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Lo que Black Lives Matter puede enseñarnos acerca de las dificultades y posibilidades de la organización digital

Investigaciones recientes destacan los retos de ampliar el activismo de base a través de las redes sociales. English.

Karen Ross Marcia D. Mundt
10 abril 2019, 12.01am
Marcha de estudiantes en Minneapolis, Minnesota, el 1 de mayo de 2015. | Flickr/FibonacciBlue. CC BY 2.0. Todos los derechos reservados.

Según un artículo reciente de The Economist, el monitoreo policial de las redes sociales como forma de vigilar a los activistas se ha vuelto hoy una práctica común. Dada la naturaleza de acceso público de las redes sociales, esto no debería sorprendernos.

Sin embargo, plantea claramente algunos interrogantes sobre la efectividad del uso de las plataformas digitales como espacios básicos de organización, incluso teniendo en cuenta que las redes sociales han proporcionado importantes plataformas para la ampliación del alcance e impacto del activismo.

Como parte de nuestro trabajo de investigación del potencial de los movimientos sociales para escalar el impacto de sus actividades, entrevistamos recientemente a 11 administradores de páginas de redes sociales de Black Lives Matter (BLM) en Estados Unidos.

Sus respuestas nos han proporcionado información valiosa sobre los retos que plantea el uso de las redes sociales por parte del activismo de base.

Un reto importante que apuntan los activistas de BLM en relación a su trabajo en línea es el de resolver la tensión entre ser incluyente y mantener el mensaje.

Por lo general, estos activistas (que aceptaron ser entrevistados con la condición de permanecer en el anonimato) ven positivo el rol de las redes sociales, pero destacan una serie de retos que supone la organización digital.

Concretamente, resaltan los costes de mantenimiento - debido al tiempo que lleva responder a los posts que cooptan o interpelan los mensajes emitidos - y los riesgos de seguridad que enfrentan los que mantienen una presencia activa en línea. Sin embargo, los activistas también poseen estrategias claras para abordar estos problemas.

Los costes de mantenimiento

Un reto importante que apuntan los activistas de BLM en relación a su trabajo en línea es el de resolver la tensión entre ser incluyente y mantener el mensaje. Por un lado, tener un gran número de seguidores es una forma de ampliar las narraciones y de asegurarse de que la información sobre eventos y campañas se difunde ampliamente.

Por otro lado, cuanto más grande es el grupo, más probabilidades hay de que los seguidores o miembros del grupo intenten interrumpir el mensaje central del movimiento o campaña. De hecho, varios activistas con los que hablamos señalan que los que se oponen al mensaje de BLM se centran en las plataformas de medios de BLM para desviar la atención de la causa que defiende BLM.

Un administrador de grupo explica: "las redes sociales dan a todo el mundo la oportunidad de manifestar su opinión sobre lo que haces y lo que dejas de hacer". Otra administradora del grupo señala que los mensajes contrarios son un problema específico de las redes sociales: "Cuando iniciamos el grupo de Facebook, pasamos gran parte de nuestro tiempo en línea discutiendo con personas: una discusión desagradable tras otra con gente que te aparece de pronto con respuestas instintivas, a menudo racistas, contra los que nos movilizamos por la justicia racial".

Para los activistas de Black Lives Matter, gran parte de este trolleo ocurre para intentar bloquear la conversación, como una forma de decir: "¡Cállate!".

La forma en que los activistas gestionan estos comentarios varía según el grupo, pero en general los administradores que entrevistamos señalan que es preciso monitorear constantemente los espacios en línea, lo que desvía recursos que de otro modo podrían dedicarse a la tarea de amplificar los mensajes centrales del movimiento.

De hecho, los administradores del grupo BLM relatan la enorme cantidad de tiempo que dedican a moderar sus perfiles en línea en las redes sociales, en gran parte para defenderse de comentarios desagradables o de críticas directas. Algunos grupos toman medidas preventivas, como acotar el acceso solo a seguidores o requerir un visto bueno administrativo antes de aceptar nuevos miembros. Sin embargo, estos enfoques limitan la accesibilidad y merman el potencial para llegar a públicos más amplios.

