democraciaAbierta

“No hay innovación si no se consigue crear algo completamente nuevo”

Javier Arteaga: “Las tecnologías permiten que se den iniciativas de gobierno abierto en toda América Latina, en Europa, y más allá”. English

Avina democracia Abierta
5 diciembre 2017
Javier_1.png

En el marco de la cumbre de "Ciudades sin miedo" de este año, Fundación Avina y Democracia Abierta establecieron una colaboración especial para explorar algunas de las experiencias políticas más interesantes surgidas en América Latina.

La conversación con líderes relevantes en este ámbito, directamente implicados en la acción de innovación política a nivel local, nos ha proporcionado la ocasión para buscar respuestas a cuatro grandes cuestiones que afectan, de manera desigual pero transversal, a todos los proyectos: a) Visión de la innovación; b) contexto político nacional y limitaciones del poder local; c) Influencia del contexto político internacional, y d) La cuestión del liderazgo.

Javier Orteaga Romero es consultor USAID para Gobierno Abierto de Nariño, Colombia, director de PASTOLAb y docente en la Universidad de Nariño.

Visión de la innovación

Creo que la palabra innovación, si la entendemos como se entiende en el mundo de los negocios, significa que se está creando algo nuevo. Es decir, que no habría innovación si no se consigue crear algo completamente nuevo. En este sentido, pueden haber distintos niveles de innovación e innovaciones mucho más disruptivas que otras, pero lo que es necesario es que se esté generando algo nuevo. 

En el caso de la política en Colombia, puede que innovar resulte más sencillo, porque la vara de medir o el estándar de la política es muy bajo a la hora de hacer cosas distintas, o de manera distinta. Entonces, resulta muy fácil romper los límites con cosas a veces elementales y poder así innovar en política. 

En nuestro caso, basamos la innovación en dos hechos: 

Primero, en actuar. Actuar es un concepto clave en innovación. Muchas veces la gente confunde innovación con creatividad, con hacer cosas impensadas. Pero nosotros partimos de que lo importante es actuar puesto que, si no hay acción,  si no se realizan las cosas,  no hay innovación. 

En nuestro caso, creo que lo primero que hay que decir es que en Nariño se están haciendo las cosas: es decir, que actuamos. Podemos fallar, puede ser que muchas de esas cosas no tengan todavía sentido. Quizás luego vayamos a escribir, vayamos a teorizar, porque creo que van a quedar muchas cosas para el resto de Colombia, y quizás para el mundo exterior, gracias a lo que está sucediendo allá. Pero nosotros partimos del hecho de que “lo estamos haciendo”. Y de que, al actuar, generamos innovación.

Segundo, creo que en lo que respecta a la política, la innovación se basa en centrarse en la ciudadanía. Por más político progresista o de avanzada que se sea, normalmente todos actúan de igual manera. Que sea de izquierda, de  derecha, o de centro, o que se sigan ideales distintos, la forma de actuar en política es muy similar. Ya sean de extrema izquierda, de centro, o de derecha, todos están encerrados en sus oficinas, decidiendo qué es lo mejor para la ciudadanía.

Entonces, el hecho de ser capaces de actuar y de provocar un cambio para que se pueda gobernar desde el espacio público teniendo como centro de la acción política a la ciudadanía –como así ha sido en nuestro caso– es lo que da sentido a la palabra innovación. 

Contexto político nacional y limitaciones del poder local

Desde el punto de vista de la política nacional (y también local), al estar haciendo cosas nuevas desde el poder regional, cosas que históricamente no se hicieron nunca antes, encontramos que nuestras propuestas no son fáciles de entender.

