
Patricia Gualinga (izquierda), de la comunidad Sarayaku, durante el Simposio por los Derechos Internacionales de la Naturaleza en Quito, septiembre 2018. Foto: Hugo Pavon/Universidad Andina
La imagen final es la imagen del presente: mientras representantes de pueblos indígenas de distintas partes del planeta celebraban el cierre del Simposio por los Derechos Internacionales de la Naturaleza (Quito, 27-28 de setiembre de 2018) cantando sus canciones tradicionales, el resto del público, la mayoría mestizos y blancos, sacaban fotos y filmaban.
El mensaje era evidente: tras dos días de largas charlas, discusiones y declaraciones en la Universidad Andina en Quito, nosotros los industrializados necesitamos un recuerdo de los que siguen en contacto con la naturaleza.
Un recuerdo que nos lleva a un pasado propio, cuando nosotros – como todos los humanos – manteníamos una relación íntima con la tierra y los espíritus, conscientes de que nuestra sobrevivencia dependía de su protección.
Hoy en día, los industrializados, después de haber creado un sistema abismal de explotación de la naturaleza, queremos volver a reconectar. Aunque sea con una imagen o un vídeo.
Como dijo una joven estudiante de arquitectura durante uno de los paneles del simposio, refiriéndose a los pueblos originarios: “Quiero aprender de ustedes, necesito saber la esencia de lo que estoy haciendo”.
Diez años más tarde
Diez años después de que Ecuador se convirtiera en el primer Estado a nivel mundial en incluir los derechos de la naturaleza en su Constitución, prevalecen los derechos de la industria y del comercio.
Prevalecen el vacío espiritual de los jóvenes urbanos, las frustraciones múltiples de los adultos y la resistencia de parte de los pueblos indígenas. Prevalece la explotación salvaje y sin medida de la naturaleza - no sus derechos.
Frente a los megaproyectos mineros, los monocultivos bananeros y camaroneros y la contaminación petrolera imperantes, el preámbulo de la Constitución ecuatoriana suena bastante cínico: “Nosotras y nosotros, el pueblo soberano del Ecuador celebrando a la naturaleza, la Pacha Mama, de la que somos parte y que es vital para nuestra existencia”.
Y sin embargo: los conceptos del Sumak Kawsay - el Buen Vivir - han movido al planeta. Se ha visibilizado una cosmovisión oprimida, la cosmovisión de los pueblos originarios, y se ha creado un movimiento.
El Buen Vivir ha inspirado a miles de estudiantes, intelectuales, políticos y activistas alrededor del mundo a cambiar algo en su manera de pensar y sus percepciones.
Alberto Acosta, que fue presidente de la Asamblea Constituyente de entonces, sigue dando hoy en día conferencias y charlas sobre el Buen Vivir. Él mismo confiesa que se sorprendió de la repercusión que generó la nueva Constitución ecuatoriana.
Cuando empezamos el proceso sobre los derechos de la naturaleza nos preguntamos si tiene sentido hacerlo jurídicamente. Y dijimos que sí. Sí tiene sentido: para ustedes. Porque, para nosotros, la naturaleza siempre tuvo derechos.
Uno puede estar de acuerdo o no en poner los derechos de la naturaleza en un documento escrito. Pero al parecer nosotros, los industrializados, lo estamos necesitando. Del mismo modo que necesitamos no olvidar lo que distintos oradores en el Simposio destacaron:
Todos somos indígenas
La visión de que todos somos indígenas nos permite acercarnos como seres humanos y también nos hace salir del papel de espectadores.
Nos permite dejar la cámara o el celular y ponernos la camiseta del constructor colectivo. Así los industrializados empiezan a responsabilizarse de sus hechos, dejan de recurrir a sus fotos y vídeos y abandonan la proyección de sus esperanzas de salvación en las acciones de los pueblos originarios.

Diversidad en una fila: Shannon Biggs (Estados Unidos), Casey Camp-Horinek (Nación Ponca, Estados Unidos), Pella Thiel (Suecia), Pablo Solón (Bolivia) y Henny Freitas (Brasil).