Un tema relacionado es el del "desenfoque ideológico" que puede darse a resultas de organizarse en la esfera de los medios sociales. Como señalan los activistas, las mismas plataformas que crean la posibilidad de difundir ampliamente los mensajes del movimiento también limitan la posibilidad de que los activistas controlen quién forma parte o no del movimiento.

Esto es especialmente cierto en el caso de movimientos descentralizados como Black Lives Matter: incluso entre los grupos que apoyan los valores que promueve BLM, no todos encajan perfectamente en el movimiento - ya sea en términos de enfoque o a nivel de compromiso con la defensa y la acción directa como métodos para abordar las injusticias sistémicas contra las vidas de los negros.

Por ejemplo, dos administradores de grupos que entrevistamos son mujeres blancas solidarias con el movimiento, pero por lo demás no están afiliadas a BLM o al Movimiento por las Vidas Negras. Estos dos grupos se centran en fomentar la comprensión y la conciencia de la violencia policial y el racismo estructural entre sus seguidores (principalmente) blancos.

Ambos grupos se caracterizan por carecer de organización territorial: existen únicamente en línea como plataformas de discusión. Sin embargo, estos grupos utilizan intencionadamente “La vidas negras importan” como emblema, con lo que demuestran que se puede aplicar el nombre a distintas iniciativas que pueden estar o no totalmente alineadas con la plataforma central del movimiento BLM. De hecho, uno de los administradores que entrevistamos explica: “No somos un grupo oficial y no tenemos conexión con ningún otro grupo. A lo mejor, ni siquiera deberíamos llamarnos Black Lives Matter".

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Activistas de BLM se reunieron en Foley Square durante una protesta contra el racismo y el supremacismo blanco en Nueva York, Estados Unidos de América, 16 de marzo de 2019. Foto: Karla Ann Cote/Sipa USA/PA Images. Todos los derechos reservados.

Nuestras investigaciones sugieren, en última instancia, que en un movimiento descentralizado como BLM, el atractivo del hashtag #BlackLivesMatter puede restringir el impacto al ampliar la gama de temas incluidos bajo el paraguas de BLM y llevar a un uso no anticipado de contenidos y símbolos.

Los riesgos para los activistas

Sucesos como el escándalo de Cambridge Analytica, que implica el uso de datos de Facebook en la campaña electoral de 2016 en Estados Unidos, ilustran el potencial que encierran los datos recopilados a través de las plataformas de redes sociales para ser explotados y utilizados de manera insidiosa.

Por otra parte, las plataformas de redes sociales desempeñan un papel importante en el silenciamiento de activistas a través del cierre de sitios o la exclusión de usuarios individuales. Estos desafíos también existen para los administradores de medios sociales de Black Lives Matter. Uno de los administradores que entrevistamos cuenta que dispone de varias páginas como copias de seguridad listas para iniciarse por si se cierra su página principal.

Más allá de estas restricciones en potencia en el uso de plataformas digitales para amplificar sus mensajes, los activistas que usan las redes sociales enfrentan riesgos de seguridad muy reales, incluido el de daños físicos. Sabemos que los activistas en general corren el riesgo de ataques verbales o físicos por parte de opositores o autoridades. Pero el activismo en línea a través de redes sociales amplía el riesgo a 24 horas al día, siete días a la semana.

En unos tiempos como los actuales en los que la línea que separa la vida pública de la privada se ha ido difuminando, los movimientos en línea o los administradores de grupos pueden ser localizados con facilidad en su casa o vecindario en caso de que alguien busque dañarles.

