“En mi pueblo nos morimos de desnutrición y no hay pozos de agua. ¿Cómo hablamos de derechos sexuales si no se difunden monte adentro? Cuando yo era chica, el hospital donde trabajo ya existía. Y nunca se hizo una ILE (interrupción legal del embarazo) hasta hoy”, dice Gea en referencia a los abortos con causales contempladas por el código penal.
“¿Por qué? Yo creo que ni siquiera la han negado. La gente no sabe que puede acceder a ese derecho. Es una forma de negar”, afirma.
“Es una fantasía”, agrega, “pensar que se legaliza el aborto y todo se soluciona. Obviamente, queremos que sea legal. Pero primero tenés que reformar el sistema sanitario; sacar a la iglesia y al patriarcado de las cabezas de los profesionales”.
“Caminemos juntas”
Argentina es un Estado laico, pero la activista mapuche y psicóloga social Irma Caupán Perriot, del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, observa que las instituciones religiosas actúan de manera decisiva contra los derechos sexuales y reproductivos en los territorios indígenas.
“Hay una iglesia que reprime, que codifica, que determina y condiciona. Nosotras todavía no podemos hablarlo libremente. Tiene que ver con siglos de violencia, opresión, invisibilización”, sostiene Caupán Perriot.
Su historia personal está marcada por esos desafíos. “Mi madre biológica tuvo un bebé muerto, lo enterró en su patio, como algo ancestral, y por eso fue presa. Después fue violada dentro de la cárcel, y de ahí nací yo. En ningún momento ella tuvo derecho a nada. Era pobre, era indígena, era mujer”.
Las mujeres indígenas, dice, “no somos respetadas para el parto ni para nada. La violencia y el genocidio se ejercen en nuestros cuerpos. Nuestras hermanas no tienen traductores. Si van a una ‘salita’ (policlínica), no entienden la lengua que hablan. Entonces tampoco las atienden. Las tratan como ‘indias’, como si no fueran personas”.
Otra propuesta para legalizar el aborto logró llegar hasta el Senado en 2018, donde resultó derrotada. Aquella vez, ninguna mujer indígena pudo tomar la palabra en el Congreso. En cambio, en los debates de este año, Edith Martiarena, comunicadora wichí de la radio La Voz Indígena de Tartagal, provincia de Salta, pudo decirle a los legisladores que las mujeres y niñas indígenas "sufrimos en carne propia las desigualdades de la pobreza" que "nos obligan a ser madres forzosamente".
Bashe Nuhem, de la comunidad Qom en el noreste argentino, añade: “Aun dentro de algunos colectivos feministas, no nos dan mucha importancia. Les cuento de una hermana que fue violada y nadie responde. Nos debemos que nos escuchen. Abrazamos la lucha de todas las compañeras, criollas, gringas… Pero es hora de que también escuchen a las mujeres indígenas. No nos coloquen para la foto. Caminemos juntas”.
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