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Mirada a Podemos/Día 4: ¿Qué estrategias de comunicación son adecuadas para este nuevo ciclo post-electoral

¿Qué viene después de la "máquina de guerra electoral"? Estrategias de comunicación para el ciclo post electoral. English

Guillermo Fernández Vázquez Miguel Álvarez-Peralta José Luis Villacañas
10 febrero 2017
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Pablo Iglesias, líder del partido Unidos Podemos, tras los resultados de las elecciones nacionales en la plaza Reina Sofía, Madrid, España, 26 de junio de 2016. Jiménez Rodrigo / Asociación de Prensa. Todos los derechos reservados.

En el ciclo post electoral, Podemos se enfrenta al desafío de encontrar la estructura, el liderazgo y la estrategia adecuados para articular con éxito un nuevo papel como partido. Esta semana, entre el 4 y el 11 de febrero, se ha pedido a casi 500.000 miembros del partido que lean, debatan y emitan su voto sobre las diversas propuestas, una decisión colectiva de importancia crucial para determinar el futuro del partido, tal vez durante los próximos años. Esta serie especial contextualiza, a través de una serie de breves declaraciones personales, el voto y el próximo congreso del partido en términos de visiones competitivas de cambio social y político, articulando las ideas, estrategias y modelos de organización en conflicto que sustentan las principales propuestas.

“Los nadie” en Podemos

Por Guillermo Fernández Vázquez

Abundan últimamente en Podemos las referencias a “los nadie”, “los abandonados”, “los sin-nada”, hasta el punto de que estas categorías pueden convertirse en uno de los ejes sobre los que pivote la futura propuesta de identidad del partido.

Se trata de una categoría discursiva con un innegable potencial movilizador en la medida en que permite, por un lado, reunir en torno a un nombre una multitud de personas que se sienten “olvidadas”, “marginadas”, “dejadas de lado” o, como mínimo, “poco tenidas en cuenta”; y, por otro lado, politiza un sentimiento de abandono, un dolor, una sensación de desistimiento. Ser el partido de “los nadie” es proponerse como el partido “de los de afuera” contra “los de adentro”.

No es extraño que quienes defienden esta propuesta se apoyen en otras experiencias internacionales. Es el caso de Donald Trump y del UKIP. Y es el caso también del Frente Nacional de Marine Le Pen quien, aconsejada por Florian Philippot, ha hecho del significante “los olvidados” a la vez un espacio de interpelación para diferentes categorías sociales de franceses y una configuración de sentido. Funciona como punto de encuentro en el que se reconocen y moldean subjetividades políticas de procedencias muy diversas. 

No obstante, el éxito de esta estrategia discursiva en otros partidos europeos no tiene tanto que ver con el nombre empleado ni con el contexto en el que se enuncia, sino fundamentalmente con su relación con el relato general que tales partidos proponen; esto es, con su función dentro de un sistema  de sentido. Para que “los olvidados” o “los nadie” logren interpelar a una multitud heterogénea de personas no basta con nombrarlos sino que deben ser inscritos en enunciados que expresen una propuesta de identidad abierta que haga del “ni de derechas ni de izquierdas” una realidad creíble que aspire a patrimonializar los significantes ganadores que rigen la vida discursiva de una comunidad política y que, al mismo tiempo, articule uno de los sentimientos políticos por excelencia según Spinoza: la esperanza.

Podemos, política mediática y regulación de medios

Por Miguel Álvarez-Peralta

Muchos de nuestros amigos en el extranjero nos preguntan con interés por el tipo de políticas mediáticas que proponemos para la reorganización y democratización del espacio mediático en España. Algunos preguntan cómo vamos a desmontar el duopolio televisivo, como afrontar un sistema de prensa que se ha aproximado excesivamente al poder político y económico. Ese establishment que ha hecho de España probablemente el país más corrupto de Europa, lo que alimentó la explosión del movimiento 15M y posteriormente el nacimiento de Podemos. Estas son exactamente las mismas preguntas que los medios de derechas y pro-status quo nos preguntan cuando nos entrevistan. Es exactamente el terreno donde las fuerzas contrarias al cambio quieren vernos, el tema del que quieren que hablemos.

