
#EleccionesArgentina: Elites políticas y polarización
Las próximas elecciones presidenciales de octubre plantean una batalla que trata de romper un molde muy conocido ya en Argentina.

En los años 70 Argentina tenía uno de los índices de pobreza más bajos de América Latina. Sin embargo el escenario hoy es muy diferente. Un país lleno de promesas sufre una crisis socioeconómica interminable provocada por una década de régimen dictatorial militar y años de mal manejo de la economía y de la inmensa riqueza que albergan sus tierras y su gente.
Hoy el 34% de los argentinos vive por debajo de la línea de pobreza, y la inflación interanual estimada es de un 57%, según un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos que bajo el gobierno de Macri ha intentado recuperar su credibilidad después de años de manipulación y de silencios.
Después de 12 años de gobiernos kirchneristas y los 4 Macri, parece que los argentinos quieren un cambio. Los años de proteccionismo económico bajo los Kirchners cerraron la economía argentina al mundo con un intento de incrementar la producción interna que no tuvo el efecto esperado. Para intentar corregirlo, Macri entró en la presidencia en 2015 con la idea de reapertura, que sin embargo tampoco logró poner un fin a la crisis económica y social en el país.
¿Qué está pasando para que la economía argentina no se recupere?
Las próximas elecciones presidenciales de octubre plantean una batalla que trata de romper un molde muy conocido ya en Argentina: las distintas fuerzas ‘peronistas’, término usado para hacer referencia al gobierno más o menos progresista de Juan Perón, contra una alternativa más conservadora, que igualmente se reclama próximo al peronismo de una manera más o menos encubierta.
La familia Kirchner tiene demasiados lazos con la política, y sigue creyendo que puede determinar los resultados de procesos democráticos importantes
Ningún presidente no abiertamente peronista ha sido reelegido en el país desde la vuelta de la democracia en 1983, aunque Macri podría ser el primero: de ahí su aproximación a ese campo político transversal. Por eso, te presentamos algunos datos sobre las próximas elecciones en Argentina para entender lo que podría pasar.
Las élites políticas de siempre, pero menos polarización
La polarización política caracteriza el sistema político en Argentina desde hace décadas, y pocos han podido realmente desafiar a las élites, que reproducen sus posiciones fracturadas en el poder una y otra vez.
La decisión de Cristina Fernández de Kirchner de elegir a Alberto Fernández como el líder de la fórmula peronista presidencial, después de optar por no presentarse ella misma a las elecciones como candidata principal, ha indicado que un giro al centro podría ser posible. Pero ella se mantiene como vicepresidenta, presentándose como garante del progresismo kirchnerista que, a pesar de todos sus fracasos, mantiene un fuerte apoyo popular.
El candidato Fernández ganó notoriedad como ministro en el gobierno de Cristina al oponerse a algunos de los proyectos de leyes más controversiales, como la politización del poder judicial, y los controles sobre la libertad de prensa. Muchos creen que el será una fuerza moderada que equilibrará la posición, siempre altamente ideológica y populista, de Cristina Kirchner.
La fórmula de Macri también sorprende, con la elección del senador Miguel Ángel Pichetto como su candidato para la vicepresidencia. Pichetto tiene una larga trayectoria con el peronismo, y condujo la aprobación de muchas leyes importantes durante el gobierno de Néstor Kirchner. Sin embargo, después de una disputa electoral en la que perdió como candidato a gobernador de Río Negro frente a un candidato considerado más cercano al presidente, Fernández se fue distanciando del partido y formó su propio bloque en el Senado, de corte más centrista.
El plan de gobierno de Fernández propone eliminar el IVA en productos de canasta básica y declarar una emergencia nutricional para abordar la pobreza alimentaria de forma inmediata.
La elección de los candidatos, por tanto, indican que la batalla se da ahora en el campo transversal del peronismo y que la polarización en Argentina podría reducirse con estas elecciones. Parece además que no hay no hay ninguna candidatura que provenga de fuera de los círculos de las élites políticas más poderosas del país, como fue el caso recientemente en Brasil y EEUU.
La familia Kirchner tiene demasiados lazos con la política, y sigue creyendo que puede determinar los resultados de procesos democráticos importantes. Pero Pichetto tiene también una trayectoria política tradicionalista, mientras que Alberto Fernández empezó a trabajar en la política poco después de graduarse de la Universidad de Buenos Aires en 1989. No hay, pues, ningún outsider.
Lo que están diciendo los candidatos
La campaña de Macri hace hincapié en el hecho de que, durante su presidencia, mejoraron las obras públicas y la infraestructura del país ayudó a crear “una nueva realidad” en Argentina. También enfatiza el éxito que han tenido sus acuerdos en el exterior con Mercosur y la Unión Europea, que han fortalecido la posición internacional del país, muy debilitada por el anterior default protagonizado por el Kirchnerismo.
Por su parte, Fernández declara ser un “tipo común”, que puede ofrecer una política conciliadora en un país devastado por la polarización política y económica. “Voy a ordenar el caos que nos están dejando, tenemos la fuerza para hacerlo” declaró durante una entrevista reciente. Junto a Cristina, que intentará mantenerse en segundo plano aunque es difícil que lo consiga, llamarán atención al estado de la economía doméstica, que no ha mejorado desde que llegó Macri al poder. En vez de reducir el abultado déficit heredado de la administración anterior, Macri ha dejado el país aún más endeudado. Además, sostienen que la política exterior de Macri se acerca demasiado a EEUU mientras sigue los dictados del denostado FMI.
El plan de gobierno de Fernández propone eliminar el IVA en productos de canasta básica y declarar una emergencia nutricional para abordar la pobreza alimentaria de forma inmediata. También incluye un plan de crédito para familias de clase media para que logren desendeudarse. En cualquier caso, la batalla de la deuda en un país inmensamente rico sume en contradicciones a ambos bandos y que parece que tengan soluciones claras en ningún caso. Unos y otros huyen de las políticas impopulares (que serían necesarias para una verdadera contención del déficit, como de la peste.
En octubre, se llevará la primera vuelta de las elecciones presidenciales pero si, como es probable, ningún candidato logra el 45% de los votos, o el 40% con 10 puntos de diferencia con el segundo candidato, habrá una segunda vuelta en noviembre.
Parece que estas elecciones se lucharán en el campo del peronismo y de alguna manera desafiarán la polarización política que ha determinado la política argentina durante el último siglo. Pero incluso en ese caso, gane quien gane, será la misma élite de siempre la que se perpetúe en el poder. ¿Podemos esperar cambio, si en el fondo todos son peronistas? Tal vez no tanto.
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