Francesc Badia: ¿Son las manifestaciones en Ecuador un “déjà vu” para los haitianos? El aumento de los precios del combustible en julio de 2018 desencadenó un ciclo de protestas que aún continúan hoy en día. Pero más allá del precio de los carburantes, ¿se concentran las protestas en exigir la renuncia del presidente por los escándalos de corrupción? ¿Cuáles son los elementos clave de estas protestas?
Nixon Boumba: Los acontecimientos en Ecuador, y lo que ha estado sucediendo en Haití durante años reflejan la voluntad y la necesidad de un cambio de paradigma que está llevando a la gente a protestar.
En julio de 2018 se iniciaron movilizaciones en Haití por el aumento de los precios de la gasolina (al mismo nivel que en Ecuador) y también bajo la misma presión del FMI, que exige que se recorten los subsidios a los precios de la gasolina. Se trata, en efecto, de movilizaciones muy fuertes.
En Haití, recientemente el país estuvo totalmente bloqueado durante cuatro días y el presidente incluso desaparece durante tres días a la semana porque ya no puede viajar por la ciudad. La solicitud de salida del Presidente por corrupción y su comportamiento hacia Venezuela (firmó un acuerdo con PDVSA, la petrolera estatal venezolana), y las desigualdades sociales también son factores muy importantes para las protestas.
La cuestión fundamental no es sólo echar al Presidente –que acumula muchos casos de corrupción, que tiene contactos con narcotraficantes, que ha contribuido a la "gangsterización" de la sociedad– sino que se trata de cambiar el sistema.
Este es un tema muy importante, pero complicado, porque el sistema en Haití está dirigido por un Estado represivo. Tenemos a toda una nación en contra de ese Estado, especialmente en el sentido de que el gobierno maneja sus propias conexiones con el resto de sus contrapartes en la región, en Europa o en los Estados Unidos, pero no se ocupa de los haitianos.
Todo esto está ocurriendo a diez años de los terremotos que devastaron el país y muy pocas personas pueden decir dónde ha ido a parar la enorme cantidad de dinero que llegó de donantes extranjeros para la reconstrucción del país. Pero desde septiembre de 2018, la pregunta es: ¿dónde está el dinero de PetroCaribe, la empresa petrolera estatal haitiana?
El pueblo ahora desafía y desafía al Estado, a la burguesía y a la comunidad internacional, que se comporta como una comunidad colonial. Estamos atravesando una larga crisis porque ha habido capacidad de reacción de la gente y su voluntad de responder a los problemas que han surgido. Las cuestiones que se plantean son las de la justicia y la igualdad social, la necesidad de poner fin a este Estado depredador, la necesidad de poner fin a la injerencia internacional y la necesidad de que el pueblo se encargue de tener un futuro fuera de esta injerencia y de esta relación colonial.
Desde el 2010 y desde el desastre de la gasolina, ha habido muchos cambios en el país –con el terremoto y sus devastadoras consecuencias cambiamos totalmente el sistema político y democrático. A nivel político, económico y cultural, el desastre fue mucho mayor que el propio terremoto. Fue Hillary Clinton en 2010 quien decidió quién sería presidente. En 2014 también hubo muchas movilizaciones porque la gente ya estaba tomando conciencia y diciendo que ya no queremos estar debajo de la influencia colonial, de Clinton y de Estados Unidos. El 22 de enero hubo una gran manifestación en la que se destruyó parte del centro de Puerto Príncipe, incluido el distrito de Pétion-Ville, donde viven las élites, los ricos y muchos diplomáticos.
El presidente fue elegido con menos de quinientos mil votos, mientras que el número de personas que podían votar era de seis millones. Se donaron 13.000 millones de dólares para la reconstrucción de Haití que no contribuyeron a nada (las condiciones de vida de los haitianos no han mejorado).
Así que, sí, fue el aumento de los precios del combustible, la interferencia del FMI, el enfoque de extrema derecha del presidente y la cuestión del presupuesto lo que causó todas estas movilizaciones.
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