Voy a poner dos ejemplos, que son complejos, pero muy ilustrativos de esa dificultad. El primer ejemplo es nuestro programa Cátedra Futuro, que representa nuestra innovación en el ámbito educativo. Lo que busca el programa es que los niños aprendan, que adquieran el conocimiento en sus casas y que vayan a hacer los proyectos al colegio - es decir, invertir completamente el proceso educativo. Pero la política nacional, lo que dice es que vamos a ampliar  la jornada única - es decir, que vamos a tener a los niños más tiempo en las aulas. Entonces, se plantea la contradicción que implica que un proyecto que necesitamos que se financie - con siete millones de dólares de regalías - con recursos procedentes de una política nacional que precisa que los proyectos de aprueben a nivel nacional, y que tengan el aval del Ministerio, choca de frente con la política nacional actual. Son dos propuestas completamente distintas.

Nosotros defendemos que estamos en un proyecto de innovación educativa y el Ministerio piensa en otra cosa distinta, como es generar nuevas contrataciones de comedores, o bien invertir en infraestructura, con todo el sistema de corrupción que implican esas inversiones. Lo último que les importa son los niños - es decir, el sistema de educación. Y nosotros, como ponemos en el centro de  nuestra política a los niños, creemos que de lo que se trata es que aprendan. Y es aquí donde se sitúa el problema de fondo entre nuestra política y la política nacional. 

El otro ejemplo es nuestro programa Acciones de Paz. Nosotros decimos que necesitamos que la ciudadanía se empodere, que mapee los espacios públicos en desuso y que decida ella en cuáles van a colocar a los inmobiliarios. Pero a nivel nacional, la política te dice que es imposible que le aprobemos un solo peso del erario público, sino tenemos  previamente identificado quién es el dueño del espacio, y qué población exactamente se va a beneficiar. Pero si, de acuerdo con nuestra política de empoderamiento, ¡todavía no sabemos cuál es ese espacio! La ciudadanía tiene que mapear el territorio, antes de decidir... Pero ellos dicen que no se puede, y no se puede. Esto ha frenado nuestra política. Invertimos cerca de nueve meses en los proyectos, pero luego se paraliza todo por esa visión distinta de la política, que impide la innovación.

En cuanto a las limitaciones del poder local, es una cuestión que precisamente tenemos planteada en el departamento de Nariño. Tenemos, por ejemplo, nuestra política de Gobierno Abierto, impulsada a nivel regional - o sea, a nivel de la gobernación -, pero no hemos conseguido que ningún municipio la implemente. Hay algunos municipios, muy cercanos a nuestro gobierno, y sin embargo ni siquiera ellos son capaces de llevarlo adelante.

A nivel nacional, nuestra táctica ha sido distinta. Nos preguntamos cómo podemos generar política pública a nivel nacional con lo que estamos haciendo nosotros. Pero es difícil. El gobierno nacional, por ejemplo, tiene una iniciativa que se llama IGA --Índice de Gobierno Abierto. Pero con lo que mide con ese índice, no conseguimos ni un solo punto para nuestra política de Gobierno Abierto. Es decir, según la política nacional, nosotros podemos quedar en última posición en el Índice del Gobierno Abierto a pesar de todo lo que estamos haciendo en este ámbito. Al final, hemos logrado ejercer mucha presión a través de los medios de comunicación para que se actualice el IGA y conseguir que se obligue, a nivel micro, a los mil ciento y pico municipios de Colombia a adaptar ese Índice de Gobierno Abierto. No se trata de que eliminen todo lo que están midiendo, sino que incorporen también las cosas que estamos haciendo en Nariño. Al final hemos avanzado bastante y ahora existe un compromiso entre USAID y la Procuraduría, que es la que realiza las mediciones, para aplicar una agenda que incorpora hasta seis actores.

Si lo conseguimos, sería algo grandioso: hacer que la Procuraduría cambie toda la política nacional de medición de un índice que importa mucho a cada municipio y a cada gobernación, adaptando el modelo en función de lo que hemos hecho nosotros en Nariño. Sentaría un precedente importante al demostrar que es posible incorporar una innovación de origen territorial a la política nacional.

