
Guerrilleros del ELN. Fotografía: Cortesía de pacifista.tv. Todos los derechos reservados.
Colombia firmó un acuerdo de paz con las FARC en 2016, pero el conflicto armado continua en el país. El Ejército de Liberación Nacional (ELN), actualmente la guerrilla más grande del país, sigue activa y se disputa con diferentes grupos criminales el control de los territorios dejados por las FARC y el acceso a rutas del narcotráfico.
En algunas regiones la violencia ha aumentado y la superficie dedicada al cultivo de coca alcanzó máximos históricos en 2018 – esto a pesar de los esfuerzos de erradicación avanzados por el gobierno.
El ex-presidente Juan Manuel Santos empezó formalmente un proceso de paz con el ELN en 2017. Sin embargo, en 2018 el nuevo presidente, Iván Duque, suspendió las negociaciones, resaltando que los insurgentes persisten con sus actividades criminales. Mientras tanto, el equipo de negociación del ELN espera en Cuba que el gobierno envíe una nueva delegación y declara seguir comprometido con las negociaciones.
Las negociaciones de Santos con el ELN llegaron a su zénit en septiembre del 2017 cuando ambas partes pactaron un cese al fuego bilateral de cuatro meses. Este fue el primero de su tipo desde que el grupo insurgente se creó en los años sesenta y fue ampliamente respetado por ambos lados.
Sin embargo, cuando el periodo llegó a su fin, los insurgentes reanudaron su actividad violenta rápidamente. A partir de enero de 2018 bombardearon oleoductos y atacaron instalaciones militares y estaciones de policía, afectando tanto a la fuerza pública como a la población civil.
El equipo de negociación del ELN espera en Cuba que el gobierno envíe una nueva delegación y declara seguir comprometido con las negociaciones.
Como respuesta Santos suspendió las negociaciones, citando incoherencias entre el discurso de paz del ELN y sus acciones de guerra. Las negociaciones se reanudaron en Cuba en mayo de 2018 con el propósito de forjar una nueva tregua. Aunque hubo algunos avances, los partidos no lograron pactar otro cese de fuego.
¿Negociar con un “grupo terrorista”?
Desde su campaña electoral Iván Duque fue abiertamente crítico de las negociaciones con el ELN. En su discurso inaugural anunció que se tomaría 30 días para evaluar los 17 meses de negociaciones entre el grupo insurgente y el gobierno de Santos para decidir si continuar o no en la mesa.
Estos días caducaron y el futuro de las negociaciones es más incierto que nunca. En septiembre Duque retiró al equipo de negociación de La Habana, sin conformar una nueva delegación. Luego, cuando visitó Nueva York para la Asamblea General de las Naciones Unidas, se refirió a los insurgentes como un grupo terrorista y reafirmó que su gobierno estaría dispuesto a negociar con el ELN solo cuando los insurgentes pongan en libertad a todos sus secuestrados y cesen definitivamente sus actividades criminales.
Esta ha sido la posición de gobierno desde entonces.
En respuesta, el ELN ha declarado públicamente que con esta posición el gobierno de Duque esta dejando ver sus tendencias belicistas y ha pedido apoyo a la comisión de paz creada en el Senado para destrabar las negociaciones.
Los delegados del ELN en la Habana han insinuado que estarían dispuestos a discutir las exigencias de Duque, pero insistieron que cualquier nueva condición se debe negociar formalmente y no puede ser definida unilateralmente por parte del gobierno.
El 18 de diciembre el ELN publicó un tuit que expresaba su deseo de que el año 2019 traiga la paz en Colombia y anunció un cese al fuego unilateral desde el 23 de diciembre hasta el 3 de enero con el objetivo de “aportar a un clima de tranquilidad en la Navidad y el año nuevo.”
¿Qué quieren los colombianos?
La posición tomada por el gobierno parece estar en contravía con lo que quiere la mayoría de los colombianos. El sondeo más reciénte de Gallup (de octubre 2018), que mide las percepciones de los colombianos en las cinco ciudades principales del país, muestra que un 64% de los encuestados cree que se debería reiniciar las negociaciones.
Esta cifra es significativa y resulta de una tendencia creciente que aumentó del 50% en febrero de 2018 y llegó a un máximo de 70% en junio del mismo año.
Una persona no tiene que apoyar o simpatizar con el ELN para creer que el gobierno debería volver a la mesa de negociación
Los que se oponen a las negociaciones han insinuado que solo aquellos que simpatizan con el ELN apoyan las negociaciones con este grupo. Sin embargo, los datos de estos sondeos muestran que no es así.
El 93% de los encuestados tiene una opinión desfavorable del grupo insurgente, lo que supone un importante traslapo con quienes quieren que el gobierno reanude las negociaciones. Esto deja claro que una persona no tiene que apoyar o simpatizar con el ELN para creer que el gobierno debería volver a la mesa de negociación.
Las voces desde los márgenes
Nuestro trabajado de campo en varias regiones de país sugiere que las opiniones y actitudes de quienes viven en las grandes ciudades coinciden con las de aquellos que viven en regiones marginalizadas (donde no suelen llegar los sondeos de opinión) y con alta presencia del ELN.
Los colombianos quieren ver un acuerdo de paz con el ELN en 2019.
Por ejemplo, en Arauca -- departamento con presencia histórica del ELN, un oficial del gobierno comentó que el proceso de paz con las FARC permitió una mayor presencia de las fuerzas armadas en la región y resaltó que en las ultimas elecciones presidenciales no hubo casos de intimidación y que la criminalidad ha bajado en general.
Sin embargo, enfatizó que el ELN se mantiene activo y sigue amenazando la seguridad de las comunidades y que por lo tanto un proceso de paz con este grupo es necesario para garantizar la seguridad en la región. En su opinión, el gobierno debe reiniciar las negociaciones.
A su vez, una líder de la sociedad civil secundó esta opinión. Reconoció que las condiciones de seguridad han mejorado desde la desmovilización de las FARC, pero resaltó que el ELN sigue acosando e intimidando a varias comunidades en las zonas donde ella trabaja.
Los insurgentes siguen reclutando forzosamente y asesinando a miembros de su comunidad. Para ella es claro que las negociaciones no se pueden dilatar más. “…la gente ya está cansada…quiere un proceso de paz con el ELN.” En su opinión, reanudar los diálogos de paz es la clave para alcanzar “una paz completa.”
Duque alcanzó una mayoría en el departamento de Arauca – una muestra más de que los colombianos que quieren que se reanuden las negociaciones no necesariamente simpatizan con la guerrilla.
Las encuestas y los testimonios recogidos en las áreas donde trabajamos son claros en cuanto a lo que quieren los colombianos. Sea en las grandes ciudades o en zonas rurales más marginadas -- incluso en áreas de presencia histórica del ELN –, los colombianos quieren ver un acuerdo de paz con el ELN en 2019.
Cuando decida cuál será su próximo paso, Duque debería tomar en consideración estas opiniones.
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