“Cuando empezamos el proceso sobre los derechos de la naturaleza nos preguntamos si tiene sentido hacerlo jurídicamente. Y dijimos que sí. Sí tiene sentido: para ustedes. Porque, para nosotros, la naturaleza siempre tuvo derechos. Entonces, si la sociedad occidental necesita entender en base a la jurisprudencia, a leyes, a una constitución, es importante. Es importante, para que la sociedad occidental lo entienda”.
Patricia Gualinga (Ecuador), ex-lideresa de relaciones exteriores del Pueblo Nativo Kichwa de Sarayaku
“Necesitamos una democracia distinta, donde la naturaleza no simplemente sea un objeto exterior, sino un sujeto. Tiene que ser un actor. Eso nos obliga a repensar como estamos inventando la democracia”.
Pablo Solón Estados Unidos), activista social y ambiental, ex-embajador ante las Naciones Unidas
“Lo que amo de mi trabajo es que ahora tod@s estamos en esta sala reunidos y que nuestro trabajo global sobre los derechos de la naturaleza ayuda a la humanidad a reconectar con el mundo natural. Hemos estado muy desconectados dentro de nuestro sistema moderno y yo pienso que eso es una tragedia grande. Esa desconexión de la madre tierra no solo quebró nuestro corazón espiritual, sino que también ha creado un desastre en el experimento humano. Espero que con el movimiento por los derechos de la naturaleza la gente del mundo escuche el liderazgo de los pueblos indígenas, para cambiar nuestras leyes y traernos de vuelta a casa. A la casa de la Madre Tierra, la Pacha Mama, hacía nosotros mismos”.
Osprey Orielle Lake (Estados Unidos), directora de la Red de Acción de la Tierra y el Clima de la Mujer
“Se cumplen 70 años de vigencia de la Carta Universal de los Derechos Humanos en el mundo. Yo les pregunto: ¿Los derechos humanos están completamente desarrollados? ¿Somos felices? Creo que la respuesta es evidente. Entonces, no pidamos que en diez años de una nueva constitución, el mundo o Ecuador cambien de la noche a la mañana. Diez años es poquísimo tiempo desde una lógica jurídica. Yo creo que en estos diez años se avanzó bastante, aunque seguramente no todos están de acuerdo con ese planteamiento. Pero, en lugar de ver el vaso medio vacío, ¿por qué no lo vemos medio lleno?”.
Hugo Echeverría (Ecuador), abogado ambiental, Red Latinoamericana de Ministerio Público Ambiental
“Estamos muy contentos de que un nuevo senador en agosto mencionó, en su primer discurso, los derechos de la naturaleza. Para un país en el que el sistema legal es sumamente estable, se hace difícil establecer nuevas ideas. Esto es muy importante”.
Michelle Maloney (Australia), cofundadora y coordinadora nacional de la Australian Earth Law Alliance
“Tenemos que salir de nuestra zona de confort, lo que el sistema te entrega: una educación que te entrena para trabajar en una gran empresa y no tengas tiempo para hacer nada. Sólo salir de casa, ir a trabajar, regresar, mirar la tele y contemplar la estufa. Y no hacer nada para cambiar esa situación. Quiere esto decir que hay que salirse del empleo que te da platita fija cada fin del mes y experimentar algo nuevo. Experimentar algo que sea positivo para ti, y por lo tanto para la humanidad”.
Henny Freitas (Brasil), periodista, fotógrafa, eco activista, permacultora
“La naturaleza tiene su propia ley de funcionamiento, su forma de vivir, su forma de materializar. No es necesario que nosotros pongamos una ley con derechos. El ser humano es bueno para poner leyes y constituciones ante las instituciones nacionales, pero nadie las respeta. Es bueno hablar y dar conferencias en estos espacios como aquí, pero si la cultura no tiene una experiencia personal en la selva, no podemos explicar cómo la selva está cambiando y como nosotros humanos estamos cambiando. Nuestra lucha no es para defender el derecho de la naturaleza. Nuestra lucha es la transformación que nos está proyectando la naturaleza”.
