Para los que estudiamos desde la academia los movimientos sociales, las multitudes inteligentes han abierto un importante espacio de debate, siendo la principal pregunta: ¿Estamos ante la presencia de una nueva forma de movilización social propia de siglo XXI?
Dado que la centralidad de una acción colectiva es el desafío a los poderes, uno se vería inclinado a pensar que estas smart mobs están constituyéndose como una verdadera movilización social.
Sin embargo, no toda acción colectiva deriva en eso, pues necesita, entre otras cosas, una infraestructura de diversas organizaciones cívicas conectadas interactuando entre sí, sumada a una secuencia continuada de dichas acciones en el tiempo.
Las multitudes inteligentes salvadoreñas están creando novedosos repertorios de acción para confrontar los poderes desde la Internet.
Los analistas tradicionales, ya sea por falta de estudio o por conveniencia, analizan el fenómeno de las redes desde perspectivas tradicionales y obsoletas, que no reflejan la nueva realidad y las modernas maneras de desafiar a los poderes en este tiempo.
En El Salvador, las smart mobs no organizaron durante la campaña política manifestaciones multitudinarias en la calle ni llenaron estadios deportivos, pero la eficacia de la “sociedad en red” (otro concepto de Castells) no se debe evaluar desde las perspectivas tradicionales; habrá que hacer una observación atenta, con el apoyo de las herramientas conceptuales que se han venido produciendo al respecto en los últimos años.