
Florence Schechter (a la derecha) en su exposición “¿Es tu vagina normal?”. Fotografía: Magda Wrzeszcz.Hace dos años, la divulgadora científica y bióloga londinense Florence Schechter hizo un vídeo sobre “los penes más raros del mundo” para su divertido, y a la vez informativo, canal de YouTube.
Lógicamente, el siguiente paso era hacer lo mismo con las vaginas, pero Schechter encontró menos información sobre los órganos sexuales femeninos en comparación. Islandia tiene un museo del pene, el Icelandic Phallological Museum, pero no existe un tal museo en ningún lugar del mundo para las vaginas.
Solo había una manera de enfrentar esta falta de representación de las vaginas para Schechter: hacer su propio museo. Así es cómo ahora dirige un equipo de profesionales para crear el primer Museo de la Vagina en un espacio físico, con cuatro galerías principales: historia, cultura, sociedad y ciencia.
Aún en su fase de lanzamiento, el proyecto está actualmente viajando alrededor de UK por festivales y eventos con una exhibición temporal. La siguiente fase será establecer un museo interino en Londres para, finalmente, abrir el museo permanente en 2032.
Recientemente presentaron su exhibición “¿Es tu vagina normal?” en el Día de la Vagina, un evento organizado por la Biblioteca Feminista de Londres a principios de junio.
Schechter describe el futuro museo como una serie de exposiciones que tratarán diversos temas, desde lo que necesitamos saber sobre nuestra salud sexual, hasta qué ha significado el placer femenino y la reproducción para el ser humano.
“Lo que la gente hará será aprender sobre desestigmatización, sobre nuestra salud y, simplemente, se divertirán porque, ¿por qué no? Las vaginas son divertidas”, me explicó Schechter durante el evento.

También remarcó que el museo, aunque está centrado en las vaginas y las vulvas, no será exclusivamente un “museo para mujeres”.
“Los hombres trans son muy importantes” destacó Schechter. “Las personas que tienen vaginas, pero no se identifican como mujeres lo pasan especialmente mal, por ejemplo, para hacerse un test de cuello de útero, pero están en riesgo como cualquier otra persona con vagina”.
“Las personas que tienen vaginas, pero no se identifican como mujeres lo pasan especialmente mal.”
El Gran Muro de las Vaginas, una escultura hecha con moldes de yeso de vulvas de 400 mujeres por el artista inglés Jamie McCartney, o una exposición sobre El cuento de la criada, la distopía futurista de la autora canadiense Margaret Atwood, son dos ejemplos de lo que los visitantes podrán encontrar en las cuatro galerías del museo.
En las salas sobre historia y sociedad, los asistentes aprenderán sobre cómo la especie humana ha visto (y ve) la sexualidad de las mujeres y cómo de devastador puede ser para una mujer sentir que la sociedad la juzga si habla sobre su cuerpo y sus experiencias sexuales. Las exhibiciones de estas galerías reflejarán cómo el mundo aún se siente incómodo incluso cuando habla sobre vaginas.
“Hace poco una política turca dijo la palabra vagina en el parlamento y fue reprendida por el Primer Ministro. Esta es la gente que está legislando, ni siquiera pueden decir la palabra vagina”, recalcó indignada Schechter.
Una encuesta de 2016 de la organización Eve Appeal en UK descubrió que el 65 % de las mujeres dicen “tener problemas para usar las palabras vagina o vulva”. Esta incomodidad puede tener graves consecuencias para las mujeres.
“Una mujer nos explicó que su amiga se sintió durante años demasiado avergonzada para hacerse un test de cuello de útero, y que cuando por fin fue encontraron que tenía un cáncer en estado avanzado. Era demasiado tarde para hacer algo”, contó Schechter.
Este no es un caso aislado. Según una encuesta reciente de la organización Jo’s Cervical Cancer Trust, un tercio de las mujeres de UK retrasan sus test de cérvix por vergüenza. El cáncer de cuello es el tipo de cáncer más común en mujeres de 35 años o menos y los test pueden prevenir hasta el 75 % de estos casos. “Las mujeres están literalmente muriendo de vergüenza”, advierte Schechter.
“Las mujeres están literalmente muriendo de vergüenza.”
La sala sobre ciencia presentará una explicación detallada y precisa sobre la anatomía de la vulva, esa que nunca tuvimos en las clases de educación sexual del colegio.
“En la escuela apenas recibimos educación sexual y cuando la recibimos es siempre sobre ETS (enfermedades de transmisión sexual) y este tipo de cosas”, aseguró Schechter. “Hay tanto que no sabemos porque es un tema tan estigmatizado, tan tabú”.
La encuesta de Eve Appeal también reveló que la mitad de las mujeres entre 26-35 años eran incapaces de nombrar las partes de la vagina con precisión, lo que refleja esta falta de información.
A lo largo de la historia, las vaginas y vulvas han provocado tabúes sociales, y también una significativa curiosidad. Las exposiciones sobre arte y religión en la sala de cultura mostrarán que las vulvas estuvieron presentes en la pintura prehistórica antes que los penes, así como en las imágenes sagradas de distintas fes.
“Una cosa que siempre preocupa a las religiones son los niños y la reproducción, así que han hablado sobre vaginas más de lo que podrías esperar. En Sudamérica, por ejemplo, hay una imagen de la Virgen María que parece una vulva, en la que la cabeza es el clítoris” explicó Schechter.
Otras organizaciones están luchando también para acabar con esta falta de información sobre la anatomía, sexualidad y salud sexual de las mujeres.

Jo Corrall durante su taller “Esto Es Una Vagina”. Fotografía: Magda Wrzeszcz.Jo Corrall también estuvo en al Biblioteca Feminista de Londres durante el Día de la Vagina. Su proyecto “Esto Es Una Vagina” empezó como una cuenta de Instagram en la que difundir dibujos de vulvas creativos y piezas de arte porque estaban “hartas de ver pollas y huevos garabateados por todas partes”.
Ahora Corrall organiza talleres en los que las mujeres comparten sus experiencias y conversan sobre “la regla, la forma de la vulva o cómo la gente se siente avergonzada sobre el aspecto de sus labios vaginales”, cuenta.
El Día de la Vagina también acogió un debate sobre salud sexual femenina y una taller de creación de cupcakes con forma de vagina, entre otras actividades. El evento se creó para compartir información y conseguir fondos para la biblioteca que estuvo al borde del desahucio hace dos años y continúa luchando por su sostenibilidad.

Cuando le pregunté por qué decidieron organizar el evento, Gail Chester de la biblioteca respondió: “Nos dimos cuenta de que la salud es algo que siempre interesa a las mujeres”. No en vano la biblioteca cuenta con 600 libros sobre este tema.
Espacios como la Biblioteca Feminista o el Museo de la Vagina defienden los derechos, la historia y el conocimiento de las mujeres. Gracias a estos proyectos, y los que están por venir, pronto nadie tendrá que esforzarse para encontrar información sobre las vaginas más increíbles del mundo.
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