
Mujeres mexicanas harán paro laboral para exigir fin a feminicidios
Millones pudieran unirse a la primera huelga laboral para mujeres del país, para exigir acciones gubernamentales contra la violencia de género. In English

El 10 de febrero, dos periódicos mexicanos publicaron fotos filtradas del cuerpo mutilado de Ingrid Escamilla, una mujer de 25 años que fue asesinada y desollada de pies a cabeza por su novio.
Cinco días después, el 15 de febrero, el cuerpo de una niña de siete años llamada Fátima, quien había sido reportada como desaparecida, fue encontrada en una bolsa de plástico. Había sido secuestrada, violada y torturada.
En México, donde un promedio de diez mujeres son asesinadas cada día, muchas están cada vez más indignadas y enojadas por este nivel de violencia. Se espera que decenas de miles salgan a la calle el domingo 8 de marzo, como parte de las protestas en todo el mundo por el Día Internacional de la Mujer.
Pero las noticias recientes de horrendos femicidios (asesinatos de mujeres por motivo de ser mujer) y la indiferencia percibida por parte del gobierno han llevado a las mujeres a organizar también una huelga nacional al día siguiente, 9 de marzo, bajo la consigna #UnDíaSinNosotras.
Esta será la primera huelga laboral de mujeres nacional en la historia del país y su impacto podría ser significativo. Hay alrededor de 22 millones de mujeres en la fuerza laboral y, según una estimación, si todas dejan de trabajar por un día, el país podría ver pérdidas económicas de hasta 26 mil millones de pesos (£ 1 mil millones).
La huelga, enfocada en la violencia de género, también se produce en medio de movimientos para legalizar el aborto a nivel federal (actualmente solo es legal, hasta las doce semanas de embarazo, en dos de 32 estados), y de campañas para proteger los derechos de las personas LGBTIQ y poner fin a los crímenes de odio y violencia contra personas trans.
“Y eso es el primer paso, mostrar este hartazgo, esta indignación, ese enojo y que no estamos dispuestas a seguir no haciendo nada.”
El tema de los feminicidios en México "siempre ha estado mal, pero siento que ha ido en aumento. Y por lo que he leído y he escuchado, se ve que el gobierno no reacciona o está reaccionando con indiferencia", dice Jessica Castillo, una madre de dos niñas, de 37 años en la ciudad industrial de Monterrey, posiblemente la ciudad más socialmente conservadora de México.
Castillo, como miles de otras mujeres en Monterrey, se unirá a la marcha de mujeres en su ciudad por primera vez. Durante semanas, se ha preparado para esto con sus amigas, buscando camisetas moradas para vestir y discutiendo si llevar a sus hijas a la protesta.
Como esta será la primera vez que asisten, no saben qué esperar y están preocupadas por la seguridad de sus hijas.
"Tal vez intentos anteriores o movimientos más chicos no lo lograban,” dice Castillo, “pero ya, las mujeres vamos a ponernos bien firmes y todas juntas decir ´ya no´”.
“Y eso es el primer paso, mostrar este hartazgo, esta indignación, ese enojo y que no estamos dispuestas a seguir no haciendo nada.”
Promesas incumplidas
A finales de 2018, llegó a México un nuevo gobierno federal encabezado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien prometió abordar "las causas de la violencia” y del crimen organizado. Pero en los quince meses de su administración, y hasta el momento, el récord de violencia en México ha alcanzado un máximo histórico.
El 2019 se convirtió en el año con más asesinatos en las últimas dos décadas. El número de feminicidios también ha aumentado. Según la Secretaría de Seguridad Pública de México, 320 mujeres fueron asesinadas este enero, 73 de las cuales fueron registradas como feminicidios (más del doble que en enero de 2015).
En sus conferencias de prensa diarias, el presidente López Obrador ha sido cuestionado repetidamente por periodistas sobre lo que está haciendo su gobierno para poner fin a esta violencia. Otras estimaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México sugieren que el 90% de los feminicidios registrados quedan impunes, sin condenas.
"No quiero que el tema sea nada más lo del feminicidio", dijo López Obrador el 5 de febrero, alegando que sus oponentes políticos lo han utilizado para “manipular" la opinión pública y "distorsionar" los hechos.
Días después, tras reacciones adversas por sus comentarios, acusó a las feministas de ser conservadores “disfrazados” que buscan atacarlo políticamente. Argumentó que los feminicidios son legado de gobiernos "neoliberales" anteriores, y fue condenado por descartar preocupaciones con planes vagos de crear una "Constitución moral".
Las feministas se defienden
Poco después de que la muerte de Fátima, de siete años, llegó a los titulares nacionales, un grupo de unas quince mujeres en el estado costero de Veracruz convocó a una huelga laboral en todo el país el día después de la marcha de las mujeres este domingo.
El grupo de Veracruz, llamado Brujas del Mar ("Brujas del mar"), está conectado a una red nacional de otros grupos feministas que apoyaron su llamado a la acción que rápidamente se volvió viral en las redes sociales. Las mujeres de todo el país comenzaron a anunciar que ellas también se unirían a la huelga.

