democraciaAbierta

La filantropía comunitaria debe reflexionar sobre el poder

"Modelar un tipo distinto de filantropía participativa, en el que la gente común pueda sentir su poder a través de acciones de cooperación es una idea muy poderosa", dice Jenny Hodgson en Johannesburgo. Entrevista. English

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Jenny Hodgson Francesc Badia i Dalmases
22 diciembre 2016

Jenny Hodgson. Algunos derechos reservados.

Esta entrevista forma parte de una serie realizada en Johannesburgo con motivo de la Cumbre Mundial de Filantropía Comunitaria (1-2 de diciembre de 2016). 

Francesc Badia:  Gracias, Jenny, por tener a DemocraciaAbierta aquí, como medio invitado a cubrir esta Cumbre Mundial de Filantropía Comunitaria en Johannesburgo. El lugar es espléndido y la  conferencia impresionante, con tantos asistentes de tantos países, trabajando en red. Mi primera pregunta se interesa por sobre el lema de la cumbre: “shift the power”, cambiar el poder. ¿Qué significa este lema para ti?

Jenny Hodgson: Creo que los que nos dedicamos al desarrollo no hablamos de “poder” lo suficiente. A veces asumimos que,  al estar todos sentados juntos en un mismo espacio, no alcanzamos a ver la desigual distribución del poder. Trabajo en la filantropía comunitaria desde hace años –en Rusia, en África oriental, en el Sudeste Asiático y ahora en Sudáfrica— y he visto cómo el desarrollo no sólo no ha empoderado, sino que ha des-empoderado a la gente. Pero también he podido ver que las organizaciones filantrópicas comunitarias, que están comenzando a hacer crecer recursos –recursos locales— y a trabajar con grupos locales, necesitan ser muy conscientes de cómo utilizan su poder. No se trata de crear más ventanillas, o más instancias de poder: hay indicios de prácticas emergentes en este campo que señalan maneras de equilibrar el poder. Creo que, en términos generales, como instituciones, no pensamos lo suficiente acerca del poder, pensamos que mantenemos conversaciones horizontales, entre iguales, pero a menos que reflexionemos sobre dónde reside el poder y lo reconozcamos, no estaremos siendo muy honrados.

FB: Por la dinámica de la conferencia, por su narrativa, se ve que este es un tema clave. ¿Qué papel juega el poder del dinero en la filantropía?

JH: Filantropía es un término muy difícil. Su significado es intenso y representa también un gran poder. Creo que la idea de que Ia gente sienta compasión y empatía y actúe en consecuencia, y cómo esto se traduce en acciones de participación cívica, es una idea muy potente. Pero también entiendo que en muchas partes del mundo, donde la filantropía es un fenómeno emergente, donde hay una gran brecha entre los ricos y los pobres, la filantropía se asocia con el acceso al poder, la influencia, las relaciones públicas. Además, cuando las personas tienen recursos, tienden a pensar que también tienen el conocimiento. Así, modelar una clase diferente de filantropía participativa, donde la gente común pueda sentir su propio poder a través del trabajo de cooperación, de la puesta en común de recursos, es una idea muy poderosa , una idea que también se aplica a la democratización: si usted está pagando impuestos, esto le da derecho a tener voz. Estamos viendo que, donde la gente está comprometida con la filantropía horizontal, la gente está participando, y piensa que la responsabilidad que se les debe a ellos, debe reflejarse en el sector público también. Creo que este es un aspecto particularmente importante: observamos que en el sector filantrópico que emerge en el Sur Global, esta voz de la filantropía participativa, es realmente crítica. Estuve en China hace unas semanas. Hay 5.000 fundaciones privadas que actualmente operan allí. He estado yendo a China durante algunos años, pero es sólo en este último viaje cuando he visto que las fundaciones chinas se están dando cuenta de que pueden tener todo el dinero en el mundo, pero a menos que su trabajo llegue a la gente, su dinero no tendrá impacto verdadero. Aquí hay una curva de aprendizaje muy aguda y es un momento crítico para la filantropía participativa –para las instituciones, que pueden llegar cada vez más a las comunidades. Eso es muy importante.

FB: De su experiencia en diferentes partes del mundo – Rusia, Sudeste de Asia, África, China –

 ¿ha visto cómo la arquitectura política marca o no una diferencia la manera en que funciona la filantropía de la comunidad local, en cómo se distribuyen los fondos? Usted está trabajando en países que son democracias emergentes, pero también en otros cuyas democracias se están desmoronando, y otros donde la democracia no está en el horizonte.

