El sábado 1 de abril, el presidente Lasso autorizó la tenencia y porte de armas para uso civil, en respuesta al aumento de crímenes, dejándonos a merced de la delincuencia.
“La inequidad en nuestro país es vergonzosa: uno de cada cuatro ecuatorianos vive en situación de pobreza; siete de cada diez ecuatorianos no cuenta con un empleo formal; con los niveles de desnutrición infantil perdemos generaciones de niños y niñas” dice el Manifiesto de la Asamblea del Libro donde también se reconoce la labor de la Karol.
Los muertos y los vivos vienen a contar
El 8 de marzo de 2021 nos conocimos en persona, reporteando la marcha del Día Internacional de la Mujer. Yo traía dos trenzas vikingas, y Karol su largo cabello negro suelto. Nos dimos un abrazo en medio de la Marea Verde que desbordaba la plaza de Santo Domingo. Casi todos los periodistas activos ese día, éramos mujeres.
Ese día, nos sentamos a descansar junto a una Iglesia en el Centro Histórico, y fue como arrimar el corazón sobre algo en qué creer, y juntamos los hombros para sostener nuestras sombras en el camino. Desde entonces fue así.
Acompañamos a la primera Caravana por las personas desaparecidas organizada por INREDH y la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec) en marzo de 2021. En esa ocasión, visitamos varias ciudades para acompañar a los familiares de las víctimas de desaparición que exigían verdad, justicia y reparación frente a juzgados, escritorios, y la indolencia de las autoridades.
Al llegar a Guayaquil, nos alojamos en la sede de la CDH de Guayas. Esa noche, Karol visitó a una familia de un desaparecido y se alojó en su casa. Yo me quedé con el resto del grupo. Mientras platicábamos, el azote de una puerta detrás mío, me perturbó.
¿De dónde venía la corriente de aire que cerró la puerta?, me pregunté. No había ninguna ventana ni entrada de aire. Al día siguiente, Karol me cuenta, que en casa de esta familia, se fue la luz y debieron encender velas. También, el apagón y la corriente de aire. Los ruidos de golpes. ¿De dónde vienen?, se preguntó. “Una coincidencia”, le dije, tratando de buscar explicación para lo que sólo percibe la intuición.
La caravana hizo una parada en la Iglesia de la Estación de Bucay. Ahí nos tomamos de las manos con los familiares de los desaparecidos, entre ellos, los combativos y valientes: Lidia Rueda, presidenta de ASFADEC; Valeria Campos y Fernando Monenegro, padres de Michelle Montenegro; Yanera Constante, madre de Giovanna Pérez Constante, por mencionar algunos.
Una vez más, a quienes reclamaron frente a la Fiscalía general del Estado, les echaron a la policía. En Loja, Karol leyó el poema "Desde mi trinchera", en honor a los hermanos Restrepo, desaparecidos en 1988. Para Karol, los desaparecidos no eran una lista de nombres, eran sus familiares y amigos.
Porque para escribir, para hacer periodismo se necesita abrir bien los ojos, escuchar largo rato, observar, contrastar fuentes, y carácter si quieres cuestionar al poder. Y nosotras sabíamos que podíamos escuchar mensajes que vienen con los vivos y los muertos.
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