
El Festival del Sol y las Mareas, 2013. Wikicommons/Fernando imenez Brix. Algunos derechos reservados.
En el ciclo post electoral, Podemos se enfrenta al desafío de encontrar la estructura, el liderazgo y la estrategia adecuados para articular con éxito un nuevo papel como partido. Esta semana, entre el 4 y el 11 de febrero, se ha pedido a casi 500.000 miembros del partido que lean, debatan y emitan su voto sobre las diversas propuestas, una decisión colectiva de importancia crucial para determinar el futuro del partido, tal vez durante los próximos años. Esta serie especial contextualiza, a través de una serie de breves declaraciones personales, el voto y el próximo congreso del partido en términos de visiones competitivas de cambio social y político, articulando las ideas, estrategias y modelos de organización en conflicto que sustentan las principales propuestas.
El Futuro de Podemos
Por Emilia Sanchez-Pantoja
El 15M sacó a la gente a las plazas para exigir decencia a sus gobernantes y más democracia. Un movimiento que no pidió excluir a nadie más que a los corruptos, no optó por la violencia, el racismo o el machismo. Fue un movimiento transversal con el que simpatizó más del 70% de la población. Podemos supo leer la indignación social y aprovechar la brecha abierta en el sistema de partidos tradicionales, pateando el tablero para enfrentar a “los de abajo” con una “casta” acomodada y muchas veces corrupta.
Podemos ha alcanzado en dos años el apoyo del 20% de la población con una propuesta nueva, moderna, diferenciada de la política tradicional y que habla de futuro frente a quienes representan el pasado. Ha crecido rápido, pero cosecha el índice de rechazo más alto entre el resto del electorado (52% según el CIS). Mujeres con hijos y personas mayores todavía no confían en Podemos. Para seguir creciendo, podemos afronta dos retos:
El primero es seducir a las que faltan sin perder a los ya convencidos. Podemos no puede renunciar al enfrentamiento con las élites porque es una parte fundamental de su identidad. Pero la contundencia con la que se denuncia la corrupción o la austeridad no puede traducirse en agresividad: contundencia no es violencia. Podemos, por suerte para nuestra democracia, representa lo contrario que Trump. Frente al machismo, racismo, xenofobia o cualquier otro tipo de exclusión social, el objetivo de Podemos es tejer una alianza desde abajo que sirva de red para que nadie quede atrás.
El segundo reto es representar mejor la diversidad. Los dirigentes de Podemos representan bien a los jóvenes indignados, con un perfil marcadamente joven, masculino, culto, activista, que abusa del lenguaje bélico en su discurso político, un perfil que, sin embargo, aleja a los nuevos electores sin los que el cambio que Podemos promete no será posible. Mujeres como Carmena, Oltra o Colau gobiernan las principales instituciones de España y Podemos cuenta con personas reconocidas como el juez Yllanes o Julio Rodríguez, pero no entre sus dirigentes más mediáticos. Un Podemos más diverso, intergeneracional, descentralizado, más transversal, más feminizado, un Podemos que se parezca más a España, será capaz de vencer el miedo y el rechazo para poder ganar. El reto ahora es representar a la mayoría.
Ya nadie se toma en serio a las democracias occidentales
Por Kiko Garrido
Decía Tariq Ali hace apenas un año en una entrevista. Hoy, con Trump en la Casa Blanca, la pregunta que debemos hacernos es si nuestros gobernantes se toman en serio a la ciudadanía. El “extremocentrismo” se ha revelado como el instrumento de las grandes transnacionales para hacer que sus negocios sean más lucrativos, y esta evidencia ha hecho que, a derecha e izquierda de esta amalgama, aparezcan partidos por toda Europa. En el Estado español, ya por el 2011, la resistencia al extremocentrismo se tradujo en el 15M y los movimientos sociales que surgieron de las plazas en defensa de lo público y de una “democracia real”. PODEMOS es fruto de aquella indignación y recogió muchas de las demandas históricas de esos movimientos sociales.