Entre los activistas de BLM con los que hablamos, varios mencionan que tienen la sensación constante de estar siendo observados, no solo por individuos que se oponen al movimiento Black Lives Matter, sino también por grupos estatales y paraestatales. Por ejemplo, un activista nos dijo: "Hice un evento en Facebook para una vigilia que realizamos con motivo de la muerte de Terence Crutcher (por disparos de la policía). Tres minutos más tarde recibía una llamada de la sucursal local del FBI”. Otro administrador del grupo señala: “La policía usa mucho las redes sociales para acecharte y observarte. Así que sabes que no estás solo".

Los activistas señalan también la posibilidad de ser reconocidos por parte de miembros del público y la amenaza que esto plantea. Uno de ellos nos habló de que había recibido amenazas de muerte. Otro activista apunta que, al trabajar con Black Lives Matter, “tu vida privada queda al descubierto por completo. La gente está empezando a saber cómo reconocernos. Es como si estuviésemos accediendo a niveles de celebrity... No usamos nuestros nombres reales... Pero, de alguna manera, la gente consigue saber nuestros nombres completos y todo sobre nosotros".

Los medios sociales ofrecen a los activistas la oportunidad de aprender sobre temas de teoría jurídica y estrategias para la acción no violenta.

Algunos activistas también señalan que el reconocimiento no solo constituye un riesgo de seguridad personal, sino también en términos de seguridad laboral. Para algunos de estos activistas, el activismo en línea y sus desafíos asociados han creado riesgos tanto para su seguridad personal como para sus medios de vida.

Esto puede contrarrestarse, en cierta medida, mediante el uso de cuentas bajo seudónimo, pero los activistas no son más inmunes al doxxing que los periodistas u otros usuarios de plataformas digitales que han sido objeto de búsqueda y publicación de información privada o de identificación en internet.

Lecciones para el activismo en redes sociales

La perspectiva de los activistas de BLM que administran las páginas de redes sociales permite una mejor comprensión de las contrapartidas de confiar en las plataformas de redes sociales para la organización de movimientos y campañas y de los riesgos potenciales asociados con el uso de las redes sociales. Indican también implicaciones importantes para otros movimientos que buscan ampliar la presencia de sus mensajes en línea.

Concretamente, la experiencia de los activistas de BLM ilustra que el uso de las redes sociales requiere a menudo invertir recursos importantes para contrarrestar a los trolls o a aquellos que buscan impugnar el movimiento. El uso de las redes sociales también puede incrementar significativamente los riesgos físicos a los que ya se exponen de por sí las personas comprometidas con la desobediencia civil no violenta y el activismo.

Por consiguiente, los activistas deben dotarse de estrategias para minimizar los riesgos. Para empezar, deben estar dispuestos a invertir tiempo y energías en mantener sus mensajes centrales ante las narrativas adversas. En segundo lugar, deben monitorear las plataformas de redes sociales de manera regular para bloquear a los trolls o para contrarrestar/denunciar amenazas a fin de limitar los riesgos potenciales a los que se enfrentan los activistas del movimiento con una presencia destacada en las redes sociales.

Por último, deben considerar la posibilidad de utilizar grupos "cerrados" o "secretos" que pueden aportar cierta medida de seguridad, pero también deben ser conscientes de las ventajas y desventajas de hacerlo, ya que reducen algunas de las oportunidades beneficiosas para el control y la difusión de mensajes, el acceso a recursos y la formación de coaliciones.

A pesar de estos retos, los activistas de BLM que entrevistamos opinan que los aspectos positivos del uso de las redes sociales superan a los negativos. De hecho, la dimensión educativa de las plataformas de medios sociales no puede subestimarse en absoluto. Como señala un administrador de grupo, cuando "nos conectamos en las redes sociales y tomamos partido... no necesitamos leer libros para estar al tanto de las cosas que antes teníamos que sentarnos en una clase para descubrir". Los medios sociales ofrecen a los activistas la oportunidad de aprender sobre temas de teoría jurídica y estrategias para la acción no violenta - herramientas organizativas clave a las que de otro modo podrían no tener acceso.

Este artículo fue publicado previamente por Waging Nonviolence. Lea el contenido original en inglés aquí.

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