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Moro contra Lula: operación Cosa Nostra en Brasil

Moro contra Lula: Todo el mundo sabía lo que todo el mundo sabía. Pero ahora todos pasamos de las convicciones a las pruebas.

Jean Wyllys
12 junio 2019, 12.01am
Manifestación en apoyo a la operación Lava Jato y contra el ex presidente Luiz Inacio Lula en Sao Paulo, Brasil, el 7 de abril de 2019. Foto: Cris Faga/SIPA USA/PA Images. Todos los derechos reservados.

Las revelaciones de The Intercept Brasil que sacudieron las redes sociales el domingo 9 de Junio y dejaron el escenario político, jurídico y periodístico entre la explosión de indignación y el silencio estupefacto, demuestran, con pruebas incontestables, lo que todos los actores de estas tres esferas ya sabían.

El actual Ministro de la Justicia de Bolsonaro y ex juez federal de Curitiba, Sergio Moro, ha cruzado los límites de la legalidad, de la ética y de la moral al llevar a cabo, junto al fiscal del Ministerio Público Federal, Deltan Dallagnol, operaciones fraudulentas y juicios corrompidos. Ambos coodinaron el juicio y la acusación, ejecutando un guión preestablecido para impulsar el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff y, sobre todo, para encarcelar al ex presidente Lula.

Es decir, Moro, Dallagnol y otros miembros de la operación Lava Jato actuaron como mafiosos para intentar destruir el Partido de los Trabajadores (PT) y, además, llenarse los bolsillos de dinero a través de discursos dirigidos a la mitad idiotizada y antipetista de la clase media y a los plutócratas hipócritas del eje Río-Curitiba-São Paulo (sin contar el fondo privado que querían crear con el dinero de Petrobras y que pretendían administrar ellos mismos). ¡Una operación Cosa Nostra!

Además de afirmar que las denuncias sólo están empezando, el editor de The Intercept Brasil, Glenn Greenwald, ya ha informado que, no sólo para garantizar el acceso de los periodistas a la información, sino también como una forma de prevenir las amenazas y ataques a su personal y sus periodistas, el archivo con las pruebas de los crímenes perpetrados por los protagonistas de la Operación Lava Jato se encuentra en un lugar seguro. Es "uno de los mayores de la historia del periodismo". Contiene "secretos explosivos" en chats, audios, videos, fotos y documentos sobre Deltan Dallagnol, Sergio Moro y "muchas facciones poderosas".

Las conversaciones entre Moro y Dallagnol demuestran que el actual ministro de Justicia se ha entrometido en el trabajo del Ministerio Público. Y eso no es sólo una cuestión de ética: es también una cuestión de legalidad.

La utilización del término "facciones" por parte del periodista Glenn Greenwald, galardonado con un Pulitzer, no es casualidad. Y no deja de ser irónico que, después de Dallagnol, él también se haya referido a la operación Lava Jato como "la punta de un iceberg". El editor de The Intercept Brasil se ha sumergido en las profundidades del caso y ha descubierto el tamaño del iceberg Lava Jato y el peligro que éste representa para la democracia brasileña, ya herida de muerte por el fiscal.

La demora por parte de los medios comerciales en reportar la información de The Intercept Brasil era comprensible. La farsa de Moro, Dallagnol y demás miembros de la Lava Jato no habría llegado tan lejos – al punto de que Brasil elegiese como presidente de la República un fascista que lleva al país a la bancarrota – si la mayor parte de la prensa comercial no fuera tan antipetista, ni tan partidaria.

Hasta las 22.30 del domingo 9 de Junio esas cabeceras de la prensa comercial que permanecieron en silencio parecían no poder reaccionar: estaban sin palabras, argumentos, marcos y líneas narrativas que "explicasen y "justificasen" esa operación mafiosa de la Lava Jato, a la que sirvieron de tribuna acrítica. En realidad, estaban esperando que los implicados en el escándalo les proporcionaran la argumentación. Y ellos no fallaron, aunque lo hicieran de manera nada convincente.

El programa Fantástico – el autodenominado “show de la vida” – fue el primero en adoptar una de las perspectivas sobre los crímenes de Lava Jato revelados por The Intercept Brasil que dividieron la prensa comercial brasileña (y a las que me referiré más abajo):

"Abogados entrevistados por el Fantástico no ven ilegalidad, sólo desvíos éticos en la instrucción del ex juez". Se trataba del Show de la Vida, con sus abogados de siempre, siempre dispuestos a decir lo que el Fantástico quiere que ellos digan, empezando a promover la narrativa de que Moro no es un criminal, sino sólo "antiético".

Esta vez no, ¡Show de la Vida! La independencia entre los actores del debido proceso legal es la base de lo que llamamos Justicia. Y sus abogados lo saben y, si niegan ese principio, son incompetentes o deshonestos intelectualmente.

La Constitución Brasileña y el Código Penal son claros, sin ninguna ambigüedad, en afirmar que las figuras del acusador y del juzgador no pueden mezclarse; que corresponde al juez analizar de manera imparcial las alegaciones de la acusación y de la defensa, sin interés en cuál será el resultado del proceso. "Las conversaciones entre Moro y Dallagnol – reveladas por The Intercept Brasil – demuestran que el actual ministro de Justicia se ha metido en el trabajo del Ministerio Público (lo que está prohibido, bajo pena de convertir todas sus actuaciones en nulas), actuando informalmente como un asesor de la acusación. Y eso no es sólo una cuestión de ética: es también una cuestión de legalidad.

