Además, en varios de estos centros no se contó con medidas mínimas de prevención y control de las infecciones, ni con medidas que garantizaran una alimentación adecuada, agua o atención médica adecuada. De lo expuesto es claro que tal era la receta perfecta para propiciar tratos crueles, inhumanos o degradantes, además de una violación del derecho a la salud.
Lamentablemente los Estados que conforman la OEA prefieren ignorar y obviar su obligación compartida de garantizar los derechos humanos sin distinción alguna en todo el continente. Ante tal situación, el silencio volvió a hacerse presente en esta Asamblea General, a pesar de que el tema principal llevaba a la reflexión sobre los desafíos que presenta la Covid-19 en nuestro continente.
Si bien se aprobó una resolución ómnibus en materia de derechos humanos, en la cual existe una resolución llamada “Protección de los derechos humanos frente a la pandemia ocasionada por el virus de la Covid-19”, ésta se limita a resaltar la necesidad de preservar el enfoque de derechos humanos para enfrentar a la pandemia, y en ninguna parte de ella se hace un llamado a condenar o evitar a las medidas represivas adoptadas en el contexto de pandemia se vuelvan a repetir.
La protección de los derechos humanos exige más que meras posiciones declarativas, las cuales hemos visto desde el inicio de la pandemia dentro de la OEA. La garantía de los derechos humanos exige necesariamente pasar a la acción, a la condena de violaciones y a la reparación, sobre todo para evitar su repetición, especialmente porque la pandemia no parece dar tregua al continente. Sin duda, en esta oportunidad, la OEA y sus Estados miembros nos quedaron debiendo a quienes habitamos en este continente.
Las medidas represivas que se implementaron para combatir la pandemia no pueden volver ni siquiera a considerarse. Por eso, la comunidad internacional y su máximo foro regional de las Américas no sólo debe estar vigilante, sino que, además, debe emplear todos los recursos a su alcance para que no se vuelvan a cometer violaciones a derechos humanos bajo el pretexto de dar una respuesta a la pandemia de la Covid-19 en nuestro continente.
Es con este espíritu que desde Amnistía Internacional seguiremos usando los mecanismos establecidos en la propia normativa de la OEA, a fin de que este concierto de naciones no sólo analice lo que ocurrió, sino además establezca mecanismos y guías de ruta que permitan que dichas situaciones no vuelvan a ocurrir.
Ante la inacción de este foro multilateral, quienes trabajamos a favor de los derechos humanos no tenemos más opción que continuar buscando los espacios pertinentes, hacer saber nuestra preocupación y hacer el seguimiento debido.
Para Amnistía Internacional esto no es nuevo, pues es parte de una de las herramientas que junto con las acciones de investigación, campaña y movilización acompañan muchas de nuestras demandas en busca del respeto y garantía de los derechos humanos. Por eso, en los próximos días estaremos haciendo llegar a la OEA una misiva más para que atienda la situación de medidas represivas ante la pandemia.
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