

#YoSoy132 Aguascalientes, 7 julio 2012. Foto del autor.
Hoy no podemos imaginar el mundo sin internet. 23 años atrás no podíamos imaginar el mundo entero con internet, ni a los movimientos sociales, mucho menos que pudiera usarlo un movimiento rural indígena, pero ocurrió. Este artículo reflexiona acerca del vínculo entre internet y los movimientos sociales en México. De entrada, se describen varios casos de movilizaciones y levantamientos, organizaciones transnacionales, así como colectivos activistas locales. Después se identifican en ellos elementos clave sobre internet y la expresión pública y se concluye con una reflexión sobre el poder de las redes.
Levantamientos y movilizaciones
El 1 de enero de 1994 entró en vigor el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) en México, Estados Unidos y Canadá, como una conquista neoliberal. Sin embargo, el mismo día una voz se escuchó desde la selva: los Zapatistas se levantaron en armas en Chiapas. En su primera Declaración de la Selva Lacandona —“¡Hoy decimos basta”— buscaron hacer visibles las desigualdades causadas por las políticas neoliberales. Además, ellos situaron su lucha en una arena global.
Internet se fue convirtiendo en su herramienta más importante para ganar solidaridad internacional. Aunque los Zapatistas no tenían acceso a las tecnologías de información y comunicación, un estudiante estadounidense creó el primer sitio web zapatista. Poco tiempo después vinieron otros sitios web, listas de correo y foros de discusión sobre el levantamiento.
El movimiento Zapatista ha estado presente desde entonces[1], a veces en el silencio, a veces en el centro de la atención mediática. En 2005 y 2006, encabezó “La otra campaña”, una iniciativa de participación para el cambio social desde abajo y hacia la izquierda. Recientemente, regresaron a los titulares con la propuesta de tomar parte en las elecciones presidenciales mexicanas de 2018, con una mujer indígena como candidata a la presidencia.
Durante estos años, internet ha jugado un papel importante en varias movilizaciones mexicanas, como #YoSoy132, el Movimiento 5 de Junio, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, No + Sangre, las movilizaciones por Wirikuta y Ayotzinapa, entre otras.
#YoSoy132 emergió en 2012, luego de la participación del entonces candidato presidencial (hoy presidente de México) Enrique Peña Nieto en un foro universitario. Los estudiantes protestaron contra él. Sin embargo, los grandes medios mexicanos presentaron noticias falsas sobre el éxito de Peña Nieto y descalificaron a los manifestantes. En respuesta, los estudiantes hicieron y difundieron el video “131 estudiantes de la Ibero responden”. En pocas horas, más estudiantes de varias universidades expresaron su solidaridad con ellos e iniciaron el movimiento #YoSoy132, primero en internet, mediante hashtags y después en las calles, con manifestaciones en todo el país e, incluso, en el extranjero.
Como otros movimientos sociales contemporáneos, éste combinó la ocupación de lugares con una estrategia digital. Los activistas hicieron uso intensivo de las redes sociodigitales y comenzaron con una fuerte producción en medios digitales. De hecho, organizaron un debate entre los candidatos presidenciales, producido y difundido en línea. En contraste con los debates oficiales, éste involucró la participación ciudadana en línea.
La violencia, la corrupción y la impunidad son problemas arraigados en México. Esto ha sido más visible gracias a varias movilizaciones. El Movimiento 5 de Junio comenzó en 2009 en Hermosillo, como un movimiento de los ciudadanos en demanda de justicia, luego de que 49 bebés murieron y 70 más resultaron heridos en un incendio en la Guardería ABC. Los padres acusaron al gobierno local de negligencia. Optaron tanto por la vía de la protesta —marcharon desde Hermosillo hacia la Ciudad de México— como por la vía de la ley —llevaron el caso a los tribunales y han propuesto una nueva Ley General de Estancias Infantiles. Este grupo ha utilizado la red para expresarse públicamente, mediante un sitio web, Facebook, Twitter y YouTube. La movilización ha seguido activa a través de los años, como un memorial doloroso de aquel incendio.