El intento de descalificar la denuncia es un síntoma de desesperación, ya que el asunto sólo está empezando. Nueva información está saliendo a la luz. ¡Más vale que el ministro ya se vaya preparando!

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Ministro de Justicia, Sérgio Moro, durante un testimonio en la comisión de reforma del Código de Procedimiento Penal en Brasilia, Brasil. 30 de marzo de 2017. PT Brasil/Wikimedia commons. Todos los derechos reservados.

Como he dicho más arriba, la prensa ya se divide en dos narrativas, dado su nivel de independencia o de apoyo a la colusión de Lava Jato: las relevaciones de The Intercept están siendo tratadas tanto como un "crimen" – con críticas a las supuestas acciones de hackers, pero ignorando la conducta ilegal, inmoral y antiética de los protagonistas de Lava Jato, (que es la narrativa de Globo, Estadão, Joven Pan y, por supuesto, de los propios Sergio Moro y Deltan Dallagnol)— cuanto como un asunto de "interés público", en que las acciones de los hackers se vuelven algo irrelevante ante el hecho escandaloso de un juez, un procurador y otros funcionarios públicos actuando como una mafia para derrocar a una presidenta democráticamente elegida, arrestar a un ex presidente sin pruebas, e intervenir en los resultados de una elección que se avecinaba (esa narrativa correcta, porque es coherente, es la de The Intercept Brasil, de Folha de S. Paulo, de la prensa internacional, de prestigiosos juristas y de la mayoría de las redes sociales).

Pero, ¿qué moral tiene la Red Globo para adoptar esa línea argumental si transformó en noticia un audio obtenido ilegalmente de forma criminal por los miembros de Lava Jato?

Si en ese momento el argumento del Jornal Nacional y del Ministerio Público Federal (MPF) era, para citar al propio Dallagnol, la primacía del interés público sobre la privacidad, ¿por qué ahora el interés público debería someterse al derecho a la privacidad de funcionarios públicos que actúan como mafiosos?

Mientras intenta descalificar la gravedad de los delitos documentados, el ministro Moro usa su conocido canal de filtración selectivo - el Antagonista - para hacer su débil intento de defensa. Entre el cinismo y el miedo, creo que Moro está asustado. El intento de descalificar la denuncia es un síntoma de desesperación, ya que Glenn Greenwald anunció que el asunto sólo está empezando. Nueva información está saliendo a la luz. ¡Más vale que el ministro ya se vaya preparando!

Dallagnol va más allá en su cinismo: "Los fiscales de Lava Jato no van a rendirse a la intrusión inmoral e ilegal, a la extorsión o al intento de exponer y desvirtuar sus vidas personales y profesionales", escribió en su perfil en Twitter.

¿Puede haber declaración más canalla que esa? Inmoral es Dallagnol. Ilegal es lo que hizo. Exponer y desvirtuar vidas profesionales fueron los verbos más practicados por Lava Jato contra personas, muchas de las cuales vieron ignoradas sus alegaciones de defensa, como es el caso de Lula.

La operación Lava Jato – que hace tiempo que venía dando señales de funcionar como una mafia – empezó por fin a desmoronarse

Para quien obtuvo y divulgó ilegalmente los audios de la conversación entre la presidenta Dilma y Lula durante las investigaciones y en vísperas del proceso de impeachment, lloriquear en Twitter sobre la fuga de un coloso mafioso es, por lo menos, de un cinismo canalla. Y eso si de hecho se trata de hackers, ya que la información puede haber sido entregada a The Intercept por alguien de dentro de la organización mafiosa.

Sobre el supuesto "crimen" cometido por esa fuente, Glenn Greenwald cita, en su defensa, al propio Deltan Dallagnol cuando éste buscó justificar el crimen de obtener e ilegalmente hacer públicos los audios de una presidenta de la República: "En el conflicto entre el derecho a la información respecto a un crimen grave y el derecho a la privacidad, gana el interés público ". ¡Entonces Greenwald está en lo cierto!

Por fin, perfiles de bolsonaristas, perfiles falsos y los robots ya iniciaron sus ataques en forma de insultos a The Intercept Brasil y a todos los perfiles que están reportando la colusión de Lava Jato contra Lula. Además de insultos, los robots y los bolsonaristas recurren a las fake news y a las teorías conspiratorias para intentar intimidar al portal de noticias y a personas públicas que exigen explicaciones a Dallagnol y a Sergio Moro sobre su colusión para perjudicar al ex presidente.

Sólo que, esta vez, los bolsonaristas imbéciles y/o mentirosos y los robots, con sus ataques orquestados, están en la peor posición. La espiral del silencio no ha girado a favor de sus fake news y amenazas. El hashtag #VazaJato se ha situado en los Trending Topics de Twitter desde que estalló el escándalo.

La operación Lava Jato – que hace tiempo que venía dando señales de funcionar como una mafia – empezó por fin a desmoronarse. Su actuación fue fundamental para la ascensión del fascismo bolsonarista, tanto, que Moro se convirtió en su ministro de la Justicia. Por eso, el ecosistema a favor del fascista, que actúa en la superficie y en las alcantarillas de las redes sociales, comenzó incluso a moverse en defensa de los crímenes de Lava Jato y a intentar intimidar a quienes los están reportando. Pero ese ecosistema está perdiendo. #VazaJato

Este artículo fue publicado previamente por UOL Notícias. Lea el contenido original en portugués aquí.

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