Ahora UNIDOS PODEMOS tiene presencia en las instituciones y sirve de instrumento para llevar dichas demandas a parlamentos y ayuntamientos, pero este proceso no es un fin en sí mismo, no puede serlo, porque así se estarían institucionalizando los propios movimientos. Para que llegue el cambio social y político es necesario que movimientos sociales y PODEMOS vayan en la misma dirección pero manteniendo la independencia necesaria que les da legitimidad a ambos, entendiendo que ocupan espacios diferentes pero complementarios.
Solo desde el gobierno seremos capaces de abrir las instituciones al control ciudadano como antídoto a la corrupción, y de instaurar mecanismos transversales de participación para lograr una democracia abierta y real. Debemos conformar una mayoría social capaz de impugnar el viejo sistema y a sus élites, una mayoría social sin etiquetas y capaz de aglutinar las luchas de todas y todos.
Como responsable de PODEMOS en una comunidad autónoma pequeña, veo que las zonas rurales van a ser claves en el desarrollo del partido y necesarias para ganar en las instituciones. Nos enfrentamos a unas zonas devastadas por prácticas caciquiles de compra venta de favores, a las que hay que acudir con mucha pedagogía y sobre todo con mucha humildad, preocupándose y haciendo lo que nadie hace: preguntar qué es lo que quieren y qué necesitan, poniendo esta herramienta que es PODEMOS a su disposición.
Vistalegre II: la necesidad de ser prudentemente audaces
Por Marco Arafat Garrido
Saber de dónde venimos para decidir a dónde vamos. Podemos tiene tres corrientes principales caracterizables según sus posiciones ideológica (izquierda-derecha) y de clase (abajo-arriba). “Anticapitalistas” constituye la corriente más izquierdista, posicionada radicalmente con las clases trabajadoras. El sector errejonista, más conservador, ofrece una transversalidad abierta a una pluralidad de sensibilidades ideológicas. El sector pablista juega un rol integrador e intermediador entre ambas corrientes, oscilando estratégicamente según el contexto, desde el viraje conservador de la “máquina de guerra electoral” de Vistalegre I hasta el giro de izquierda a partir de las elecciones del 20 de diciembre de 2015.
Sin embargo, sólo dos corrientes tienen actualmente fuerza para imponer sus tesis. El “populismo constructivista-transversal” de Errejón enfatiza la actividad institucional mediante una retórica de normalización de Podemos dentro del sistema político como “partido del cambio”. Desprende una concepción “idealista” del conflicto social, interpelando a la ciudadanía en base a una estrategia principalmente electoralista de construcción de una identidad común patriótica mediante comunicación discursiva. Su estilo más moderado y plural atrae más a las clases medias, seducidas por un cambio democrático, pero sin “sobresaltos”.
El “populismo de izquierdas” de Pablo enfatiza la necesidad de apoyar la vía electoral e institucional con la lucha en la sociedad civil mediante una retórica “anti-establishment” de impugnación del régimen. Esta visión más política del conflicto social persigue construir una alternativa de gobierno apoyándose más en los movimientos sociales. Su estilo más radical conecta mejor con las clases trabajadoras y populares más castigadas por la crisis y con mayores esperanzas en un cambio más rupturista de modelo socio-económico.
Así, la estrategia errejonista de moderación presenta algunas desventajas comparadas. El miedo político no es una percepción espontánea sino un efecto de relatos hegemónicos construidos por los medios conservadores del régimen para disciplinar a Podemos. La línea roja entre lo aceptable (lo normal), y lo inaceptable (lo peligroso), la dibujan los medios según los intereses de las elites, presentando como peligroso cualquier proyecto que cuestione los intereses de los de arriba. Por ello, ya que carecemos actualmente de los medios comunicativos que posee el régimen, debemos articular la estrategia mediático-electoral con la lucha en la sociedad civil para construir alianzas estratégicas con los movimientos sociales. Ampliando así nuestra base social mientras desarrollamos una función de concienciación, podremos alcanzar una mayoría social y sean los activistas quienes normalicen socialmente el proyecto de Podemos. El “miedo” no lo podemos evitar moderándonos sino apoyándonos en los movimientos sociales que normalicen socialmente una nueva política radicalmente democrática.
