El líder indígena añadió que no cuentan con agua limpia y varios afluentes están contaminados. “Hay una gran contaminación por el uso de químicos para los potreros. Hace más calor”, dice Luis Alberto Cotte, quien desde hace nueve años coordina el área de territorio de la Asociación de Autoridades Tradicionales y Cabildos de los Pueblos Indígenas de Puerto Leguízamo y del Alto Resguardo Predio Putumayo (Acilapp).
Puerto Leguízamo está entre los 15 municipios en donde se concentra la mayor deforestación en Colombia. Allí, en el 2018 fueron taladas 3.343 hectáreas, según informó el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam). En todo el país, el año pasado fueron deforestadas 197.159 hectáreas, de las cuales el 70,1% ocurrió́ en la Amazonía.
Para Cotte, quien ha caminado palmo a palmo su territorio, también le preocupa que prácticas tradicionales arraigadas a la madre tierra y a los ríos, como la siembra de la chagra y la pesca, se estén perdiendo porque los lugares están siendo ocupados por ganaderos, y en otros casos, por grupos armados ilegales para la siembra de cultivos de uso ilícito como la coca.
En esa región, otra afectación a la selva es la tala ilegal. En el informe Condenando el Bosque, la Agencia de Investigación Ambiental (EIA) reveló que traficantes de madera ingresan a los territorios indígenas a talar árboles protegidos y en vía de extinción, entre ellos, el cedro, que luego son ‘blanqueados’ y comercializados con permisos legales.
También, intermediarios y madereros mediante engaños convencen a los indígenas para que les cedan los títulos de las tierras y así sacar los permisos de aprovechamiento forestal.
“No hay autoridad ambiental. No es efectiva la política de control. Con las autoridades tradicionales de las 23 comunidades que conforman Acilapp hacemos presencia en el territorio para controlar, pero se requiere más apoyo y entre ambos proteger los bosques”, dice Cotte, mientras mambea coca, una sustancia de uso tradicional de los pueblos amazónicos.
El caso del resguardo Predio Putumayo, donde viven indígenas murui o huitoto, kichwa y coreguajes, no es ajeno al de las otras etnias que perviven en este país latinoamericano, considerado pluriétnico y multicultural.
La Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) asegura que los daños socio ambientales relacionadas con la deforestación van más allá de tala no controlada e ilegal, también se está dando por el incremento en las autorizaciones de polígonos para bloques petroleros, mineros, hidroeléctricas y viales en zonas consideradas protegidas, de reserva forestal y de resguardos.
Comentarios
Animamos a todo el mundo a que haga comentarios, Por favor, consulte las intrucciones de openDemocracy para comentarios