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Por qué luchamos por un futuro verde

La política verde ha vuelto. Como adolescentes, nos hemos dado cuenta de que hacernos verdes es nuestro único futuro. El mundo debe adoptar radicalmente políticas medioambientalistas si queremos cambiar el destino catastrófico de nuestro planeta. English

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Imre Badia Laczko
13 junio 2019, 10.44am
Fridays For Future protest in Barcelona, Spain - 24 May 2019. Foto Paco Freire / SOPA Images/Sipa USA. PA Images. All rights reserved.

En un viernes luminoso y excepcionalmente cálido de mediados de marzo, yo, junto con una veintena de estudiantes de mi clase, nos unimos al movimiento mundial de huelga escolar "Viernes por el Futuro" para protestar contra la emergencia climática y contra la completa inacción de nuestros gobiernos ante la catástrofe sin precedentes que se avecina.

Todos nos inspiramos en una muchacha menuda, con cara redonda y expresión benévola, y dos coletas colgando sobre sus hombros, tocada con un delgado gorro de lana blanca: Greta Thunberg.

"La situación es tan desesperada, que los adolescentes están demostrando ser más responsables que los adultos", decía mi pancarta, en letras color granate. Estas últimas elecciones europeas han demostrado la fuerza de una oleada de partidos verdes en todo nuestro continente. En la actualidad ya ocupan, en total, 69 escaños en el Parlamento Europeo.

En Francia, los Verdes han ganado 13 escaños y en Alemania, con 22 escaños, han superado al histórico partido de los socialdemócratas (SPD), obteniendo su mejor resultado y ocupando el segundo, lugar sólo por detrás de los democristianos de Angela Merkel (CDU). Además, este aumento no sólo se está viviendo en Francia y Alemania, sino que los partidos verdes también han hecho progresos significativos en países como Gran Bretaña (11 escaños), y han estrado en España (3), Bélgica (3), los Países Bajos (3) e incluso Irlanda (2).

¿Pero por qué estamos viendo este repentino aumento de las fuerzas políticas verdes?

La respuesta es muy sencilla: nosotros, la generación más joven, más allá de temas como la injusticia social, las libertades civiles y el desempleo, somos los que más preocupados estamos por la actual catástrofe medioambiental, que ya pone en peligro nuestro futuro puesto que somos nosotros los que tendremos que hacer frente a sus consecuencias más nefastas.

Cuando lleguemos al año dos-mil cincuenta, yo tendré cuarenta y ocho años y quién sabe qué clase de mundo destruido me habrá quedado. Esto es totalmente injusto.

Cuando lleguemos al año dos-mil cincuenta, yo tendré cuarenta y ocho años y quién sabe qué clase de mundo destruido me habrá quedado. Esto es totalmente injusto, pero no voy a ponerme a llorar y a quejarme sobre la emergencia climática y lo inmerecido que es para nosotros haber heredado tal desastre y, por su causa, tener que enfrentarnos a un futuro tan incierto. He escuchado a muchos adolescentes apoyar los puntos de vista de Greta, diciendo: "Es inútil seguir estudiando para un futuro que, simplemente, no tendremos." Y estoy de acuerdo. Por supuesto que se puede decir que es inútil, pero, ¿qué más vamos a hacer?

Quiero decir, piensa en lo que era ser un adolescente en los años sesenta, por ejemplo. El mundo estaba en el apogeo de la Guerra Fría y la Unión Soviética acababa de apuntar sus misiles hacia los Estados Unidos en Cuba. La aniquilación nuclear era sin duda una preocupación cotidiana. Pero ninguna crisis, política o ambiental, ha sido nunca tan inminente como esta catástrofe climática (según los expertos, ¡sólo nos quedan doce años para salvar nuestro planeta!).

Hace cincuenta años, si el mundo hubiese sido destruido por la guerra nuclear, habríamos encontrado inmediatamente a alguien a quien culpar; los Estados Unidos y la Unión Soviética. Pero ahora, si nuestro mundo es destruido por el plástico y las emisiones de gases de efecto invernadero, también tendremos a alguien a quien culpar; y ese alguien somos nosotros mismos.

Una de las principales cosas que deseo desesperadamente, hablando como estudiante, es que Europa actúe de forma diferente ante esta catástrofe sin precedentes. Soy totalmente proeuropeo y aprecio a la UE y la paz que ha traído a nuestro continente, pero simplemente le pido que haga lo que dijo que iba a hacer en relación con el caos climático. Entiendo a la perfección la negación climática del gobierno de los Estados Unidos y su subsiguiente retirada del acuerdo de París: tienen a Trump como presidente. Pero las cosas deberían ser diferentes dentro de la Unión Europea.

Si hubiera podido votar en las elecciones europeas, probablemente habría votado a los Verdes. ¿Por qué los Verdes y no los socialdemócratas, o incluso los liberales? Simplemente porque los Verdes son, al menos a mis ojos y a los de mi generación, el único partido del Parlamento de la UE que se preocupa realmente por las pocas cuestiones esenciales que nos preocupan: el caos climático, la justicia social y la importancia de luchar por salvar nuestro planeta.

Muchos de nosotros nos hemos convertido en vegetarianos o incluso en veganos, ya que necesitamos reducir nuestra huella de carbono personal. La carne es especialmente muy contaminante para el medio ambiente (las vacas, por ejemplo, emiten grandes cantidades de metano que destruye la capa de ozono), y los pastos se comen a los bosques tropicales en todo el mundo. Además, estoy seguro de que la verdadera carne probablemente dejará de existir dentro de cincuenta años, ya que se necesitan demasiados recursos para criar a un animal.

Greta ha decidido dejar de volar en aviones comerciales como una acción personal concreta contra el calentamiento global.

Greta Thunberg se ha convertido en el icono de nuestra generación. Ella ha declarado en muchas ocasiones que desde muy temprana edad ha decidido dejar de volar en aviones comerciales como una acción personal concreta contra el calentamiento global.

Su campaña #stayontheground (quédate en tierra) contra volar en aviones es interesante y provocativa. Sin embargo, creo que es una medida excesiva, ya que viajar en tren y en barco (como ella hace) es extremadamente lento y puede acabar siendo mucho más costoso que volar. En cambio, los aviones híbridos deberían estar conquistando ya la industria aeronáutica.

Pero Greta es la que comenzó esta 'revolución silenciosa', que ahora se está volviendo ruidosa, y no puedo concluir este artículo sin decir que siento una gran admiración y gratitud hacia ella por haber sido tan pionera en concienciar al mundo sobre el hecho de que nos dirigimos hacia un caos climático catastrófico y que, nosotros los adolescentes de hoy, seremos sus principales víctimas.

Cuando tenía quince años, con su figura menuda y sus ojos muy abiertos, estaba sola frente al Parlamento sueco sosteniendo una pancarta de cartón que decía "Huelga Escolar por el Clima". No le importaba estar sola en el frío, mientras un viento cruel hacía temblar su estandarte y enrojecía su nariz congelada.

Durante semanas y meses faltó a la escuela. Hizo huelga hasta que la gente empezó a unirse a ella, después que empezaron a darse cuenta de que había que hacer algo urgente para detener esta calamidad.

Greta ha generado una bola de nieve, y ahora estamos todos en ella para hacerla más grande cada día.

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