El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad fue una de las movilizaciones más importantes contra la violencia en México. El mandato del presidente Felipe Calderón (2006-2012) se caracterizó por la guerra contra el narcotráfico como estrategia de seguridad. Durante ese periodo, aumentó la violencia entre las fuerzas del Estado (militares y policiales) y los grupos del crimen organizado, de estos grupos entre sí, pero también en contra de los ciudadanos.
Calderón justificó el gran número de muertes de ciudadanos no relacionados con el crimen organizado, llamándoles “daños colaterales”. Uno de esos muertos fue el hijo del poeta mexicano Javier Sicilia, el joven y otros seis amigos fueron asesinados por un cártel del narcotráfico en 2011. Sicilia comenzó entonces un movimiento nacional, cuya expresión más poderosa fue una caravana a través de México y Estados Unidos con el fin de visibilizar la situación de las víctimas y crear un lugar itinerante para el diálogo entre sus familias. El movimiento tuvo una fuerte presencia en internet, nuevamente a través de un sitio web, Facebook y Twitter.
En el mismo año, algunos famosos caricaturistas mexicanos, como Rius, El Fisgón, Helguera, entre otros, comenzaron una movilización digital: No + sangre. La iniciativa fue también una reacción frente a la guerra contra el narcotráfico encabezada por Calderón, con sus desafortunadas consecuencias. Ellos produjeron cartones y los hicieron públicos para ser reproducidos en protestas presenciales, pero también en muros de Facebook y en Twitter, como una expresión digital de desacuerdo con la estrategia de seguridad.
En 2014, hubo un ataque contra estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, algunos fueron asesinados y 43 más fueron desaparecidos. El caso puso en evidencia los vínculos entre la policía local y el crimen organizado. El gobierno mexicano fue cuestionado severamente acerca de los abusos de la policía y los militares contra los derechos humanos, así como sobre la incapacidad de investigar este tipo de casos. Ayotzinapa ha sido el caso más visible, pero no ha sido el único. México tiene un largo historial de violencia del Estado contra la población, como ha ocurrido en los casos de Acteal, Aguas Blancas, Atenco, Tlatlaya y Nochixtlán. Después de la masacre en Ayotzinapa vinieron las expresiones de solidaridad de todo el país y del extranjero, mediante protestas en las calles y en internet.
En los años recientes, hemos sido testigos también de otras experiencias de búsqueda de los desaparecidos, así como de protestas contra las desapariciones, asesinatos y feminicidios en México, tales como #TodosSomosJorgeyJavier en Monterrey o Andrea Nohemí en Aguascalientes. En estos casos, los líderes emplearon las redes sociodigitales para convocar gente a las manifestaciones, difundir información sobre las movilizaciones, así como para establecer redes de colaboración en diferentes ciudades y países.
El medio ambiente es otra arena de lucha en México. Desde 2010, varias organizaciones se reunieron para formar el Frente en Defensa de Wirikuta. El gobierno mexicano autorizó a una corporación minera canadiense para la búsqueda y explotación de plata y otros metales en un territorio que incluye Wirikuta, la cual es a la vez un área natural protegida y una zona sagrada para la comunidad Wixárika. El proyecto minero viola las leyes mexicanas y amenaza el medio ambiente, el derecho al agua y a la salud, así como los derechos de los pueblos indígenas y su cosmogonía. En 2013, tras las movilizaciones nacionales y transnacionales, el proyecto fue detenido, pero no cancelado completamente. El Frente ha usado internet para difundir información, mediante un sitio web y una página en Facebook.
En 2015, Salvemos Manglar Tajamar comenzó luego de que se usara maquinaria pesada para desmontar un manglar en Cancún. Varios grupos ambientalistas se opusieron a esta iniciativa y denunciaron la muerte de animales (varios de ellos en peligro de extinción) y el daño al medio ambiente. Su estrategia incluyó la lucha en los tribunales y la protesta en línea, las redes sociodigitales les permitieron hacer un llamado a la conciencia internacional acerca de la destrucción.
Tristemente, Tajamar tampoco es un caso único en México. Otros grupos ambientalistas han encabezado movilizaciones en diferentes ciudades, es el caso de SOS Mezquitera La Pona / Salvemos La Pona, quienes luchan contra la urbanización de un área natural protegida en Aguascalientes, y Salvemos el Bosque de la Primavera, quienes enfrentan una situación similar en Guadalajara.
