
Antonio Costa, Primer Ministro de Portugal. CC.
Portugal está haciéndose notar por su notable recuperación en los últimos dos años, desafiando a los pesimistas que predijeron que el diablo estaba llegando el momento en que fueron invertidas las políticas prescritas por la Troika y una política expansiva fue adoptada en su lugar.
El gobierno de izquierda que llegó al poder el 2015, ridiculizado por los medios de comunicación como un "chisme", revirtió muchas de las reducciones impuestas por el anterior gobierno de austeridad, que había intentado ir "más allá de la Troika" con consecuencias desastrosas. Bajo la política de la Troika el límite de déficit siempre se excedía, la deuda pública aumentó de un 90% a un 120% del PIB y el desempleo se fue por las nubes.
Curiosamente, esta alternativa de la izquierda, reduciendo la austeridad, y devolviendo los ingresos a la clase media, logró hacer crecer la economía, aumentar los ingresos fiscales, reducir la carga de los beneficios de desempleo y lograr el déficit más bajo en 43 años de democracia. También está disminuyendo la deuda pública por primera vez en muchos años.
¿Fue este un resultado inesperado? No es así, dicen la mayoría de los economistas que siempre afirmaron que las políticas contracíclicas eran la forma de luchar contra una depresión económica, y habían descartado la noción de "austeridad expansionista" como absurda. Después de todo, parece que Keynes tenía razón.
Mientras tanto, persisten las fallas estructurales de la eurozona, que contribuyeron fuertemente a la crisis financiera de Portugal. Para propuestas concretas sobre cómo DiEM25 va a resolverlas, vea nuestro New Deal Europeo.
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