Presentamos un resumen de último informe del International Crisis Group sobre Venezuela, titulado: “Venezuela: ¿Hay esperanza después de las negociaciones de Barbados?” Lea el informe completo aquí
¿Qué hay de nuevo? Por el momento, las negociaciones facilitadas por Noruega para poner fin a la contienda por la presidencia han colapsado. Entre tanto, el gobierno del presidente Nicolás Maduro ha forjado un acuerdo con varios partidos opositores minoritarios. Aunada a la decisión de las potencias regionales de definir a Venezuela como una amenaza para la seguridad hemisférica, esto podría dificultar la resolución de la crisis.
¿Por qué es importante? El hecho de que no se haya logrado restablecer la estabilidad política y el bienestar socioeconómico en Venezuela alimenta la peor crisis de refugiados jamás experimentada en América Latina, y podría generar un conflicto interno de baja intensidad, propagar tensiones por toda la región y amenazar con desencadenar enfrentamientos militares con la vecina Colombia.
¿Qué se debería hacer? Los aliados de los dos bandos deberían presionarlos para que dejen de lado su reticencia y vuelvan a la mesa de negociaciones, posiblemente bajo un nuevo formato, donde deberían demostrar la flexibilidad necesaria para alcanzar un acuerdo viable.
Panorama general
Tras siete rondas de negociaciones formales en Oslo y Barbados facilitadas por el gobierno noruego, el diálogo entre los representantes del presidente Nicolás Maduro y la oposición liderada por Juan Guaidó, a quien 58 países, entre ellos EE.UU., actualmente reconocen como presidente en funciones, se vino abajo a mediados de septiembre.
Las negociaciones se habían centrado en una agenda de seis puntos acordada en abril a la cual el gobierno de Maduro tan solo había contribuido un punto: el levantamiento de las sanciones de EE.UU.
Los cinco restantes fueron: el restablecimiento de los controles y contrapesos constitucionales; las condiciones necesarias para que se celebren unas elecciones (lo que para la oposición quiere decir elecciones presidenciales, aunque esto no se enunció explícitamente); los términos de una transición después de Maduro; paz y reconciliación; y garantías postelectorales para ambas partes.
Supuestamente ambas facciones aceptaron, al menos en principio, casi el 80 por ciento de las medidas de acción basadas en esta agenda. Si bien las negociaciones se han suspendido, su reanudación sigue siendo la mayor esperanza para evitar una profundización en el deterioro de la emergencia humanitaria y el riesgo de violencia en Venezuela y sus alrededores.
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