Organizaciones transnacionales
Las organizaciones activistas transnacionales, tales como Greenpeace y Amnistía Internacional usan internet como un elemento clave en sus estrategias de comunicación. Mediante sitios web, listas de correo, peticiones en línea, redes sociodigitales y otros recursos, ellos buscan aumentar su visibilidad como organizaciones, así como evidenciar problemas ecológicos o sociales específicos. Ellos combinan sus propias lógicas globales con la localización de sus contenidos y protestas.
Greenpeace tiene líneas globales de acción en torno a océanos, agricultura, entre otros asuntos. En el tema de los océanos, en México se han enfocado en el caso de la vaquita marina y su riesgo de extinción. La campaña sobre agricultura se ha enfocado en la lucha contra Monsanto, porque sus proyectos de maíz transgénico han afectado la biodiversidad y los derechos humanos en la localidad.
Amnistía Internacional tiene líneas globales de acción sobre tortura, población indígena, desaparecidos, entre otros. Estas líneas han sido prioritarias en México, donde Amnistía ha organizado campañas específicas contra la tortura, también para defender los derechos de los indígenas y, especialmente, para luchar contra las desapariciones en ejecuciones extrajudiciales, feminicidios, así como en el secuestro de migrantes mexicanos y centroamericanos que transitan hacia Estados Unidos.
Estas organizaciones transnacionales, además de otras como Oxfam, Artículo 19, Reporteros sin Fronteras, usan intensivamente los medios digitales para difundir sus campañas, especialmente mediante redes sociodigitales, listas de correo y peticiones en línea.
Grupos de activismo cotidiano
Las redes digitales han sido también elementos clave para grupos activistas locales basados en experiencias cotidianas en la búsqueda del cambio social. Se trata de colectivos pequeños, ubicados en contextos locales pero globalmente conectados a través de internet. Estos no son tan visibles como las movilizaciones nacionales o las organizaciones transnacionales. Usualmente trabajan a mediano y largo plazo, con actividades rutinarias, en asuntos de derechos humanos, género, educación ambiental, protección animal, consumo sustentable, prácticas culturales, entre otros.
Como he señalado antes, las amenazas contra el medio ambiente son preocupaciones fuertes en México. Varios colectivos trabajan permanentemente en la defensa del medio ambiente mediante acciones cotidianas. Por ejemplo, Conecta Bosques tiene proyectos de reforestación en Guadalajara, mientras Conciencia Ecológica trabaja en educación ambiental en Aguascalientes.
Otros grupos orientan su trabajo a la protección animal, lo cual incluye acciones permanentes de rescate, rehabilitación, puesta en adopción, labores de educación sobre derechos de los animales, así como cabildeo con legisladores y autoridades locales en asuntos de protección animal. Es el caso de Amigos Pro Animal y Gatos para [email protected] en Aguascalientes, Adopta Guadalajara en Guadalajara, Fundación Animare en León, entre otros.
Las preocupaciones por el medio ambiente incluyen también proyectos de transporte sustentable en las ciudades. El ciclismo ha sido promovido como un medio de transporte ecológico, saludable y barato, por grupos como Guadalajara en Bici Movilidad Sustentable en Guadalajara, Bicicálidos / Aguas con la Bici en Aguascalientes, Vida sobre Ruedas en San Luis Potosí, además de otros en distintas ciudades del país.
La búsqueda de un mundo mayor implica también nuevas formas de pensar el futuro. Libros Vagabundos comenzó en el campamento de #YoSoy132 en Aguascalientes, ofreciendo una biblioteca libre en las calles, así como proyectos y eventos culturales. El objetivo es construir una sociedad más crítica a través de la lectura y otras prácticas culturales. Para ellos, una sociedad crítica tiene el potencial de cambiar el mundo. El proyecto ha sido replicado en más de 30 ciudades en seis países latinoamericanos, todas las conexiones han sido mediante Facebook.
Para estos activistas locales en lo cotidiano, internet es un espacio de libre expresión y un modo de estar conectados con iniciativas similares en todo el mundo. Mientras las organizaciones activistas transnacionales cuentan con profesionales que trabajan en las estrategias de comunicación digital, en los grupos locales la responsabilidad suele asignarse a sus miembros más comprometidos, quienes trabajan en su tiempo libre, aprendiendo sobre la marcha. Ellos usan redes sociodigitales para propósitos de difusión, organización y socialización.
