
Meeting of the IPEC International Steering Committee for the World Day Against Child Labour. 103rd Session of the International Labour Conference. Geneva, 10th of June 2014. Pouteau/Crozet/Albouy/Flickr. (CC 2.0 by-nc-nd)
El 8 de junio, durante la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) del 2016, asistí al Debate de Alto Nivel sobre el trabajo infantil , que marcó el Día mundial contra el trabajo infantil, que se celebra cada año el 12 de junio. El tema de este año era: «¡Eliminar el trabajo infantil en las cadenas de producción es cosa de todo el mundo!» Por desgracia, todo sigue como siempre.
Como es habitual durante un evento sobre los derechos de niñas y niños, hubo lugar para el entretenimiento; solo que esta vez, duró unos 30 minutos de los 90 totales asignados al evento. Tal y como prometía el folleto que promocionaba la mesa redonda, las personas delegadas de la OIT fueron invitadas a un refrigerio y una actuación musical del Choeur pour l'Abolition du Travail des Enfants, un grupo de artistas de Costa de Marfil que sensibiliza al público marfileño sobre el trabajo infantil. El estribillo de su canción «Mon enfant» termina con «mi niña, eres mejor que todo el sucio oro que te aplasta y te hace sangrar». De ahí en adelante estaba claro que estábamos hablando de las «peores formas».
Como es habitual el Director General de la OIT, Guy Ryder, abrió el debate. Su declaración se hizo eco de uno de los subobjetivos establecidos por el 8º Objetivo de Desarrollo Sostenible: asegurar la prohibición y eliminación de todas las formas de trabajo infantil para el año 2025. Para lograr el objetivo —argumentó— se requiere de una buena combinación de políticas (educación gratuita y de calidad, buenas leyes y protección social), puestos de trabajo para madres y padres, así como garantizar el derecho de todas las personas trabajadoras a organizarse; siempre y cuando éstas no sean niñas y niños, por supuesto.
Durante el evento del año pasado, Ryder hizo hincapié en que el lugar en el que se celebraba el debate (La Sala XX del Palais des Nations de la ONU) suele ser utilizado por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, y que esto era simbólico por la importancia que tiene la erradicación del trabajo infantil como cuestión de Derechos Humanos. Este año hubo incluso más simbolismo, puesto que Ryder abandonó el debate media hora después, justo en mitad del mismo. Tal vez porque un tema más importante y relativo a los Derechos Humanos necesitaba su atención o quizá porque el debate de este año carecía de un orador de peso como el del año pasado —Kailash Satyarthi, Premio Nobel de la Paz del 2014— que le obligara a quedarse hasta el final. Quién sabe.
El resto de ponentes solo dispusieron de unos pocos minutos para presentarse y hacer sus declaraciones de apertura. Algunas personas se las arreglaron para llevar su superficialidad a otro nivel a pesar de que el formato del debate no les favorecía. Antes de anunciar que Canadá ratificaría el Convenio 138 de la OIT (1973) sobre la edad mínima, la Ministra de Trabajo canadiense, MaryAnn Mihychuck, hizo una broma al Director General cuando éste le encendió el micrófono, broma que, según el moderador, merecía un aplauso. Más tarde, Andrews Addoquaye Tagoe, en representación de un sindicato de trabajadoras y trabajadores de Ghana y de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil, hizo que las personas presentes gritaran a la vez «¡fuera!» después de que él dijera «trabajo infantil». Aparte de eso, fue básicamente lo mismo de siempre. La frase «el tiempo de las excusas se ha acabado» fue muy repetida, pero los sindicatos señalaron directamente a los empleadores, que a su vez culparon a los gobiernos.
Como siempre, se pidió a las niñas y niños del lugar que representaran artísticamente algo sobre el trabajo infantil. En ese momento, estudiantes de la Escuela internacional de Ginebra (convenientemente situado, literalmente, al otro lado de la calle del edificio de la OIT) hicieron un vídeo, varios carteles y este poema que se les entregó a las personas delegadas.
Una niña (o Un niño).
Tengo derechos, tengo obligaciones.
Tengo educación, tengo trabajo.
Voy a la escuela, voy al trabajo.
Podrían expulsarme, podrían despedirme.
Agarro un lápiz, agarro un martillo.
Recibo flores, planto flores.
Compro ropa, fabrico ropa.
Llevo diamantes, extraigo diamantes.
Tengo amigas, tengo compañeras.
Juego con hermanos, trabajo con mis hermanos.
Como chocolate, cultivo chocolate.
Tengo un profesor, tengo un jefe.
Escribo, coso.
Llevo zapatos, fabrico zapatos.
Recibo una pensión, obtengo un salario.
Trabajo para obtener buenas notas, trabajo para mantener.
Soy una niña, soy una niña
(o Soy un niño, soy un niño).
Es el tipo de discurso que esperas de jóvenes estudiantes que han aprendido sobre el trabajo infantil únicamente a través de folletos, vídeos y canciones; es comprensible. Sin embargo, uno esperaría que la OIT junto con su Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC, en sus siglas en inglés) fuera más allá de estos estereotipos para abordar la multitud de complejas cuestiones que subyacen a un término tan controvertido como es «trabajo infantil». Por desgracia, parece que este es justamente el tipo de lenguaje que la organización está deseosa por adoptar en sus principales campañas contra el trabajo infantil, que a menudo dificultan la vida a aquellas niñas y niños que trabajan y tratan de construirse una vida digna.
Para terminar, como de costumbre, se hizo un gran anuncio. El año pasado, Kailash Satyarthi lanzó la campaña de la OIT «50 for Freedom», para conseguir que 50 países ratificasen el Protocolo de 2014 relativo al Convenio sobre el trabajo forzoso de 1930 (hasta la fecha lo han hecho seis países). En 2016, el ministro de Trabajo de Argentina, Jorge Triaca, confirmó que su país acogerá la 5ª Conferencia Mundial sobre el Trabajo Infantil en octubre de 2017. Esperemos que quienes la organicen se tomen este tema más en serio y le dediquen el tipo de debates sustanciales e integradores que tan desesperadamente necesita.
El trabajo de campo para este informe se realizó en el marco del proyecto de investigación «Living rights in translation. An interdisciplinary approach of working children's rights», financiado por el Comité Especializado en Investigación Interdisciplinaria de la Fundación Nacional Suiza para la Ciencia (SNSF) (Proyecto n.º CR11I1156831).


BTS en Español has been produced in collaboration with our colleagues at the Global Alliance Against Traffic in Women. Translated with the support of Translators without Borders. #LanguageMatters
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