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Jorge Sharp: "El liderazgo que queremos es el liderazgo que se construye desde lo colectivo"

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Avina democracia Abierta
30 agosto 2017

En el marco de la cumbre de "Ciudades sin miedo" de este año, Fundación Avina y Democracia Abierta establecieron una colaboración especial para explorar algunas de las experiencias políticas más interesantes surgidas en América Latina.

La conversación con líderes relevantes en este ámbito, directamente implicados en la acción de innovación política a nivel local, nos ha proporcionado la ocasión para buscar respuestas a cuatro grandes cuestiones que afectan, de manera desigual pero transversal, a todos los proyectos: a) Visión de la innovación; b) contexto político nacional y limitaciones del poder local; c) Influencia del contexto político internacional, y d) La cuestión del liderazgo.

Aquí, Jorge Sharp aborda estos temas. Jorge Sharp es abogado chileno y parte del Movimiento Autonomista. Actualmente es alcalde de Valparaíso, Chile.

TEMA 1: VISIÓN DE LA INNOVACIÓN

El proceso político que hemos puesto en marcha en Valparaíso es, en cierta forma, disruptivo. Y, en este sentido, es también innovador. ¿Hasta qué punto significa una ruptura con algo? ¿O es simplemente una evolución de algo que ya estaba en marcha y que nosotros hemos catalizado? Creo que el proceso tiene algo de ambos componentes, algo de continuidad y algo de cambio.

Lo que pasó en Valparaíso con el triunfo del Movimiento Valparaíso Ciudadano supone, por una parte, la culminación de un largo trayecto de luchas en la ciudad, de luchas por la educación, de luchas por igualdad de género, de luchas sociales centradas en el cuestionamiento del modelo económico chileno, que se expresa en la ciudad de Valparaíso con toda su dureza.

Hablamos de al menos una década de maduración progresiva. Pero también es cambio, puesto que logramos irrumpir en el escenario político a partir de una práctica política nueva, distinta, la “primaria ciudadana”, que fue el instrumento a partir del cual la ciudadanía definió qué candidato quería para representar a toda esa gama de organizaciones y competir frente a los partidos tradicionales.

Éramos cinco candidatos, y cada candidato tenía un proyecto determinado. La gente votó y eso fue sumamente disruptivo, porque no se trató de una primaria como un ejercicio legal y casi simbólico, no: fue una práctica política, auto-gestionada, sin intervención del Estado, con todos los estándares de transparencia. Entonces, en este caso, creo que la innovación supone la combinación de la continuidad de un proceso, que viene de lejos, con una dinámica de cambio, que acaba materializándose. 

TEMA 2: CONTEXTO POLÍTICO NACIONAL Y LIMITACIONES DEL PODER LOCAL

Yo creo que es un error pensar que el problema de nuestras ciudades es solo el de otras ciudades, sino que más bien se trata de un problema de carácter nacional, incluso de carácter continental. De manera que no le podemos dar la espalda a las correlaciones de fuerza entre esos niveles políticos y, por tanto, una forma de abordar el problema de lo nacional, una forma de abordar el problema de lo continental, es precisamente la construcción de poder local en un territorio determinado. Esa es una forma de impugnar, de ingresar, de proponer y de influir en estas dinámicas nacionales.

En Chile, eso se expresa de la siguiente manera: el proceso de Valparaíso, nuestro triunfo, ayudó a catalizar lo que hoy día está ocurriendo en la política nacional, que es la constitución de un nuevo campo político llamado Frente Amplio. Entonces, lo nuestro es un proceso político local innovador, con aspectos de continuidad y con aspectos de cambio, que tiene un impacto a nivel nacional. 

TEMA 4: LA CUESTIÓN DEL LIDERAZGO

Todo proceso político, en cualquiera de sus planos, local, nacional, continental, cuenta con ciertos rostros: mujeres u hombres que deben cumplir ciertos roles, como el de liderar. Ese no es el problema, el problema es cuando ese liderazgo se construye de manera apartada y distante del proceso político colectivo que lo impulsa.

El liderazgo tiene que estar siempre conectado, con los dos pies bien puestos sobre el suelo, bien enraizados en el proceso colectivo del cual surge y del que forma parte, del que obtiene su fortaleza. Cuando eso se disocia, tenemos problemas como el mesianismo. Si no los mantenemos fuertemente arraigados en lo colectivo, nuestros proyectos políticos de cambio se debilitan y a nuestros opositores se les hace fácil flanquearlos. Esto es para mí lo central: que esos liderazgos surjan no de las imposiciones de una cúpula, sino de lo que la gente defina, sea a través de una primaria, sea a través de una asamblea, sea a través de una lucha social concreta que catapulta a un dirigente social. El liderazgo que queremos es el liderazgo que se construye desde lo colectivo y no aquél que se determina entre cuatro paredes.

Pero hay una amenaza, que es la fragilidad de estos liderazgos que no tienen un aparato detrás. Si tumban al que está arriba de todo, lo tumban todo. Por eso es urgente fortalecer, más que el aparato, el proceso colectivo que impulsa ese liderazgo. Sin eso, los líderes son fácilmente franqueables. 

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