Esto, a nivel macro. Pero también a nivel micro, contando con herramientas como la del Índice de Gobierno Abierto, hay cosas que estamos creando para sensibilizar a otros municipios y que decidan incorporarse. Nuestro trabajo, por ejemplo, en el municipio de  Santander de Quilichao, en el Cauca, consiguió que el alcalde y su gabinete lanzaran un portal de gobierno abierto. Será el primer municipio del país que incorpore el nuevo sistema de Gobierno Abierto. Tenemos Nariño, a nivel gobernación, y tenemos ese primer municipio en el país. Estamos trabajando en dos direcciones: hacia arriba, cambiando la política nacional, y hacia abajo, incorporando a los municipios.

Contexto político internacional

La dinámica regional e internacional no alcanza a permear ni a tener una incidencia destacable en lo que estamos haciendo en Nariño. A  nivel internacional, lo que se ha logrado es llevar a cabo un trabajo en conjunto, sobre todo con gente de Madrid y Barcelona, en el marco de sus políticas de gobierno abierto. Y no solo en sus políticas, sino también en el desarrollo de vínculos personales. En el caso de Nariño, nos han visitado desde el director de Medialab, Marcos Antonio Lafuente, que teoriza mucho sobre el procomún, a Raúl Oliván, de Zaragoza, o Domenico Di Siena, que tiene mucho que ver con diseños cívicos. No pasan  ni quince días sin que llegue alguien a Nariño a compartir ese conocimiento y eso nos ha puesto en un radar bien interesante. Creo que  la coincidencia de que existan innovaciones políticas interesantes a nivel internacional es lo que ha llevado al interés mutuo y al intercambio. Pero, claro, todo esto no sería posible sin el hecho de que el contexto internacional está ahora a nuestro alcance a través de las tecnologías, que permiten que se den tantas iniciativas de gobierno abierto en toda América Latina, en Europa, y más allá. 

La cuestión del iderazgo

Por su liderazgo, por su empatía, Camilo Romero, gobernador de Nariño, es una de las personas que en este momento tiene mayor reconocimiento en el país. Pero, al mismo tiempo, eso representa nuestro mayor riesgo ante el mapa político del país.

Camilo comienza a aparecer en los principales medios, en las emisoras nacionales, y comienza a ser un referente en los encuentros internacionales. Eso le da un gran protagonismo y coloca a Nariño en el punto de mira, pero hace también que puedan acabar con nosotros con un titular en los medios. Si un actor dice que Camilo Romero apoya a su grupo político, por ejemplo, a la senadora Claudia López, candidata a las presidenciales de 2018,  Claudia López va a verse fiscalizada constantemente. Y aunque es cierto que eso es importante para la democracia, puede pasar que cualquier se utilice para descalificarla e inmediatamente se deduzca que al que hay que atacar es a Camilo Romero.

Vivimos en una lucha constante, con un temor muy grande de que sólo por una palabra de descalificación hacia Camilo que pronuncien los periódicos, puedan acabar con todo este proceso de innovación en la gobernación de Nariño. Ese es uno de nuestros grandes temores, y creo que nuestra principal debilidad, porque somos un actor político pequeño, no pertenecemos a grandes grupos económicos, no formamos parte de la historia política tradicional, ni somos hijos de presidentes, ni mucho menos. Y eso, en este juego de la democracia colombiana, es importante. Y también sabemos que, en el momento en que signifiquemos una amenaza para alguien o algo importante, pueden acabar con nosotros muy fácilmente. 

Vea nuestra página especial para este proyecto: https://opendemocracy.net/democraciaabierta/avina-interactive-roundtable 

Unete a nuestro boletín ¿Qué pasa con la democracia, la participación y derechos humanos en Latinoamérica? Entérate a través de nuestro boletín semanal. Suscribirme al boletín.

Comentarios

Animamos a todo el mundo a que haga comentarios, Por favor, consulte las intrucciones de openDemocracy para comentarios
Audio available Bookmark Check Language Close Comments Download Facebook Link Email Newsletter Newsletter Play Print Share Twitter Youtube Search Instagram WhatsApp yourData