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Derechos humanos: tomar partido por la Neutralidad de la red

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La “Neutralidad de la red” se refiere al acceso sin discriminación a una Internet abierta; las nuevas normas estadounidenses, impulsadas por los activistas, evitan que las empresas la debiliten. EnglishFrançaisالعربية

Josh Levy
22 abril 2015

El 26 de febrero de 2015, después de que millones de personas se unieron para apoyarlas, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) de los EE. UU. aprobó un conjunto de normas que protegen el derecho de los usuarios de Internet a hablar libremente y acceder a la información en línea sin interrupción ni discriminación; un concepto conocido como la Neutralidad de la red. Estas reglas garantizan que las obligaciones de “transporte común” que se han aplicado a los proveedores de servicios de telefonía durante décadas, de nuevo se apliquen a los proveedores de banda ancha. En términos prácticos, las normas de la FCC garantizan los derechos a hablar libremente y a acceder a la información en línea, sin interrupciones ni discriminación.

“Esta es una verdadera victoria para la libertad de expresión y el acceso a la información en los Estados Unidos”, dijo David Kaye, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la libertad de expresión. Sin embargo, la Internet es global y la batalla dista mucho de haber concluido. La gran mayoría de los usuarios de Internet viven fuera de los Estados Unidos, en países donde los proveedores de banda ancha tienen la libertad de reducir la velocidad, bloquear o interferir de alguna otra manera con el contenido. La decisión de la FCC envía un mensaje a los gobiernos alrededor del mundo señalando que también ellos deben proteger el derecho a buscar y difundir información. Al mismo tiempo, es un mensaje para los defensores de los derechos digitales globales: si los EE. UU. pueden aprobar este tipo de protecciones, también otros países pueden hacerlo.  

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Flickr/Greg Elin (Some rights reserved)

The FCC’s decision sends a message to global digital rights advocates: if the US can pass such protections, so can other countries.


Durante siglos, el concepto de “transporte común”, la idea de que las redes de comunicación y transporte deben estar abiertas para todos, sin discriminación, ha guiado las rutas comerciales, las líneas ferroviarias, los servicios postales y las telecomunicaciones. Consideremos el servicio postal: pagamos por enviar un paquete, e independientemente de quiénes seamos o a quién lo estemos enviando, confiamos en que nuestro paquete llegará sin que lo retrasen intencionalmente o lo alteren de alguna otra manera.

O pensemos en las redes telefónicas: cuando presionamos “Llamar”, nos conectan con la persona que está en el otro extremo, sin cobrarnos una tarifa con base en quiénes somos o a quién estamos llamando. Gracias a las obligaciones de transporte común establecidas a principio del siglo XX, las empresas de telefonía podían cobrar una cuota adicional por cosas como las llamadas de larga distancia o las llamadas en espera. Sin embargo, no podían dar prioridad a empresas que tuvieran la capacidad de pagar más por conexiones más rápidas o preferentes, ni negarles el acceso al servicio a las personas.

Las primeras conexiones de Internet recibieron esas mismas protecciones. Pero a partir de 2002, los cabilderos de las empresas convencieron a reguladores débiles de comenzar a revocar las obligaciones de transporte común para los proveedores de banda ancha. En los años posteriores, la FCC, la entidad responsable de supervisar las telecomunicaciones en EE. UU., se negó a considerar el establecimiento de normas de Neutralidad de la red, ya que determinó que su implementación sería demasiado complicada, desde el punto de vista político.

El año pasado, el entonces nuevo comisionado de la FCC, Tom Wheeler, tuvo la oportunidad de cambiar la dirección del tímido enfoque de la agencia en materia de las políticas sobre Internet. En cambio, propuso normas que habrían sido demasiado débiles, y con demasiada inestabilidad jurídica, para controlar a empresas como AT&T, Comcast y Verizon. La mayoría de las personas asumió que las compañías del sector privado habían convencido a Wheeler de que apoyara su postura. Estaban decididas a crear una Internet inequitativa (aunque, para ellos, más rentable), con carriles digitales rápidos y lentos.

Esta acción fue una manera de reconocer que contar con una red pública abierta y sin discriminación es vital para garantizar nuestros derechos a la libertad de expresión y el acceso a la información. Afortunadamente, millones de usuarios de Internet estadounidenses se defendieron y le dijeron al presidente Wheeler que debía desechar sus normas propuestas y volver a empezar. Así lo hizo, y regresó con un plan para clasificar a los proveedores de banda ancha como transportadores comunes conforme al Título II de la Ley de Comunicaciones de los EE. UU. Esta acción fue una manera de reconocer que contar con una red pública abierta y sin discriminación es vital para garantizar nuestros derechos a la libertad de expresión y el acceso a la información. La conexión con los derechos humanos parece evidente, pero en las esferas de poder alrededor del mundo sigue siendo políticamente controvertida.

El presidente Wheeler es una especie de historiador de las redes de comunicación, y le gusta trazar conexiones explícitas entre las redes abiertas y la libre expresión. Recientemente dijo, en respuesta a las críticas contra las nuevas normas de la FCC, que dichas normas “…no regulan más la Internet de lo que la Primera Enmienda regula la libre expresión en nuestro país”.

Los defensores de la Neutralidad de la red a nivel global y los formuladores de políticas regionales pueden, y deben, establecer conexiones similares. Este es el momento: actualmente, la Unión Europea está sopesando las normas de Neutralidad de la red a través de su reglamento sobre el Mercado Único de Telecomunicaciones, y en la India se está gestando una batalla sobre la propuesta de una entidad reguladora que no crearía protecciones de Neutralidad de la red para los usuarios, pero sí sujetaría a los proveedores de Internet a seguir reglamentos constrictivos. Mientras tanto, casi 70 organizaciones de varias partes del mundo se han unido para crear www.thisisnetneutrality.org, una coalición global dedicada a promover las protecciones de Neutralidad de la red en todas las regiones. Este tipo de plataforma es esencial, ya que hay activistas de diferentes hemisferios intentando colaborar para proteger derechos básicos a través del mundo.

El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma que: “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. En la era de Internet, esa última cláusula, “investigar y recibir informaciones y opiniones, y [...] difundirlas [...] por cualquier medio de expresión”, no se puede defender si no hay garantía de que las redes esenciales permanecerán abiertas y sin discriminación. Y eso significa Neutralidad de la red, en todas partes.

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