo de los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Monções: Revista de Relações Internacionais de la Universidad Federal de Grande Dourados, en colaboración con la Oficina de las Naciones Unidas en Brasil.
Dicho estudio presenta un Model Internaional de Movilidad (MIMC) desarrollado por un comité de expertos de todo el mundo sobre la base de los temas de debate más actuales acerca de migrantes y refugiados.
Aunque se trata de un proyecto mucho más ambicioso que el Pacto Mundial recién adoptado, las ideas que configuran el MIMC pueden sin duda servir como pautas para avanzar en los próximos años.
El MIMC se ha diseñado para un mundo mucho más integrado, dotado de medidas de apoyo y libre de miedos que el actual. Es un modelo ideal, pensado para servir de ejemplo.
Algunos de los puntos del MIMC que podrían ser del interés de Brasil son la igualación de los migrantes forzosos y los refugiados y su derecho de acceso al trabajo, la educación, la vivienda y los servicios públicos.
Teniendo en cuenta la necesidad de integrar intereses nacionales, públicos y privados, las propuestas del MIMC también incluyen un pasaporte y un sistema de identificación biométrica integrados, una plataforma online de visados para reclutar talento en todo el mundo y la movilidad de las pensiones.
Brasil tiene una legislación de inmigración moderna, pero tiene todavía mucho que hacer para conseguir tratar a los inmigrantes del mismo modo en que desearíamos ser tratados en todo el mundo.
Aunque Brasil dispone de una nueva ley de inmigración, su efectividad no está garantizada. Esto se debe a que, por un lado, la ley no ha sido aprobada del todo, ya que algunos puntos fueron vetados por decreto presidencial.
Por otro lado, la aprobación de una ley no garantiza su cumplimiento ni evita la posibilidad de que sea revocada. Existe para mantener a los ciudadanos brasileños en línea con los compromisos internacionales del país a la vez que enfrentan cambios internos.
Brasil es un país multiétnico, que se ha formado por olas migratorias procedentes de todos los rincones del mundo.
Brasil tiene una legislación de inmigración moderna, pero tiene todavía mucho que hacer para conseguir tratar a los inmigrantes del mismo modo en que desearíamos ser tratados en todo el mundo. Pueda la adopción del Pacto Mundial servir para recordarnos quien somos y quien queremos llegar a ser.
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