
Estas son las latinoamericanas que lanzaron el día internacional por el aborto seguro
Tres décadas atrás, activistas por los derechos de la mujer se reunieron en Argentina para lanzar nuevas campañas –y compartir conocimiento sobre abortos farmacológicos


Miles de mujeres feministas se juntaron en una pequeña ciudad costera argentina tres décadas atrás y lanzaron lo que sería más tarde el Día de Acción Global por el acceso al Aborto Legal y Seguro, que se conmemora cada 28 de septiembre.
Allí también conocieron, escuchando a las activistas brasileñas, el misoprostol – un fármaco que se usaba para tratar úlceras gástricas, que también era efectivo y seguro para interrumpir embarazos (y que suele ser administrado en combinación con la mifepristona).
“Era como algo increíble”, destaca la cirujana chilena Marisa Matamala, de 81 años, sobre este hallazgo que se propagó boca a boca entre las mujeres – antes de que estos fármacos se usaran en distintos lugares del mundo en abortos farmacólogicos (no quirúrgicos).
“Fue como una catarsis de argumentos. Hubo consenso. Había muchos liderazgos latinoamericanos, mujeres de muchas partes. Nos llenó de energía”, agrega Matamala sobre el encuentro en San Bernardo, 340 kilómetros al sur de la capital argentina.
Ella fue una de las mujeres de toda la región que asistieron al V Encuentro Feminista de América Latina y El Caribe (EFLAC) – y que hablaron con openDemocracy sobre su significado y su legado.
La decisión que tomamos fue que no estábamos dispuestas a seguir sacrificando la vida de las mujeres
Más de 3.000 mujeres asistieron al encuentro, que incluyó un taller sobre aborto con unas 200 feministas de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Paraguay, Perú y Uruguay. También hubo delegadas de Estados Unidos, Canadá y Holanda.
“San Bernardo fue la oportunidad de empezar a analizar la situación de las mujeres como consecuencia de los abortos clandestinos, de pensar la maternidad involuntaria como otra forma de esclavitud”, dice la partera uruguaya Elvira Lutz, de 85 años.
Por entonces, explica Lutz, las mujeres de América Latina casi no teníanacceso a anticonceptivos seguros, ni a educación sexual, y del aborto no se hablaba. “La decisión que tomamos fue que no estábamos dispuestas a seguir sacrificando la vida de las mujeres”.

Estandarte de Católicas por el Derecho a Decidir en el taller sobre aborto de 1990
“Latinoamérica”, recuerda la médica uruguaya Cristina Grela (77 años), que fundó en 1987 la oficina regional de Católicas por el Derecho a Decidir en Montevideo, tenía una elevada “cantidad de muertes por prácticas clandestinas”, y había que actuar contra esto.
Por eso, el grupo de Grela junto con la Comisión por el Derecho al Aborto, creada en 1988 en Argentina y liderada por la abogada Dora Coledesky (ya fallecida), propusieron al EFLAC un taller sobre aborto, cuya declaración propuso el 28 de septiembre como día de lucha por el derecho al aborto.
Inspiración desde Brasil
La ginecóloga argentina Alicia Cacopardo (ahora de 85 años) recuerda que “las brasileñas propusieron el 28 de septiembre” como el día para reclamar derechos de aborto por razones simbólicas.
En un 28 de septiembre de 1871 Brasil había adoptado la ley de ‘vientres libres’ que otorgó libertad a todas las personas nacidas de mujeres esclavas. “Para nosotras, la libertad de vientres es poder hacerse un aborto libre”, apunta Grela.
Varias de las feministas que estuvieron en el taller de San Bernardo recuerdan haber escuchado atentamente a sus compañeras de Brasil, acerca del potencial del misoprostol para suministrar abortos seguros.
En Brasil, farmacéuticos y mujeres habían descubierto en los años 80 que un efecto secundario de este fármaco, comercializado como Cytotec, eran las contracciones uterinas. Este conocimiento se propagó boca a boca, y el misoprostol se convirtió en insumo esencial para las redes solidarias de aborto.
“Fue muy importante que ahí nos enteramos del uso del misoprostol. No sabíamos nada”, dice la epidemióloga argentina Mabel Bianco, de 80 años, y aún dedicada a los derechos sexuales y reproductivos en la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer.
En 2005 la Organización Mundial de la Salud lo incluyó en su lista de medicamentos esenciales. Pero el acceso al misoprostol sigue siendo difícil para muchas mujeres de América Latina y de otras regiones, pese a la creciente cantidad de países que han liberalizado sus leyes sobre aborto.
Pañuelos verdes
En 2012, Uruguay fue el primer país de América del Sur en despenalizar el aborto dentro de las primeras 12 semanas de gestación. En 2017, Chile puso fin a la prohibición total y autorizó los abortos en casos de violación, peligro de vida para la mujer e inviabilidad fetal.
La legalización del aborto en Argentina, aprobada a fines de 2020, dio impulso al activismo en otros países. Los pañuelos verdes – símbolo del movimiento argentino por la legalización – traspasaron fronteras.
Aparecieron en Ecuador a inicios de este año, cuando la corte constitucional legalizó el aborto en casos de violación, tras una larga batalla de grupos feministas.
Y hace poco también se vieron en México, para celebrar que Veracruz e Hidalgo se convirtieron en el tercer y cuarto estados en legalizar las interrupciones del embarazo. Este mes, la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucional la penalización de las mujeres que abortan.

Activistas por el aborto legal muestran sus pañuelos verdes en Buenos Aires, Argentina, en 2019
La chilena Matamala dice que las feministas de su país volverán a lucir sus pañuelos verdes este 28 de septiembre, en una manifestación rodeando la sede la Convención Constitucional para presionar por la inclusión del derecho al aborto en la nueva constitución.
Grela, en Uruguay, es menos optimista sobre el futuro. “La Iglesia Católica tranca todo. Las chilenas están luchando hace años. En Perú, el debate no hace mella. En Colombia [...] ni se plantean una reforma legal”, dice.
En 1990, una de las más jóvenes en el taller de San Bernardo fue la salvadoreña Morena Herrera, que tenía 30 años y venía de formar parte de la guerrilla de su país, el Frente Farabundo Martí para la Liberación.
“Vi un papelito que decía debate sobre aborto y fui [...] En aquel momento, no tenía idea de la gran trascendencia que ese encuentro iba a tener. Yo me enamoré del feminismo ahí”, cuenta Herrera.
Desde 2009, ella lidera la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto que lucha por sacar de prisión a decenas de mujeres criminalizadas en su país.
Tres décadas después de aquel encuentro, muchos países todavía le deben a las mujeres el derecho pleno a decidir sobre sus cuerpos. Estas feministas no se conforman con menos.
Lee más
Reciba su correo semanal
Comentarios
Animamos a todo el mundo a que haga comentarios, Por favor, consulte las intrucciones de openDemocracy para comentarios