Pese a que es definitivamente antidemocrático, hubiera sido un error de Podemos confrontar directamente con el oligopolio mediático privado. Nos están pintando en ese ropaje aunque no lo hayamos llevado. Claro que sabemos acerca de la economía política de medios. No solo sobre el proceso de financiarización y globalización de su estructura económica (ahora en manos de los bancos a través de la deuda, la publicidad y la propiedad directa) y sobre las consecuencias de la precarización del periodista. También somos muy conscientes de la tremenda influencia en la construcción social de lo político y de sus complejas y contradictorias estrategias discursivas en este campo de batalla simbólica. Precisamente por eso no conviene confrontar con los medios, sino en los medios. No miramos a los medios sólo como un arma en manos de las grandes corporaciones, sino también como el terreno de juego donde se disputan y establecen los sentidos, connotaciones, metáforas y narrativas sociales.

En lo referente a la regulación mediática, nuestro programa se ha focalizado en cinco ítems: 1) Una reforma para traer independencia, transparencia, pluralismo y participación social al sistema de medios públicos (hay muchas denuncias internacionales de control político por parte del PP); 2) Medidas específicas para proteger los derechos profesionales de los periodistas y empoderarles frente a las presiones internas de sus propias empresas; 3) Reconocimiento y apoyo al tercer sector (medios comunitarios sin ánimo de lucro); 4) Apoyo a proyectos cooperativos donde periodistas y lectores sean los principales propietarios del medio, lo que garantiza la independencia y promueve el pluralismo. 5) Criterios objetivos pluralistas y transparentes para la asignación de publicidad institucional y licencias audiovisuales, que han sido usadas para sesgar el espectro mediático en el pasado reciente.

En conclusión, la política contemporánea está mediada por los medios de masas, pero es fundamental sincronizar las dinámicas diversas entre los jugadores que participan en juego semiótico aunque el terreno esté inclinado, y nosotros los expertos que debatimos cómo generar un terreno más equilibrado y unas reglas más justas para la continuación del partido.

El Futuro de Podemos

Por José Luis Villacañas

La reflexión sobre la evolución de Podemos depende de la posición que se adopte acerca de la interpretación del retroceso electoral que se produjo en la elección del 26 de junio pasado, y que significó una clara decepción respecto de la eficacia de la máquina electoral, por una parte, y la guerra relámpago en la conquista de posiciones con una estrategia firme. Un retroceso electoral obliga a un replanteamiento de las estrategias. Pero sobre todo impone un diagnóstico sobre los fallos. Respecto de este asunto hay dos relatos.

El primero dice que el retroceso electoral estuvo causado fundamentalmente por la moderación del mensaje de la campaña electoral y por tanto se culpabiliza al director de campaña por no saber atraer al electorado de izquierdas. La clave de esta acusación sería que con esa moderación se desactivaba el pacto con IU y se impedía a los militantes de este conjunto de fuerzas fidelizar su voto a Unidos-Podemos. Ese relato tendría como consecuencia recuperar ese electorado mediante una radicalización del discurso.

El segundo relato dice que los errores vinieron del Secretario General, y que consistieron primero en la declaración pública de entrar en el Gobierno con diversas carteras y con los principales centros de decisiones y de poder en manos de Podemos. Como esta oferta estaba diseñada para ser rechazada, se escenificó el rechazo con manifestaciones de sonora hostilidad al PSOE. Como se vio que estas actuaciones llevaban a un descenso en las encuestas, se intentó corregir el error facilitando el pacto con IU, pues toda la estrategia implicaba la aspiración a la superación del PSOE en las siguientes elecciones.

Este uso instrumental de IU fue respondido por una gran parte de su electorado y militancia con una masiva desafección, que aumentó por la abstención de aquellos anteriores votantes de Podemos que no deseaban una unidad tan fuerte con IU. El pronóstico de este relato dice que si se sigue por este camino, Podemos será identificado como una nueva IU y estará condenado a ocupar su lugar marginal en el sistema político español.

Lo que no se observa con claridad es la posibilidad de un relato y de un diagnóstico integradores y unitarios. Por tanto, el futuro de Podemos resulta completamente comprometido como unidad política.

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