JH: Creo que los contextos son muy diferentes y las interpretaciones del papel del Estado en cada país también son diferentes. Pero creo que casi en todas partes estamos viendo la retirada del Estado de una forma u otra, y esto está creando nuevas demandas y nuevos espacios. Por lo tanto, la mayoría de las personas con las que trabajamos están diciendo: ¿si tenemos recursos, no podríamos organizarlos? ¿No hay espacios para el trabajo conjunto entre recursos públicos y recursos del sector corporativo o filantropía privada? ¿Cómo podemos reivindicar estos espacios?  Creo que esto es parte de una gran transición que la sociedad civil necesita vivir. Desde el modelo del ciclo financiamiento del proyecto, en realidad nos estamos moviendo a la construcción de comunidades responsables. El peligro es que en este entorno actual, donde hay una creciente hostilidad hacia los recursos externos, muchas ONGs se sienten débiles, algunas incluso las cierran y las armas que los gobiernos están usando para cerrarlas son argumentar que "no son legítimas". Es difícil entenderlo pero es como si en el Reino Unido o los EE.UU., una ONG fue financiada por China... nosotros tampoco lo encontraríamos legítimo. Creo que ésta es la parte de la arquitectura política que de la ayuda al desarrollo que nunca se tomó en cuenta: la filantropía comunitaria no trata simplemente de dinero, se trata de comunidades responsables, y las comunidades responsables pueden estar formadas no sólo por personas que apoyan una causa, por personas que se preocupan por una causa, sino también por personas que dan dinero. Cuando los contextos son diferentes, las estrategias son diferentes. Las fundaciones comunitarias rusas siguen el principio de incorporar la representación del gobierno local como tercera parte en sus patronatos,  porque sienten que, a menos que se involucre al gobierno a ese nivel, éste se va a sentir amenazado. Por lo tanto, tratan de negociar estos espacios, donde las instituciones gubernamentales no sustituyen el financiamiento comunitario local, sino que pueden complementarlo. Esto es muy importante. Los modelos, los enfoques parecen diferentes, pero los principios tienden a ser los mismos.

FB: No veo al PNUD u a otras organizaciones intergubernamentales tomando nota de este papel emergente de la filantropía comunitaria en el desarrollo. ¿Es demasiado pronto para que se den cuenta de ello, o son sus estructuras, por estar demasiado atadas al estado-nación, las que no lo permiten?

JH: Creo que las actuales estructuras de ayuda al desarrollo son deficientes. Creo que las estructuras de las organizaciones multilaterales de desarrollo tienen el defecto de que están acumulando poder en el centro. Y aunque estamos empezando a ver las ONGs internacionales moviéndose hacia el Sur, las decisiones  se toman en el norte, donde están las infraestructuras. Por lo tanto, es un guiño hacia local, pero no sé si siempre es tan local como se dice. Usted ve que algunas de las agencias de la ONU trabajan para recaudar fondos de manera muy activa a nivel local en países tradicionalmente beneficiarios de ayuda, y tienen la maquinaria para conseguirlo. Creo que todo se reduce al juego de poder, y no creo que se den cuenta de que con él están socavando la sociedad civil local. He trabajado en un fondo comunitario de la sociedad global por más de 10 años, y hemos sido muy determinados a la hora de construir pruebas que demuestran que nuestro modelo de desarrollo funciona. Hemos ido tejiendo una narrativa desde el principio y, aún así, en general hemos sido casi enteramente invisibles. Por otro lado, la palabra filantropía no se percibe como suficientemente “activista”, por lo que se trata de un problema de lenguaje. Yo diría que la idea de desarrollo de activos por parte de la gente es muy poderosa. Por otro lado, creo que hay una gran pregunta que las grandes ONG realmente tendrían que hacerse sobre si realmente quieren o no renunciar al poder. Lo veo con demasiada frecuencia: tenemos socios en todo el mundo que están haciendo un gran trabajo y, luego, sus empleados acaban siendo reclutados por ONG internacionales, porque pueden pagar más. Es casi un proceso extractivo.

FB: Sí, y no ocurre al revés. Mi última pregunta sería entonces: ¿cuál crees que será el mensaje final de esta conferencia? ¿Qué te gustaría transmitir? Después de haber tenido 360 personas trabajando juntas durante 2 días, y de todo el esfuerzo, ¿crees que es demasiado pronto para una conclusión, para una visión de resultados?

JH: Sabes, mi organización tiene un gran nombre, pero somos sólo 3 empleados. Por lo tanto, operamos de una manera que es compartida por muchos de nuestros socios: hacemos mucho con muy poco. Espero que una cosa que hemos conseguido haya sido demostrar el poder que tiene el poder en red. No se trata de grandes instituciones. Hay un poder, un apetito, y de repente nos hemos movido de las sombras a la luz. Creo que todavía hay un largo camino por recorrer. Escalamos lo que pensábamos que era una montaña y resultó ser una pequeña colina. Todavía hay montañas para subir. Pero también creo que ahora es el momento, que hay una convergencia entre los donantes que buscan hacer las cosas más efectivamente, hay una emergencia de la filantropía privada, hay un liderazgo intelectual, de ideas, en este campo, y nunca habíamos estado en este punto antes. Por lo tanto, ahora depende de nosotros, colectivamente, llevar esto adelante. Pero sólo si podemos cambiar el poder, “shift the power”. Si lo conseguimos, entonces podremos hacer algunos cambios, pero esa es la próxima colina empinada que tenemos por delante.

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