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¿Promover el trabajo digno en las cadenas de suministro? Una entrevista a Benjamin Selwyn

Gobiernos, líderes empresariales y sindicatos de trabajo se reúnen para discutir sobre el trabajo decente en las cadenas mundiales de suministro. Entrevistamos al profesor Benjamin Selwyn, de Sussex, para saber por qué esto es tan importante. English

Benjamin Selwyn
15 agosto 2018
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Workers unload coffee in Papua New Guinea. counterculturecoffee/Flickr. (CC 2.0 by-nc-nd)

BTS: Ben, usted ha hecho muchísimo trabajo sobre las cadenas de suministro y su rol en la estructura del capitalismo contemporáneo. Sus libros recientes también han sido muy críticos con la autoridades. ¿Cuáles son sus expectativas para la Conferencia Internacional del Trabajo de este año? ¿Se logrará algo positivo desde la perspectiva de los derechos de las trabajadoras y los trabajadores?

BS: El discurso institucional sobre las cadenas mundiales de producción —o, como las llaman algunas veces, «cadenas de valor mundiales» («GVC», por sus siglas en inglés) — es validado y promovido por un amplio espectro político. Es aceptado por instituciones como el Banco Mundial y la Organización Internacional del Trabajo. Y se construye sobre la base del supuesto de que con el desarrollo «todo el mundo gana».

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Benjamin Selwyn

Ese discurso sostiene que la participación en las cadenas de valor mundiales puede ser bueno para las corporaciones transnacionales (que en su mayoría se encuentran radicadas en el Norte global) y para las empresas proveedoras y sus trabajadoras y trabajadores (que, en su mayoría, se encuentran en el Sur global). La idea es que, si las empresas proveedoras y sus trabajadoras y trabajadores pueden vincularse productivamente con «empresas líderes» como Apple o Walmart, ambas partes se beneficiarán por el aumento de la competitividad, la rentabilidad y el desarrollo.

Pero el gran problema con ello es que ignora que la integración con las GVC a menudo está basada (y es propensa a reproducir) numerosas formas de pobreza. Por ejemplo, al observar las industrias textil, alimenticia y de alta tecnología, podemos ver que una enorme número de personas de clase trabajadora recibe una paga inferior a su costo de subsistencia. Y, por lo general, las trabajadoras y trabajadores deben hacer muchas horas extra solo para poder sobrevivir.

Por lo tanto, una de mis esperanzas, es que la OIT reconozca que las GVC elogiadas por las instituciones dominantes como el Banco Mundial o publicaciones como The Economist no son simplemente sistemas neutrales de producción. Más bien, reproducen de forma sistemática mucha riqueza para una minoría muy pequeña de la población mundial y mucha pobreza para decenas de millones de personas. Un mejor término sería «cadena mundial de pobreza» (GPC), ¡y me encantaría ver a la OIT afirmando eso!

Un mejor término sería «cadena mundial de pobreza», ¡y me encantaría ver a la OIT afirmando eso!

BTS: ¡Bueno, este sería un nuevo planteamiento, con seguridad! Y sé que usted no es la única persona dentro de la comunidad que aboga por la justicia social y los derechos de trabajadoras y trabajadores a quien le gustaría verlo. Pero, desde la perspectiva de la gobernanza, y teniendo en cuenta que la OIT no tilda a las GVC como GPC, ¿cómo cree que debería ser la gobernanza de la cadena mundial de producción?

BS: En la actualidad, las cadenas de producción están manejadas por empresas líderes para garantizar el tipo de producto, la calidad, el tiempo de entrega, y sobre todo, el precio. Una gran cantidad de estudios académicos y de la sociedad civil han documentado cómo las enormes ganancias de las empresas líderes están aseguradas gracias el pago de salarios de pobreza a trabajadoras y trabajadores que realizan su labor bajo condiciones arduas y peligrosas.

Pero las cadenas de producción deberían estar regidas según el principio de «retribuciones justas». Bajo ese principio, las trabajadoras y los trabajadores recibirían salarios muchos más altos y las empresas líderes tendrían menos ganancias. Para lograr la gobernanza de la cadena de suministro basada en ese principio, tenemos que saber exactamente con cuánto «valor» contribuyen las trabajadoras y los trabajadores al producto final. Esta es un área en la que la OIT haría una contribución útil, puesto que es una de las pocas instituciones internacionales que se ocupa de los derechos de las trabajadoras y los trabajadores y que tiene la capacidad de investigación para producir ese tipo de conocimiento.

En mi opinión, esto podría formar la base de un discurso alternativo sobre la globalización. Podría ser utilizado como parte de las estrategias políticas, educativas, de campaña y organizacionales dirigidas por las organizaciones de trabajo para exigir una mayor participación sobre el valor producido.