Expresión pública, visibilidad y conexiones
Internet es clave para los movimientos sociales, porque es una de las rutas de acceso a la expresión pública, más baratas y fáciles. La red no reemplaza las plazas y calles y tampoco a los medios, sino que provee de un espacio diferentes donde los usuarios pueden difundir sin intermediarios sus visiones del mundo.
Los medios tradicionales siguen siendo espacios importantes en México — más del 90% de los hogares cuentan con televisión, mientras que apenas el 40% de ellos están equipados con internet—. Aunque los medios de comunicación son elementos clave para el espacio público, la mayoría de ellos son empresas privadas. Además, hay tendencias hacia la concentración de la propiedad mediática y, cuando hay muchos medios en pocas manos, la pluralidad está en riesgo. La sociedad civil, por ejemplo, no está suficientemente representada en los medios mexicanos. Las movilizaciones suelen ser invisibilizadas e, incluso, criminalizadas por los medios, enfocándose en los momentos más conflictivos o violentos de las protestas.
Internet es la vía por la cual los activistas se expresan y ganan visibilidad. Mediante la red, exponen problemas locales y los conectan con discusiones globales. También conocen gente que comparte sus preocupaciones y sueños sobre un mundo mejor. La lógica reticular, interactiva y global de internet posibilita estos flujos de información.
En la búsqueda de visibilidad, la viralidad importa. Cuando algunas publicaciones digitales sobre una causa o evento se vuelven virales, la visibilidad se incrementa considerablemente en un periodo muy corto. Por ejemplo, el movimiento #YoSoy132 debe su chispa inicial a un par de acontecimientos que se volvieron virales: El primero cuando los estudiantes protestaron contra Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana y compartieron gran cantidad de material en tiempo real, a través de Facebook, Twitter y YouTube. El segundo —y, probablemente, el más importante— cuando publicaron el video “131 estudiantes de la Ibero responden”. Éste fue compartido miles de veces y obtuvo visibilidad internacional para el movimiento. Después de eso, los grandes medios tuvieron que cubrir las protestas.
Internet es también una vía para conectar gente. Mediante internet, los activistas establecen conexiones en diferentes niveles: hacia el interior de los grupos, así como entre diferentes grupos y ciudadanos, local y globalmente. El elemento clave es el modo en que las afinidades operan. La gente comparte intereses, preocupaciones, sueños, esperanzas, estilos de vida y más. Internet es el punto de contacto para los grupos que trabajan permanentemente por alguna causa concreta, pero también lo es cuando converge algún descontento y comienza una nueva movilización. Estas conexiones fueron muy relevantes en el caso del movimiento Zapatista. Incluso cuando ellos no tenían acceso a las tecnologías digitales, otros contribuyeron a comenzar y sostener redes de solidaridad a través de internet y alrededor del mundo.
Redes sociales, redes digitales, redes sociodigitales
Hemos de considerar la relación profunda entre las redes digitales y sociales. Algunos autores se refieren a ellas como redes sociodigitales, para enfatizar el vínculo entre las redes digitales —con su base tecnológica, algoritmos y lógicas propias —y las redes sociales —con sus contextos concretos, antecedentes, afinidades, preocupaciones y sueños—. El poder de las redes en la era global no se refiere a la tecnología en sí misma o a la sociedad en sí misma, sino al modo en que la tecnología digital se ha vuelto hoy en día una parte constitutiva de nuestra vida social.
No deberíamos ser ingenuos al pensar internet. Reconocer sus posibilidades para la participación democrática no debería oscurecer sus problemas intrínsecos de libertad, privacidad, vigilancia y la brecha digital. Sin embargo, reconocer estos problemas tampoco debería subestimar la relevancia que internet y las redes sociodigitales han tenido para los movimientos sociales en México y en otros países.
Como dije al principio, hoy no podemos imaginar los movimientos sociales contemporáneos y tampoco el mundo sin internet. Sin embargo, el mundo está cambiando todo el tiempo. Tenemos mucho camino por recorrer y mucho más por aprender.
[1] Si bien el movimiento como tal inició desde 1983, se visibilizó en 1994.
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