Cadena de suministro del tráfico de vida silvestre
El tráfico de vida silvestre en la Amazonía peruana ocurre en tres etapas: extracción, transporte y comercialización. Algunos de los animales son escondidos durante estos trayectos; otros, que hacen parte de un comercio establecido, son blanqueados en la cadena de suministro, como ocurre con la madera y el oro.
Los animales son capturados de muchas maneras. Las aves, por ejemplo, son atrapadas en redes y, en algunos casos, les cortan las alas. En otros casos, se talan árboles y se les hacen huecos en los troncos para extraer los polluelos de sus nidos. En otros casos se usan trampas. Algunos traficantes cavan pozos, los cubren con palos y ponen cebos en el medio. Los pescadores locales capturan tortugas de río con técnicas de pesca ordinarias, como cañas, redes y cebos, y luego venden sus presas en los mercados locales o a través de las redes sociales.
Una vez que los animales son capturados o matados, son llevados a centros de tráfico de vida silvestre en la Amazonía peruana. Algunos traficantes utilizan los ríos Amazonas, Marañón, Huallaga, Putumayo, Ucayali, Pastaza, Saramiriza, Trapiche, Puhunahua y Mariscal Castilla para transportar las especies por la región. Los animales también son transportados por vía aérea desde provincias remotas hasta Iquitos, la capital no oficial de la Amazonía peruana. Pucallpa, la capital de Ucayali, es también un importante punto de recolección y tránsito de la vida silvestre traficada en la región.
Los animales que han sido llevados hacia el sur, a lo largo del río desde Loreto, transitan por Pucallpa. Más al sur, Puerto Maldonado, la capital de Madre de Dios, también se utiliza como punto de recolección de tráfico de vida silvestre. A la ciudad llegan animales salvajes desde las provincias de Tahuamanu y Tambopata. También han sido enviados a Bolivia, a través del departamento de Puno, en el suroriente. Desde estos centros de tránsito regionales, la fauna capturada es llevada a otras partes de Perú, particularmente a Lima. Una investigación realizada por el Serfor en 2017 identificó 15 rutas primarias de tráfico de vida silvestre por tierra, río y aire.
Durante o después de los trayectos, los animales o sus partes son blanqueados en la cadena de distribución lícita. Esto implica la falsificación de documentos y la participación de entidades legales, como granjas de cría, zoológicos y acuarios. Algunas compañías compran animales de origen ilegal y usan documentación falsificada para utilizarla como negación plausible. El abogado César Ipenza dice que la documentación falsa está permitiendo que cada vez salgan más animales del país.
Sin embargo, la mayor parte de la vida silvestre traficada se vende a nivel local. Un estudio del Serfor identificó 41 mercados en diez departamentos, donde se venden animales ilegales, así como partes y productos de animales. Estos mercados se encuentran principalmente en Loreto, Ucayali y Lima. Las criaturas también se venden en Internet, especialmente en las redes sociales, como afirma un experto peruano en tráfico de vida silvestre. Solo alrededor del 20 por ciento de los animales son traficados en los mercados internacionales.
Las especies de ranas exóticas, por ejemplo, se venden por hasta US$100 por cabeza en los mercados internacionales, mientras que una especie de tortuga vendida en Estados Unidos alcanza hasta US$500 por unidad. Un loro de pico negro se puede vender por hasta US$1.000.
Algunas especies se venden en países vecinos como Ecuador, Bolivia, Brasil, Colombia y Chile. Las tortugas taricaya se comercializan en la frontera de Perú con Ecuador, por ejemplo, mientras que el pinzón azafrán se introduce de contrabando a Brasil para concursos de canto. Algunos funcionarios de la fiscalía de Loreto dicen además que en la frontera con Brasil se suelen vender guacamayos. Aves, reptiles, monos y ranas son traficados a Europa, a menudo a través del aeropuerto de Lima. Estas especies terminan en manos de zoológicos y coleccionistas ilegales de países como Países Bajos, Bélgica, España, Francia, Alemania, Suiza y Austria.
Otras especies se venden a compradores asiáticos. China es el mayor mercado de las plantas y animales extraídos de contrabando de Perú, seguido por Estados Unidos. Los peces ornamentales se venden en China, Hong Kong y Japón. Por su parte, las tortugas taricaya son enviadas a Hong Kong. Su exportación ilegal va de la mano del comercio legal, mediante el cual son enviadas a Hong Kong, para luego ser vendidas en países como Kuwait, Japón, Estados Unidos, Indonesia, Corea del Sur, Italia, Filipinas y Malasia.
Los colmillos y las pieles de jaguar de Perú también se venden en Asia. Según el periodista investigativo Eduardo Franco Berton, a menudo son traficadas primero a Bolivia en pequeñas cantidades, donde los controles aduaneros son menos estrictos, particularmente en los aeropuertos.
Actores detrás del tráfico de vida silvestre
Las personas jurídicas (criadores, exportadores e importadores) abastecen el comercio internacional ilícito de vida silvestre que sale de la Amazonía peruana. Los traficantes internacionales más experimentados trabajan con certificados de origen y permisos de exportación, utilizando un maquillaje legal para contrabandear especies en peligro de extinción al extranjero. Conectan a los cazadores furtivos de poca monta con los grandes mercados internacionales.
Los actores legales también a veces financian el comercio y trabajan con empresarios criminales, como intermediarios y operadores, a la vez que disfrutan de protección política. Operan a través de empresas que se dedican a la exportación legal de fauna y flora silvestres para contrabandear criaturas que no pueden ser enviadas al extranjero.
Por ejemplo, como lo ilustra un caso reciente descrito por InSight Crime, en el departamento de Loreto hay alrededor de 21 empresas con licencias para exportar vida silvestre, la mayoría de las cuales comercian peces tropicales. Sin embargo, algunos de estos exportadores esconden peces escasos y exóticos, protegidos por la ley, en cargamentos legales.
De hecho, muchas de las empresas con licencias para exportar fauna del departamento de Loreto están en la “lista roja” elaborada por la Superintendencia Nacional de Aduanas y Administración Tributaria (SUNAT), pues han sido sorprendidas traficando. Y al menos dos de esas 21 compañías eran empresas fantasma conformadas para obtener licencias de exportación y luego “alquilarlas” a los traficantes, según revelaron algunos investigadores de Loreto bajo condición de anonimato.
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