Es decisivo pues mantener un equilibrio interno de fuerzas con orientación progresista mientras ampliamos nuestra base de apoyo social. Una excesiva radicalización a destiempo podría espantar a las clases medias, históricamente más oscilantes en los procesos democráticos según sus intereses propios. Una excesiva moderación podría impacientar a las clases populares y trabajadoras, con función histórica de liderazgo democrático, que podrían buscar amparo en otras organizaciones que canalizaran sus aspiraciones de democratización socio-económica.
Aunque nadie es imprescindible, hay liderazgos más prescindibles que otros. Hoy el liderazgo menos prescindible es el de Pablo, como puente político-ideológico entre los sectores errejonista y anticapitalista y sostén de la diversidad desde la unidad. Cohesiona un Podemos que aspira a construir la unidad popular para profundizar la democracia, la alianza estratégica de una mayoría social integradora de las clases medias, liderada por las clases trabajadoras en defensa de sus intereses comunes contra las elites. Los de abajo contra los de arriba. Mientras los momentos de normalidad requieren prudencia, los momentos excepcionales requieren audacia. Seamos “prudentemente audaces” porque sólo unidos podemos lograr el cambio.
Un Podemos en Movimiento
Por Eloy Medina Martín
De ninguna manera podemos olvidar jamás porqué estamos aquí y a quiénes debemos defender, es por eso que una de las tareas que tiene que tener presente Podemos es mantener una lucha constante en las instituciones además de recordar de dónde venimos, que son las plazas y las calles.
En el documento político de Podemos en Movimiento queremos ante todo mantener viva esa lucha mediante el análisis claro de cuáles son nuestros problemas, cómo abordarlos y las posibles soluciones que tenemos que llevar a cabo, mediante los distintos espacios políticos existentes. Los proyectos, de esta manera cogen la fuerza clave para representar y articular en manos de la gente, sin centrarnos exclusivamente en las distintas personalidades visibles.
La situación política actual tanto internacional como estatal, ha sido causa y efecto de los problemas existentes. Al igual que una quimera moribunda, el capitalismo y las élites se han encargado de defender un sistema creado por ellos, donde muchos mantienen el estilo de vida de unos pocos. Es por eso que han usado todos los medios a su alcance para que la crisis del 2008 fuera la chispa catalizadora de la mentira al pueblo, aumentando así las diferencias entre las distintas clases sociales de manera abismal.
En Podemos en Movimiento tenemos claro que debemos de ser un contrapoder y una oposición social actuando como alternativa de gobierno. Hay un vacío político actual en el contrapeso al poder establecido, debido a la fagocitosis del sistema de quienes tendrían que haber luchado por el pueblo, y han pasado finalmente a ser parte de él; sin embargo, no las bases de los distintos partidos que a menudo se ven mal reflejados y no representados por aquellos por quienes apostaron. Esa nueva oposición puede nutrirse mediante unidades populares abiertas, basadas y atadas a un proyecto firme de cambio real del sistema, donde se puedan solucionar los problemas de la ciudadanía que cada vez aumentan más y no se hace nada para repararlos. Podemos, con la fuerza en sus bases, es sin duda una herramienta capaz de hacer eso y más.
De esta manera, queremos un Podemos autónomo de las instituciones y del régimen, que sea alternativo, valiente, que se enfrente al bipartidismo y a las élites económicas sin miedo alguno. Un Podemos radicalmente democrático, feminista y ecologista, nutriéndose además de las mareas, los movimientos sociales y las organizaciones de la sociedad civil. Esto ayuda a crear un Podemos inclusivo que facilita entrelazar alianzas en los distintos espacios de intervención, contribuyendo a formar un bloque social amplio. En definitiva y como solemos decir, queremos un Podemos en Movimiento.
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