"La crítica es que en México no existe la tecnología, ni la capacitación del personal de campo para poder detectar si esto [una captura de totoaba] es legal o ilegal. Es muy caro hacer la prueba, sí, pero no digan que no tenemos la capacidad, porque eso ya lo tenemos desarrollado. Tenemos los marcadores, se puede hacer", dice.
Enrique Sanjurjo, ex subdirector del programa de océanos de WWF México y director de Pesca ABC, organización que representa a los pescadores de Baja California, coincide en que la norma es bastante estricta en cuanto a la forma de producir, comercializar y hacer trazable la totoaba. Si funciona, el pescado capturado ilegalmente no debería exportarse.
En México existe un sistema de áreas designadas llamadas Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre, conocidas por sus siglas UMA, y gestionadas en parte para la conservación de la biodiversidad.
"En general, el sistema de las UMA es una de las pocas cosas de este país que no funciona tan mal", argumenta Sanjurjo.
A través de las UMA, ya se han establecido medidas de trazabilidad para el comercio nacional de totoaba de cultivo, tanto para la carne como para otras partes y derivados del pescado, a excepción de la vejiga. La norma establece que todos los peces deben tener códigos QR y etiquetas que registren sus movimientos a lo largo de la cadena de suministro, desde la UMA hasta el punto de venta.
Los requisitos actuales dictan que las explotaciones de acuicultura deben estar registradas como UMA por el Ministerio de Medio Ambiente. Deben disponer de documentos que contengan información detallada como la especie de pescado, el número de UMA, el número de registro fiscal, el peso del pescado, su estado, sea entero, eviscerado, fileteado, fresco, refrigerado, congelado, o seco. Las granjas de cultivo también deben ser capaces de demostrar el marcado genético mediante el genotipado.
Algunos ven la oportunidad
Pablo Konietzko, director de Earth Ocean Farms, dice que la empresa tiene una trazabilidad genética del 99,9% de precisión, con etiquetas que van en cada pescado. Una factura con código QR verifica el origen legal del producto, y acompaña cada envío a cada cliente, desde un distribuidor hasta un restaurador.
"Nuestra actividad es la acuicultura, no la pesca extractiva. Comercializamos la carne y no la vejiga natatoria. Y en los últimos nueve años que llevamos allí, no ha habido [contrabando] en ese sentido", explicó Konietzko.
Además, añade que la aprobación abre grandes oportunidades para que otras explotaciones, empresas y cooperativas produzcan, adquieran y obtengan el registro en CITES para exportar legalmente. "Abre un mercado que no ha sido explotado legalmente".
Enríquez está de acuerdo y destaca que desde hace 25 años el objetivo es cultivar la totoaba para el bienestar económico, el crecimiento del sector agrícola y el beneficio de las comunidades costeras: "Tiene el potencial de convertirse en un motor económico. Esa carne es muy codiciada".
Sin embargo, para Olivera no está claro qué pasará con la vejiga, que es más valiosa que la carne. Earth Ocean Farms ha prometido destruirlas.
"¿Cuál va a ser el mecanismo de verificación de esta promesa que hizo la empresa?", se pregunta. "Es difícil de creer que, con los costos de producción que tienen, resulte que no exporten las vejigas y las quemen. ¿Quién va a quemar billetes de 100 dólares?".
Aunque se discute si la aprobación de la CITES es o no beneficiosa para la especie, lo cierto es que las medidas aplicadas hasta la fecha por el gobierno mexicano para detener la caza furtiva de la totoaba y proteger a la vaquita han sido insuficientes. El gobierno mexicano ha sido ampliamente criticado por sus políticas ineficaces, ya que la pesca ilegal continúa en el Golfo de California.
Varias organizaciones locales e internacionales, como Sea Shepherd, han asumido la responsabilidad de trabajar junto a las autoridades para proteger a la vaquita marina enfrentándose directamente a la pesca ilegal, lo que a menudo ha provocado conflictos violentos. Pero el impacto real de la decisión de la CITES sobre las poblaciones de totoaba y vaquita sólo se conocerá cuando comiencen las exportaciones.
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