
Trump versus AMLO: ¿Una nueva escalada en la guerra comercial de los EEUU?
La utilización del debate migratorio como cortina de humo por parte de Trump ante sus problemas internos, junto a los réditos electorales de mano dura con la inmigración, ha desatado una guerra comercial entre EEUU y México que pone en jaque a López Obrador. English

La presidencia de AMLO se caracteriza por una controversia tras otra. Aunque se inauguró solo hace seis meses, ya han habido muchos cambios, llenos de carga simbólica. La conversión del complejo presidencial de Los Pinos en centro cultural abierto al público, viajar en clase turista, un intento de recorte salarial a los funcionarios, y la cancelación de las obras de construcción de un nuevo mega-aeropuerto en Texcoco, sustituido por un proyecto mucho más modesto en la base militar Santa Lucía, son ejemplos llamativos.
Pero el nuevo presidente mantiene una tasa de aprobación del 70% y los mexicanos conservan la esperanza de que AMLO pueda representar el verdadero cambio que el país necesita tras décadas de gobiernos conservadores.
AMLO llegó con la promesa de llevar a cabo la “Cuarta Transformación” de México, en una referencia a tres momentos claves en la historia del país: 1) la independencia, 2) la separación del Estado y la iglesia, y 3) la revolución.
Su deseo de cambiar estructuralmente México y desafiar la institucionalidad que perpetúa la pobreza y la desigualdad extrema no le ha sentado bien a todo el mundo. La oposición y los rivales políticos de AMLO creen que su discurso, en demasiadas ocasiones de corte populista, es manipulador y poco confiable.
Se le critica que esté anclado en el pasado, con una retórica obsoleta y unos referentes caducos, en vez de proyectarse hacia el futuro. Su uso frecuente de la palabra ‘fifí’, término que significa persona conservadora opositora del presidente, descalifica a todo aquél que no está de acuerdo con él. Y esto puede estar afectando la calidad democrática del debate en el país.
AMLO se enfrenta a desafíos externos como el crecimiento de la derecha y la ultra-derecha en la región, una cuestión migratoria, visibilizada en decenas de caravanas de migrantes que se acumulan en la frontera mexicana, y la crisis venezolana que ha dividido la región y relanzado un debate sobre “intervención extranjera” versus “soberanía” que agita muchos fantasmas en América Latina.
La utilización del debate migratorio como cortina de humo por parte de Trump ante sus problemas internos, sumado a la eficacia electoral de un discurso anti-inmigración, ha desatado una potencial guerra comercial entre EEUU y México que pone en jaque la estrategia inicial de López Obrador ante a la continua llegada de migrantes centroamericanos.
Aunque AMLO declaró a la prensa que estas nuevas medidas son una respuesta al secuestro de 22 migrantes en un autobús en Tamaulipas el 12 de marzo, sus críticos creen que sucumbe a la presión de EEUU.
Esto es lo que tienes que saber para entender un conflicto que podría tener un impacto desastroso en la geopolítica de toda la región.
AMLO y la migración: un discurso contradictorio
Cuando fue elegido el año pasado, AMLO declaró que cambiaría la relación entre México y los migrantes centroamericanos de forma drástica, y que les proporcionaría permisos de trabajo a los que decidan tomar la ruta migratoria mexicana, cuyo objetivo último es casi siempre llegar a EEUU.
Sin embargo, en medio de una tensión creciente con el gobierno estadounidense, que ha endurecido notablemente su posición frente a la migración, el presidente cambió su postura radicalmente. Cediendo a la presión, AMLO aclaró la semana pasada que el nuevo sistema para tratar la migración centroamericana será más duro, y que habrá más controles en la frontera sur.
También cambió la emisión del visado de trabajo por un visado de tránsito de 7 días que permite el ingreso a sólo los estados de Chiapas, Campeche, Quintana Roo, Tabasco, y Yucatán, limitando seriamente la ruta migratoria hacia el norte.
Aunque AMLO declaró a la prensa que estas nuevas medidas son una respuesta al secuestro de 22 migrantes en un autobús en Tamaulipas el 12 de marzo y que pretenden garantizar una mayor seguridad a los que cruzan México para llegar a EEUU, sus críticos creen que sucumbe a la presión de EEUU para que endurezca su política migratoria.
Será difícil que la reputación interna de AMLO no se vea afectada negativamente por lo que parece ser una sumisión al poderoso vecino del norte sobre un tema de alta sensibilidad.
Este discurso contradictorio ha hecho que aumente la desconfianza en el presidente, y pone en evidencia que sus principios no son inamovibles y que AMLO está siempre dispuesto a ceder y a comprometer su discurso solidario, ante el uso demagógico y oportunista de la migración que hace Trump.
EEUU versus México: ¿una guerra comercial en ciernes?
Donald Trump afirmó recientemente que EEUU está dispuesto a imponer aranceles en todos los productos mexicanos que entran al país si México no endurece su política migratoria.
México “tiene que hacer más para frenar este ataque, esta invasión a nuestro país”, afirmó Trump. También dijo que, a pesar de las medidas que tome el gobierno mexicano, seguirá adelante con la imposición de aranceles del 5% la próxima semana, que podrán subir gradualmente hasta el 25%. Trump, que sabe que AMLO no tiene la capacidad de detener rápidamente los flujos migratorios hacia EEUU, piensa que la postura del presidente mexicano fue demasiado débil y sólo ha atraído más migrantes a su frontera.
Pero la realidad es que, ante la alta peligrosidad de las rutas que cruzan México, y el alto precio de los coyotes, los migrantes centroamericanos han cambiado de estrategia y se protegen a través de caravanas, lo que aumenta su visibilidad mediática, pero los flujos se mantienen estables, aunque las detenciones en frontera y las deportaciones aumenten desde la llegada de AMLO.
Imponer el 5% de aranceles a México sería una catástrofe económica, pero está en línea con el la retórica proteccionista del “America First” trumpiano. Sin embargo, ante la amenaza de una guerra comercial, AMLO ha adoptado una postura conciliatoria, y ha declarado que está abierto a dialogar con EEUU sobre el plan de aranceles.
Si no encontrara una solución, dice estar dispuesto a acudir a tribunales internacionales para apelar contra las medidas, reafirmando que cree que “podemos llegar a un acuerdo, porque la razón está con nosotros”. En cualquier caso, la crisis es real y su canciller Marcelo Ebrard lleva varios días en Washington y se ha reunido con Pence y con Pompeo para intentar atemperar los ánimos.
A pesar de que dice confiar en que podrá resolver esta disputa, será difícil que la reputación interna de AMLO no se vea afectada negativamente por lo que parece ser una sumisión al poderoso vecino del norte sobre un tema de alta sensibilidad y relevancia nacional. Al fin y al cabo, casi el 38% de los 50 millones de migrantes que viven en EE.UU. son mexicanos, seguidos, muy de lejos, por centroamericanos, con el 6,5%, y China e India, con alrededor de un 5% cada uno.
El impacto económico de una guerra comercial sería devastador para una economía que languidece. AMLO lo sabe, y ha demostrado hasta ahora que sabe decir lo que “el pueblo” quiere escuchar, y luego hacer lo que más le conviene. En este sentido, es un populista clásico. Pero...¿sobrevivirá la tasa de aprobación del 70% de AMLO a esta nueva crisis?
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