
Jornadas Ciudades Democráticas. Red de comunes democráticos. Media Lab Madrid. Elvira Megías, MediaLab Prado, D-Cent/Flickr. Algunos derechos reservados.
El término democracia[1] se creó para diferenciar ciertos sistemas de gobierno que imperaron en algunas ciudades de la Grecia antigua. Por su número de habitantes, estas pequeñas ciudades hoy ni siquiera superarían la categoría de pueblos[2]. Eran comunidades no superiores a unas decenas de miles de ciudadanos con derecho, en las cuales el debate, la reflexión y la toma de decisiones se podían concebir de forma presencial y directa. Existían cargos elegidos por sorteo y rotatorios.
Los tiempo han cambiado, nuestras sociedades están masificadas y lejos queda el modelo inicial de la polis griega. Las democracias modernas que comenzaron a consolidarse durante el siglo XIX, como la norteamericana o la francesa, reconceptualizaron el ideal democrático. Su sistema aunque inspirado en la cultura clásica adaptó la “asamblea del pueblo” a una asamblea de representantes elegidos por sufragio. El cambio de escala justificó el pasar de la participación directa a la delegada y del cargo por sorteo y rotatorio al cargo elegido por sufragio. Los partidos políticos y los medios de comunicación de masas que se asentaron durante el siglo XX culminaron la deriva del sistema democrático hacia modelos de gobierno diferentes en esencia a la democracia original. De esta manera perdura hasta nuestra dias la noción de que “democracia” tiene que ver con elecciones, con elegir entre un número limitado de opciones representadas por distintas aristocracias[3] modernas. Nuestros sistemas de gobierno están basados en representantes elegidos cada cuatro años, organizados en estructuras oligárquicas[4] llamadas partidos políticos, influenciados en gran medida por el poder mediático y económico. La aspiración de conseguir una democracia original, en la cual el poder esté controlado por ciudadanos corrientes, se ha considerado una utopía, un planteamiento aparentemente imposible para los grandes estados modernos de millones de habitantes y con poblaciones distanciadas entre sí por miles de kilómetros.[5]
Parece como si, sin haber estudiado historia clásica, la conciencia social en las plazas hubiera descubierto de forma independiente que detrás de la palabra “democracia” hay un engaño.
No es casual que con la crisis sistémica que vivimos en España, manifestada en el movimiento 15M, crisis que se reproduce en otros muchos países, desde Taiwan hasta Islandia, resuenen lemas como el “Democracia Real ya” o “Lo llaman democracia y no lo és”. Parece como si, sin haber estudiado historia clásica la conciencia social en las plazas hubiera descubierto de forma independiente a los eruditos que detrás de la palabra “democracia” hay un engaño. Los antiguos griegos nos dirían efectivamente que cuando formalizaron la democracia no estaban pensando en elecciones por sufragio, ni en un clase política endogámica. Estaban pensando en el gobierno del pueblo, en la intervención directa de la ciudadanía en la decisiones.
Por suerte las crisis ofrecen oportunidades. Este siglo XXI viene cargado de cambios radicales en la forma en que la población se comunica y se relaciona. La revolución de la información que ha traído internet y la conectividad móvil ofrecen un nuevo campo de posibilidades para el viejo ideal de “democracia” que comenzamos recién a explorar. Las nuevas tecnologías de la participación nos permiten conectar la escala local, del territorio y del cara a cara, con la dimensión ciudad o de estado. Y más allá. Nos permiten vislumbrar una inteligencia colectiva en red emergente que pueda ayudar a tomar el control de las sociedades del siglo XXI permitiendo un gobierno distribuido en el que la ciudadanía pueda aportar soluciones y tomar decisiones deliberadas de forma directa.
En este contexto histórico de recuperación democrática, la ciudad de Madrid viene experimentando con la intención de compartir y aprender por el camino.
En este contexto histórico de recuperación democrática, la ciudad de Madrid viene experimentando con la intención de compartir y aprender por el camino. Lo hace generando procesos y estrategias en base a formatos libres. Tecnologías no propietarias que buscan la replicación de prácticas capaces de producir cambios sociales de profundidad en nuestros sistemas de gobernanza. Laboratorios ciudadanos como apuesta por formatos abiertos de producción cultural y prototipado. Cesiones de espacios para la autogestión y el encuentro vecinal. Herramientas en red para canalizar propuestas de abajo a arriba como forma de democracia directa. Voto seguro por internet como forma de recuperación de la “asamblea” de toda la ciudadanía. Espacios deliberativos e inclusivos como el G1000, con ciudadanos elegidos por sorteo, o los Foros Locales, en los cuales la participación es libre. Transformaciones urbanas tácticas y participativas... En definitiva, un arcoiris de métodos, formas e innovaciones que convierten a Madrid en una ciudad necesitada de mostrar sus avances pero a la vez ansiosa por conocer los caminos abiertos por otras metrópolis. Para este intercambio nace Ciudades Democráticas, un auténtico festival para celebrar y explorar las nuevas tecnologías de la participación.
Ciudades Democráticas será un evento colaborativo para la producción de pensamiento y tecnología en los talleres de Medialab Prado y tendrá su momento álgido con la CONSULCon. Este encuentro reunirá a toda la comunidad CONSUL, el software libre corazón de Decide Madrid y otra decena de plataformas que permiten participar ya a cientos de miles de usuarios en todo el mundo convirtiéndose en el software de participación con más usuarios del planeta. Técnicos de la administración, innovadoras cívicas, representantes de ayuntamientos y regiones que ya están usando CONSUL o quieren comenzar a hacerlo se encontrarán para compartir retos y experiencias. Para finalizar, la conferencia internacional reunirá a expertos, intelectuales y activistas de distintas parte del mundo que expondrán diferentes experiencias frontera en el nuevo campo abierto de las tecnologías de la participación. Democracia por sorteo, presupuestos participativos, voto por internet, identidad, censo y privacidad, legislación colaborativa, deliberación y consenso, son sólo algunos de los temas que se podrán desgranar durante estas próximas jornadas.
Pueden consultar toda la información relativa al encuentro Ciudades Democráticas en este enlace.
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Notas
[1] La traducción literal del griego es “gobierno del pueblo”.
[2] En el momento álgido de su civilización, la población ateniense con derecho a participar en el sistema democrático de gobierno alcanzó los 30 000 hombres, excluidas mujeres y esclavos.
[3] Gobierno de los mejores. En el mundo actual se traduce en los mejor preparados para la carrera mediática que supone una elección por sufragio. En la Edad Media eran los mejor preparados para ganar batallas.
[4] Gobierno de unos pocos. Las estructuras de los partidos están controladas por un número relativamente pequeño de personas que reparten cargos en las instituciones.
[5] Para una argumentación histórica más detallada leer “Contra las elecciones” de David Van Reybrouck.
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