Manari Ushigua (Ecuador), sanador y líder tradicional de la Nación Sápara
“Si todavía no te has involucrado en este apasionante movimiento, te animo a que te involucres en lo que yo creo que es una transición histórica. Hablamos de un cambio fundamental en como nosotros humanos vemos nuestro rol en el planeta: cambiar de vernos como dominadores y explotadores a contribuir a la salud, la belleza y el bienestar de la comunidad más maravillosa que hemos descubierto”.
Cormac Cullinan (Sudáfrica), director de un bufete de abogados especialista en medio ambiente y negocios ecológicos

Alberto Acosta, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (2007-2008) durante el Simposio. Foto: Hugo Pavon/Universidad Andina
“Importante es la transcendencia de los derechos de la naturaleza. Todos los esfuerzos de conservación están aquí – pero son insuficientes. Todos los esfuerzos que hagamos desde las organizaciones, de la sociedad civil, las ONGs están bien – pero son insuficientes. Todos los esfuerzos que se hacen desde la academia son importantísimos – pero son insuficientes. También puede ser importante participar en las redes sociales – pero no es suficiente. Tenemos que pasar de ser espectadores a ser actores completos en la defensa a los derechos de la naturaleza”.
Alberto Acosta (Ecuador), economista, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (2007-2008)
Hoy en día, ¿a quién sirve la ciencia? ¿La ciencia para quién? Hay demasiada información y demasiado conocimiento. Pero la sabiduría solamente permanece en el corazón y las mentes de los pueblos originarios.
“Los derechos hoy en día no sólo son antropocéntricos, sino androcéntricos. Cuando hablo con mis alumnos sobre la inclusión social les digo: incluimos mujeres, indígenas, afros, niñas y niños, adultos mayores, seres LGBTI y personas rurales. En el artículo 1 de la Constitución de mi país dice: El fin supremo del Estado es la persona humana. Pero, ¿quién es esa persona? ¿Cuál es el paradigma? El hombre blanco, criollo, adulto, heterosexual, sin discapacidad, urbano. Por eso creo que muchas mujeres han planteado un movimiento de resistencia”.
Rocio Silva Santisteban (Perú), profesora universitaria, escritora y periodista en temas de género
“Nosotros, los de Suecia, somos como las estrellas globales de la sustentabilidad. Por eso es un poco difícil cuestionar a la sociedad y al sistema, porque nosotros seguimos creyendo en el gobierno y en general pensamos que estamos en el buen camino. Pero la realidad también es que nosotros tenemos una de las huellas ecológicas más grandes, seguimos cortando nuestros bosques y poniendo plantaciones, seguimos permitiendo la minería, casi sin cobrar impuestos. Somos como una república bananera, quizás peor”.
Pella Thiel (Suecia), co-fundadora y miembro del consejo de la Red de Transición Suecia
“Hoy en día, ¿a quién sirve la ciencia? ¿La ciencia para quién? Hay demasiada información y demasiado conocimiento. Pero la sabiduría solamente permanece en el corazón y las mentes de los pueblos originarios. Por ello creemos que la ley que rige, las leyes de la naturaleza de la Madre Tierra, tienen que estar por encima de cualquier otra ley hecha por los seres humanos. La Madre Tierra es un ser superior y por lo tanto tenemos que transitar de un derecho positivo, de un derecho mercantilista, a un derecho de la vida”.
Mindahi Crescencio Bastida Muñoz (México), director de la Iniciativa Original Caretakers en el Center for Earth Ethics
“Siempre es demasiado pronto para rendirse como movimiento y no se trata siempre de campañas o tema individuales para ganar. A veces ganar es simplemente reconocer haber perdido, como en el caso de Chevron. ¿Qué hemos aprendido en ese proceso? ¿Qué conocimientos hemos compartido? ¿Qué movimiento hemos creado? ¿Tuvimos un buen tiempo juntos? ¿Compartimos el amor por el otro, confiamos en el otro? Este movimiento va más allá. Plantamos árboles, aunque quizá no vamos a poder sentarnos en su sombra. Nuestro tiempo ha llegado ¡Salgamos al mundo y llenémoslo con esperanza, alegría y amor!”.
Maude Barlow (Canadá), presidenta de honor del Consejo de Canadienses y presidenta de la junta de Food and Water Watch
Este artículo fue publicado previamente por lalineadefuego y se puede leer aquí
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