BTS: Bueno, a mí —y sospecho que a muchas de las personas que nos leen— definitivamente me gusta como suena eso. Una OIT sin cadenas puestas por los gobiernos y las organizaciones empresariales sin dudas podría ser una fuerza progresista en el mundo. Pero más tangiblemente, si pensamos que las empresas son prácticamente responsables y por lo tanto deberían asumir la responsabilidad por cosas como las condiciones de trabajo, ¿qué podemos hacer para promover su responsabilidad legal en las cadenas mundiales de suministro?

BS: La idea de la responsabilidad social corporativa (CSR) ha ganado mucho terreno durante las últimas dos décadas. Pero bajo la presión de la continua acumulación competitiva de capital, es poco probable que las corporaciones lleguen a regularse alguna vez hasta el punto en que empiecen a sacrificar las ganancias en beneficio de las trabajadoras y los trabajadores.

La mejor esperanza para la fuerza de trabajo es que las organizaciones de trabajo estén bien informadas sobre cómo funcionan las cadenas mundiales de suministro y qué estrategias se pueden utilizar para presionar a las corporaciones para que concedan mejores condiciones de trabajo y salarios más elevados. Se trata de luchar. Y si bien la OIT puede jugar un papel importante en esa lucha, esto solo será posible si formula una concepción mas crítica de las GVC.

Por ejemplo, la mayoría de las instituciones de desarrollo (incluida la OIT) sostienen que los salarios bajos en los países pobres persisten a causa de la baja productividad de las empresas. Pero esto no es verdad. Muchas industrias en el Sur global tienen niveles comparables de productividad con aquellos en el Norte global, pero florecer porque los salarios de las trabajadoras y los trabajadores son solo una fracción del salario de los del norte. El problema no es la rentabilidad, sino la estrategia de maximización de ganancias por parte de las empresas líderes.

Si las trabajadoras y los trabajadores tuvieran un control significativamente mayor sobre los procesos de producción, de toma de decisiones y de gestión —o al menos de participación en ellos— podrían contribuir a la transformación de las «cadenas de pobreza globales» en vehículos para un desarrollo humano genuino. Para esto se necesita de un cambio fundamental en la balanza de las fuerzas de clase. Y lamentablemente, la OIT no considera que el cambio en las fuerzas de clase sea una prioridad o que sea incluso posible . Es por ello que apela a las corporaciones y a otras instituciones internacionales para una mejor regulación corporativa, incluso cuando sospecha que esto generará poco en términos de mejoras en las condiciones de las trabajadoras y los trabajadores.

BTS: Entonces, para usted, ¿el principal objetivo debería ser la organización proactiva de la clase trabajadora, al igual que contar con una estrategia para lograr el apoyo de la OIT?

BS: Definitivamente. Con demasiada frecuencia la OIT se remonta a una supuesta época dorada de corporativismo, donde los estados, empresas y sindicatos acordaban objetivos de productividad, condiciones de trabajo y salarios. Pero en la globalización contemporánea esto es solo un deseo. Sería mucho mejor que la OIT reconociera los beneficios de organizar la militancia de trabajadoras y trabajadores en busca de mejores condiciones.

Hay muchos casos de supuestos «acuerdos progresistas» diseñados para contribuir simultáneamente con la competitividad a nivel de la empresa y mejorar las condiciones de las trabajadoras y los trabajadores. Uno de ellos es el acuerdo Mejores Fábricas Camboya, que buscaba establecer condiciones mínimas. Pero incluso con este acuerdo, las trabajadoras y los trabajadores se enfrentan a condiciones muy duras a cambio de salarios de pobreza.

Por eso, los sindicatos militantes y los movimientos sociales fuertes son esenciales si es que las trabajadoras y los trabajadores quieren lograr cualquiera de los beneficios de empleo dentro de las GVC. Sin estos, las corporaciones siempre aprovecharán para quedarse con la mejor parte del valor producido dentro de ellas, y dejarán a las trabajadoras y los trabajadores con lo menos posible.

BTS: Entonces, ¿cuál es su visión acerca del llamado de ciertos sindicatos o movimientos sociales para que se realice una convención internacional vinculante sobre responsabilidad corporativa para normas de trabajo en las cadenas de suministro? ¿Vale la pena? ¿O es una pérdida de tiempo?

En mi opinión, el equilibrio de poder contemporáneo global —donde las corporaciones monopolizan la mayoría del valor creado dentro de la GVC y donde las instituciones internacionales proclaman las virtudes de un sistema de mercado relativamente libre— sugiere que cualquier beneficio para las trabajadoras y los trabajadores en una convención internacional vinculante será relativamente mínimo.

Por lo tanto, preferiría que todos nosotros (en especial la OIT) tratáramos de movilizar a la opinión pública sobre la naturaleza explotadora y generadora de pobreza de las GVC. Es crucial que construyamos una campaña ideológica para legitimar una concepción radicalmente distinta de la influencia de la trabajadora y el trabajador dentro de las cadenas de valor mundiales.


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BTS en Español has been produced in collaboration with our colleagues at the Global Alliance Against Traffic in Women. Translated with the support of Translators without Borders. #LanguageMatters

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