Quiénes y dónde
El 2 de agosto, en zona rural de la Gabarra en Norte de Santander, asesinan a 6 campesinos; el 12 de agosto, en el barrio Llano Verde en la ciudad de Cali, son asesinados 5 niños afrodescendientes; el 13 de agosto 2 indígenas, un guardia y un comunicador, liberadores de la Madre Tierra en Corinto, Cauca; el 15 de agosto, en Samaniego, Nariño, asesinan a 8 estudiantes; el 18 de agosto en el Resguardo Indígena de Pialapí, Pueblo Viejo, en la comunidad del Aguacate, municipio de Ricaurte en Nariño, asesinan a 3 indígenas Awá; en el Tambo, en el departamento del Cauca, el 21 de agosto son asesinados 6 campesinos; el mismo 21 de agosto, pero en Caracol, Arauca, igualmente son asesinados 6 campesinos y el 22 de agosto en zona rural de la Guayacana, en Llorente, municipio de Tumaco, 6 campesinos e indígenas. Pero el Gobierno, como si nada, ni un pronunciamiento o llamado televisivo a cuidar o salvaguardar la vida, aún más, siendo este uno de los pilares del Estado Social de Derecho de nuestro país.
Hoy parece que somos una estadística, que a lo que pasa el tiempo en vez de restar suman, y peor aún, se multiplican. Y aunque quisiéramos que esto parara, lo cierto es que no hay garantías reales para que esto pase. Ya son 43 las masacres y 181 víctimas documentadas por organizaciones como CODHES e INDEPAZ. Es tan compleja la violencia en Colombia, que a los que lideramos nos da miedo, temor y zozobra salir, no por el virus de la Covid-19, sino por el virus de la violencia.
Permítannos VIVIR, permitan que en Colombia lleguen los tiempos de la alegría, de la esperanza; que lleguen los tiempos de una Paz completa con justicia social donde eliminemos la pobreza y la desigualdad en el país.
Finalmente, no tengo palabras para expresar que estas vidas que nos arrebataron, deben darnos la fortaleza para estar de pie, con fuerza y con dignidad en nuestra lucha y resistencia incansable por la defensa de la Vida y del Territorio. No se han ido, porque los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos. Que nuestros gritos nos ayuden a emprender la marcha y que nuestras voces crucen océanos, mares, ríos y montañas por la Paz de Colombia, que el mundo se entere y no sea cómplice de la barbarie que estamos viviendo.
#NoNosMasacren
Sí a la Vida, No más asesinatos en Colombia.
Aquí un relato de quien ha vivido en carne propia la violencia y de quien, al igual que las familias de estas masacres, le tocó recoger a su padre torturado y asesinado en una trocha de este país que, con toda seguridad, si no hubiera sido encontrado rápidamente, habría sido un falso positivo.
Este testimonio hace parte de la serie "Líderes sociales en peligro" de demoAbierta sobre líderes sociales, sus historias y la realidad que viven en Colombia.