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#JusticiaParaImelda: La difícil lucha por los derechos de las mujeres en Centroamérica

Mientras esperamos el juicio aplazado de Imelda para el 17 de diciembre, la lucha de las mujeres centroamericanas por derribar barreras legales a sus derechos debe ser una prioridad. English

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14 noviembre 2018
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Collage de mujeres centroamericanas. Beverly Goldberg.

El caso de Imelda Cortez, una joven salvadoreña acusada de intento de aborto, cuando en realidad tuvo a su bebé de forma imprevista, acudió al hospital con una hemorragia, y allí fue denunciada por los sanitarios que la atendieron, es el ejemplo de hasta qué punto de absurdidad puede llegar la negación de los derechos de las mujeres en Centroamérica. 

Con apenas 18 años, Imelda quedó embarazada tras ser violada sistemáticamente desde los 12 años por su padrastro anciano, que también es el padre de su bebé. Esto es algo que desgraciadamente no es nuevo en El Salvador. Pero Imelda sufrió un parto extrahospitalario y fue acusada de homicidio agravado en grado de tentativa. 

Esta semana estaba prevista la apertura del juicio que podría condenarla a 20 años de prisión, pero la vista  se ha suspendido hasta diciembre debido a que la fiscal del caso se encuentra enferma. Este retraso viola aún más los derechos de Imelda que, desde hace varios meses, se encuentra en prisión preventiva. Su derecho a la libertad sigue siendo sistemáticamente violentado por el Estado de El Salvador.

Con apenas 18 años, Imelda quedó embarazada tras ser violada sistemáticamente desde los 12 años por su padrastro anciano, que también es el padre de su bebé. Esto es algo que desgraciadamente no es nuevo en El Salvador.

Esta aterradora historia ejemplifica hasta qué punto puede llegar la violación de los derechos de la mujer en una región como Centroamérica, donde la pobreza, la inequidad, la violencia y la exclusión se unen a una cultura tremendamente patriarcal y machista. La lucha por lograr garantías para las mujeres, como la despenalización del aborto, ni que sea para casos de violación o peligro para la vida de la madre, es una todavía tarea muy dura en la región.

La cuestión  del aborto

Imelda es el brutal reflejo de lo que puede llegar a ocurrir en una de las regiones más restrictivas del mundo respecto al aborto. Decenas de mujeres son acusadas y privadas de la libertad, inclusive por abortos involuntarios.  El Salvador, Honduras y Nicaragua aún penalizan absolutamente el aborto, yendo inclusive en contra de los derechos humanos. Otros países de la región como Costa Rica, Guatemala y Panamá han avanzado en legalizarlo, pero solo en caso de que se demuestre que la vida de la madre corre riesgo.

El 24% de embarazos en Centroamérica terminaron con aborto. Una cifra ante la que los gobiernos de turno en estos países restrictivos han cerrado los ojos.

El Instituto Guttmacher señala que entre 2010 y 2014, el 24% de embarazos en Centroamérica terminaron con aborto. Una cifra ante la que los gobiernos de turno en estos países restrictivos han cerrado los ojos, pero que evidencia la necesidad urgente de adoptar políticas públicas de salud que garanticen los derechos de las mujeres. 

La seguridad de las mujeres

Ser mujer en el denominado triángulo norte, conformado por El Salvador, Honduras y Guatemala, es vivir en una de las regiones más mortíferas del mundo, no solo por la alta tasa de feminicidios, sino por los alarmantes niveles de impunidad. El Salvador, Honduras y Nicaragua están entre los países con mayor impunidad según el Índice Global de Impunidad, que también incluye a otros países Latinoamericanos como México, Brasil, Colombia y Paraguay en esta categoría.

La violencia feminicida es abrumadora ante la avalancha de crímenes contra las mujeres que se enfrentan a sistemas judiciales tan obsoletos, que aún tienen dificultades a la hora de distinguir entre un homicidio culposo, un homicidio doloso o un crimen que tiene como móvil la condición de ser mujer.

La implementación de tribunales especializados en violencia de género ya ha demostrado su capacidad para disminuir las tasas de feminicidio, como es el caso de Guatemala.

La tipificación del feminicidio en América Latina sigue dejando en la impunidad cientos de casos de mujeres asesinadas, aunque la implementación de tribunales especializados que ya han empezado a constituirse en países como Guatemala, han demostrado su capacidad para disminuir las tasas de feminicidio.

Igualdad de género

El Índice de Desigualdad de Género sitúa a los países de Centroamérica en una situación muy deprimida. Costa Rica, que el país de la región con menos desigualdad de género, se sitúa tan solo en el número 62 de la tabla, seguido de lejos por El Salvador (82), Nicaragua (89), Honduras (100), Panamá (108) y Guatemala (114).

En Honduras, por ejemplo,  solo el 36% de las mujeres cuentan con educación secundaria, con una esperanza de vida de 76 años, siendo la menor de la región. En El Salvador, el 28% de las mujeres no tiene acceso a ningún tipo de anticonceptivos, y solo el 6.7% se gradúan en áreas como ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas. No solo en materia de derechos sexuales y reproductivos, sino también en materia de empoderamiento de las mujeres, queda un enorme camino por recorrer.

Mientras esperamos el juicio aplazado de Imelda para el 17 de diciembre, la lucha de las mujeres centroamericanas por derribar barreras debe ser una prioridad. 

Mientras esperamos el juicio aplazado de Imelda para el 17 de diciembre, la lucha de las mujeres centroamericanas por derribar estas barreras debe ser una prioridad. Es inconcebible que en El Salvador, por ejemplo, durante el 2015, 1445 niñas cuyas edades oscilaban entre los 10 y los 14 años se embarazaron fruto de esta atmósfera de desigualdad, violencia sexual y abusos sistemáticos, que son la punta del iceberg de un fenómeno de restricción de los derechos de la mujer que debe denunciarse sin excepción.

El caso de Imelda Cortez, una joven violada por su padrastro de 70 años que puede llegar a ser condenada a 20 años de prisión por un aborto que ni siquiera existió, es emblemático de cómo estos factores pueden llevar a situaciones absurdas y altamente lesivas para los derechos más básicos.

La campaña #JusticiaParaImelda, #SalvemosAImelda representa una oportunidad para visibilizar la lucha contra los tremendos índices de violencia sexual y legislación restrictiva que todavía sufren las niñas y las mujeres en demasiadas partes del mundo. 

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