El Congreso intentó blindarse y nombrar personas afines en el TC, pero ahora solo podrá dar vueltas sobre sí mismo, ya que la posibilidad de evitar que sus integrantes sean sindicados públicamente por los escándalos de corrupción en los que se encuentran envueltos parece haber quedado en el pasado.
Al menos, suspendida. Desde hace un buen tiempo que se había advertido en Perú una estrategia organizada por ciertos sectores políticos para enriquecerse, de modo personal e institucional, a costa del Estado. Detrás de toda esta polémica, hay una extendida práctica política escindida de la ciudadanía, lo que terminó provocando una crisis con resultados a la vista.
Hoy más que nunca, se necesita una refundación de la forma de hacer política en Perú, pero el Presidente Vizcarra debe ser cuidadoso en crear la expectativa de un cambio total. Salir del problema de fondo no será fácil, ya que en las elecciones para formar un nuevo Congreso difícilmente aparezcan nuevos líderes, dado que se efectuarán en apenas unos meses más.
A enero de 2020, fecha establecida para los comicios, es muy probable que terminen participando los mismos partidos políticos que han ocupado el Congreso recientemente disuelto.
Lo que primero debe hacer el Mandatario en este periodo fluctuante es reiterar su llamado a elecciones, estableciendo más abiertamente cuál será, en general, el cronograma electoral.
Por último, el Presidente Vizcarra debe empezar a gobernar urgentemente: uno de los principales problemas que desatan estas crisis políticas es que mientras más se extienden en el tiempo, la política pública para beneficiar a los sectores más vulnerables queda cada vez más postergada.
En Perú, los niveles de pobreza siguen siendo muy importantes, pero la política en vez de ayudar, parece ser un ancla que hunde aún más a los necesitados.
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