En cuestión de días, empresas privadas, universidades y algunos gobiernos locales también apoyaron a las mujeres que optaron por la huelga, diciendo que no enfrentarían represalias si no se presentaban a trabajar. Entre estos se encuentran Bimbo, el mayor fabricante de pan del mundo, Walmart y Google.
"Nos solidarizamos y apoyamos la libertad de decisión de las mujeres de participar en el paro nacional convocado para el 9 de marzo,”, anunció Google México en sus redes sociales. Hasta ahora, los sindicatos no tienen una participación significativa en la huelga.
Las escuelas, en su mayoría operadas por maestras mujeres, se han apresurado a idear planes para responder a las ausencias esperadas en sus aulas. Una escuela privada, por ejemplo, anunció que tomará asistencia de los estudiantes varones como de costumbre, y pidió a los padres hombres que se presenten como voluntarios ese día.
"Nos solidarizamos y apoyamos la libertad de decisión de las mujeres de participar en el paro nacional convocado para el 9 de marzo.”
Este fin de semana, mujeres como Castillo en Monterrey, que nunca antes se han unido a una protesta como la marcha de las mujeres, estarán hombro con hombro con las feministas que se han estado organizando durante años, a pesar de la resistencia significativa de poderosos grupos conservadores y religiosos.
En 2016, el entonces presidente Enrique Peña Nieto envió al Congreso un paquete de reformas para reconocer el matrimonio igualitario y otros derechos LGBT a nivel federal. Esta legislación habría obligado a los estados de México a cumplir con un fallo anterior de la Corte Suprema que decía que el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal.
En respuesta, varios grupos conservadores se unieron bajo una coalición llamada Frente Nacional por la Familia (FNF) que hace hace campañas en contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, los derechos reproductivos de las mujeres y la "ideología de género".
Las propuestas de Peña Nieto murieron en el Congreso y hoy el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal en solo 19 de 32 estados, mientras que el FNF afirma tener miles de seguidores.

En el estado costero de Veracruz, donde comenzó el llamado a la huelga nacional, Arussi Unda, una profesional de marketing de 32 años y portavoz del grupo feminista Brujas del Mar, dijo a openDemocracy: “Lo que estamos viendo es la acumulación de estrés, un estrés del que no se habla ”.
Ella explicó: “Cuando salieron estos casos tan fuertes nosotras registramos en nuestras redes una actividad inusual, más activa, en nuestra bandeja de mensajes.”
Estas noticias afectan el psique de las mujeres mexicanas, dice Unda, aunque no se está prestando atención a estas consecuencias.
“Cuando se vienen estos dos casos, que fueron casi pegados con diferencia de pocos días, todavía nos estábamos recuperando de uno cuando llega el otro que también cimbró muy fuerte porque fue muy cruel y luego ponerlo en un contexto de todos los casos entre ese caso y el que le sigue — todo lo que no nos estamos enterando, es lo que te abre mucho el panorama de la gravedad del asunto”.
Unda concluyó: "Si fue demasiado que en menos de una semana hayan sucedido estos dos casos, el imaginarnos que había muchísimos más es también lo que suponemos nos ha hecho unirnos como mujeres en un mismo sentir que es la exigencia de seguridad de acceso a la justicia y de una vida libre sin violencia.”
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