
Pancarta desplegada durante la sesión plenaria final del 8º Foro Mundial del Agua. Brasilia 23 Marzo 2018. Foto: Igor Vieira, Engajamundo.
Desde que asesinaron al periodista ambiental Sávio de Tarso, mi padre, (en enero de este año) no había podido escribir una sola línea sobre nada que no fuese para él. Era incapaz de publicar un solo post en las redes sociales.
Tal vez porque es imposible no quedarse sin palabras ante la absurda injusticia que ha sucedido. Tal vez porque él me inspiró y enseñó a escribir. Tal vez porque la reacción de algunas personas ante la tragedia es salir hacia fuera; la mía aparentemente, es recogerme, y agradecer el cariño de los que están cerca de mí. Pero, en cualquier caso, esta historia está esculpida en mi interior.
Cuando acepté la invitación de Ashoka para estar en la misma mesa que el director general de Nestlé, Mark Schneider, en un evento cerrado previo al 8º Foro Mundial del Agua, celebrado en Brasilia en Marzo de 2018, lo primero que pensé fue llevar a cabo una acción militante, que pusiese en evidencia por lo menos alguna de las muchas contradicciones de esta multinacional.
Pero, a partir de conversaciones con mis compañeros de lucha en Engajamundo y con gente de afuera, entendiendo que no siempre podemos intentar mostrar a la gente de ese nivel la forma en que vemos las profundas transformaciones que son necesarias en el mundo y, por supuesto, inspirada por mi padre, que siempre insistió en el diálogo con las empresas como vía para alcanzar nuestros objetivos, decidí actuar de forma distinta.
Me esforcé por salir de mi zona de confort y escribir un discurso que abriera las mentes y llegara a los corazones de los 150 privilegiados que estarían convocados en aquel evento. Cuando un gran amigo de mi padre apareció ejecutando una pequeña pieza de teatro lambe-lambe que los dos habían creado juntos en la época de la universidad, me emocioné al leer la poesía sobre el agua que la pieza presentaba.
De repente, ya sabía cómo abrir mi discurso y conseguir el confort que necesitaría ante la incomodidad del espacio en que estaría. Me inspiré en Vandana Shiva para hablar sobre el cambio de paradigma y relacionar la desigualdad social con la falta de acceso a los recursos básicos, como el agua (leer en el texto completo aquí).
Cuando el representante de Ashoka Suiza me pidió que le enviara con antelación el discurso para que pudiese "alinearlo con lo que se iba a decir en la mesa", ya que ella también sería ponente, no lo dudé, confiado en los años de colaboración que acumulo con Ashoka Brasil, donde ahora estoy formalmente reconocida como fellow.
A pesar de que mostró su incomodidad, y de haberme propuesto modificar algunos aspectos del texto final, no fue hasta la mañana del evento que ella misma me informó que yo no podría hablar, que el público no era el adecuado para mi "tipo de discurso" y que Nestlé necesitaba blindar a su CEO, porque era nuevo y nadie sabía muy bien cómo podía reaccionar. No podía creer lo que estaba ocurriendo, en un ambiente altamente sensibilizado en Brasil, sólo dos días después del asesinato de Marielle.
Asistí al evento desde la platea, incrédula ante la superficialidad del contenido, en la certeza de que mi discurso iba a desentonar allí. La única persona que permaneció de pie durante todo el evento para denunciar la falta de jóvenes en un debate sobre los jóvenes, fue Izabella Teixeira, ex ministra del medio ambiente, la misma a quien entregué un 'trofeo cara de palo" en la acción militante que realizamos en la cop21, en París.
Aun así, participé en la cena VIP exclusiva para ponentes del evento, y fue allí cuando descubrí, en una conversación en apariencia intrascendente, que el moderador de mesa, Rob Cameron, Director Ejecutivo de SustainAbility - y machista de los que se huelen de lejos – también había leído mi discurso.
¿Quién más lo leyó? ¿Quién dijo que mi discurso no estaba alineado? Hasta hoy no lo sé con certeza. En el choque verbal que tuvimos con el temido CEO, solo nos dio tiempo de comentar que era yo la que debería haber estado en el panel con él y, en respuesta a su pregunta sobre por qué no estuve, sonreí y dije "well… al parecer, yo iba a decir cosas que usted no está acostumbrado a oír!"
Sobre esta cuestión, una de las responsables de Nestlé Brasil dejó clara su preocupación por lo ocurrido, desde el momento en que me preguntó sobre el contenido del discurso en la reunión que hicimos la semana siguiente, en la que confirmó que tampoco sabía de dónde procedía o por qué se había producido la censura.
Avergonzado, el equipo de Ashoka Brasil, que en su mayoría no estaba presente en Brasilia, se disculpó de inmediato, presentándome excusas de todas las formas posibles, y reflexionando sobre cómo este tipo de situaciones impactan en las estructuras de las organizaciones de gran tamaño, por cuanto replantean diversos principios asumidos. El representante de Ashoka Suiza también se disculpó conmigo, y dijo que no había tenido el valor de enfrentarse a cualquiera que fuese la estructura pesada que estaba detrás de este veto.
Y ahí me di cuenta de una gran lección: el valor del coraje. Las instituciones, el gobierno, las empresas – están todas formadas por personas. Ninguna es una caja oscura, cerrada. Y de la misma forma en que en las organizaciones hay personas que cometen errores, también los representantes (o ex representantes) del gobierno, que estaban en el otro lado, asumen sus errores cuando el asunto se da a conocer.
Tampoco en las empresas ocurre algo distinto, y es necesario ahí también (y aquí escucho la voz de mi padre hablando) señalar el camino para que se den cuenta de los errores, y de las soluciones, y que tengan el coraje de incorporarlo.
El sistema puede intentar callarnos, pero, de una manera u otra, tendrá que escucharnos. Gracias por no dejar que esta historia se muera. Gracias a mi padre por estar vivo, en mis palabras, y en mis actitudes.
Pero por el otro lado, la constatación del tamaño del absurdo en el que vivimos - en un sistema profundamente interconectado – se produjo cuando vi que la periodista ambientalista Hannah Carol Amaral no pudo publicar el material en ningún medio tradicional. No quieren admitir que están callando a las mujeres jóvenes en los pocos espacios que se nos abren dentro de ese sistema. Es la censura de la censura: la frustración y la impotencia nos ahogan.
Más que nunca, la vida me mostró que el cambio necesita una mirada sobre el todo. Una semana después, la pancarta que desplegamos en la sesión plenaria final del Foro Mundial del Agua, llena de autoridades, decía: "Somos las voces no escuchadas".
El sistema puede intentar callarnos, pero, de una manera u otra, tendrá que escucharnos. Gracias por no dejar que esta historia se muera. Gracias a mi padre por estar vivo, en mis palabras, y en mis actitudes.
_____
Este texto hace referencia a: http://envolverde.cartacapital.com.br/ambientalista-fo-censurada-no-forum-mundial-da-agua-em-painel-com-nestle/
Lee más
Reciba su correo semanal
Comentarios
Animamos a todo el mundo a que haga comentarios, Por favor, consulte las intrucciones de openDemocracy para comentarios