
Despeje para el pastoreo de ganado en el Chaco de Paraguay. Creative Commons.
Los bosques tropicales secos del Gran Chaco están desapareciendo más rápido que cualquier otro bosque en la tierra, amenazando especies endémicas y uno de los últimos pueblos indígenas que viven aislados de la sociedad industrializada.
Una serie de mercancías comercializadas en todo el mundo están impulsando esta destrucción. Si bien la relación entre la producción de soja y de carne de res y la deforestación es bien conocida, una nueva investigación de la ONG británica Earthsight se centra en un producto que no había sido examinado con anterioridad: el carbón. Publicado el pasado 6 de julio, el informe de Earthsight pone de manifiesto la relación existente entre la tala de bosques en el Chaco paraguayo y los supermercados de la UE – entre ellos, Lidl, Aldi y Carrefour.
David Attenborough describió el Chaco como "una de las últimas grandes áreas silvestres que hay en el mundo". Abarca partes de Bolivia, Paraguay y Argentina y alberga una gran biodiversidad: 500 especies de aves y 150 especies de mamíferos - entre ellos, jaguares, capibaras y osos hormigueros gigantes. En la región se encuentra también una de las últimas comunidades indígenas de las Américas que viven aisladas de la sociedad industrial: los semi-nómadas Ayoreo.
Las tasas de deforestación en el Chaco paraguayo se triplicaron entre 2006 y 2007 y han permanecido a este nivel desde entonces.
Toda esta naturaleza virgen está siendo amenazada por la deforestación que impulsa el avance de las explotaciones agrícolas, en su mayoría de capital internacional. Un estudio realizado en 2013 por la Universidad de Maryland que abarca los primeros 12 años de este siglo, halló que los bosques del Gran Chaco están desapareciendo a un ritmo más rápido que cualquier otro bosque tropical en el mundo.
Un análisis más detallado muestra que la mayor parte de esta destrucción se concentra en el Chaco paraguayo, que cubre la mitad occidental del país. Las tasas de deforestación en el Chaco paraguayo se triplicaron entre 2006 y 2007 y han permanecido a este nivel desde entonces.
Esto se debe a la existencia de una moratoria de los permisos forestales en la mitad oriental de Paraguay, que provocó que los ganaderos acudieran al oeste del país en busca de tierras. A partir de entonces, la conversión del bosque del Chaco en pastos ha avanzado a un ritmo vertiginoso. Los últimos análisis, sobre la base del monitoreo por satélite que realiza la ONG Guyra Paraguay, auguran que el Chaco paraguayo perderá 200.000 hectáreas de bosques este año. En estos momentos, un área del tamaño de Manhattan está siendo arrasada por las excavadoras cada quince días.
En total, Earthsight estima que se está talando diariamente en el Chaco el equivalente a 30 campos de fútbol para abastecer a Europa con carbón vegetal.
La velocidad de esta destrucción ha despertado gran preocupación entre los conservacionistas y los encargados de proteger los derechos indígenas. "La tala del bosque del Chaco es una de las mayores y más rápidas pérdidas de bosques naturales que se ha visto jamás", advertía la ONG FERN en un informe reciente. La Relatora Especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas ha hablado de "serias amenazas a grupos aislados por la incesante propagación de la deforestación". En 2016, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos aprobó una resolución ordenando al gobierno paraguayo tomar medidas para impedir la destrucción de las comunidades Ayoreo por el avance de la frontera agrícola.
Impulsando la tala
Detrás de esta deforestación se halla una cadena de producción que suministra tres productos al mercado global: carne de vacuno, soja y carbón de leña. Paraguay, con una población de apenas seis millones de habitantes, es el séptimo exportador mundial de carne de vacuno, el sexto exportador de soja y el quinto exportador de carbón vegetal.
El informe de la ONG británica Earthsight al que hemos hecho referencia centra su análisis en el menos estudiado de los tres: el carbón. Los densos bosques de crecimiento lento del Chaco proporcionan carbón de alta calidad, capaz de producir altas temperaturas pero que quema lento y con poco humo. La especie más buscada es el quebracho blanco, un árbol también importante para los Ayoreo, que colectan miel de los panales que cuelgan de sus ramas.
El informe de Earthsight, Cortes finos: cómo una crisis oculta de deforestación en América del Sur alimenta las barbacoas en Europa y Estados Unidos, examina cómo el carbón de quebracho llega a los estantes de los supermercados de la Unión Europea y Estados Unidos. Los datos de exportación muestran que la UE, con Alemania y el Reino Unido a la cabeza, es de lejos el principal destino del carbón paraguayo. A principios de 2017, llegaban cada día en Alemania unas 22.000 bolsas de carbón paraguayo y 5.000 en el Reino Unido. En total, Earthsight estima que se está talando diariamente en el Chaco el equivalente a 30 campos de fútbol para abastecer a Europa con carbón vegetal.
Bricapar
Para estudiar en detalle cómo el carbón responsable de la deforestación del Chaco llega a manos de los consumidores de la UE, Earthsight centra su investigación en la mayor empresa de carbón de Paraguay, Bricapar.
Durante los primeros cuatro meses de 2017, Bricapar ingresó 1 millón de dólares al mes por sus ventas de carbón. Los datos de exportación demuestran que, en ese período, Bricapar suministró más del 40 por ciento de todas las importaciones europeas de carbón procedentes de Paraguay.
Bricapar tiene cuatro plantas de producción de carbón en Paraguay. Investigadores de Earthsight visitaron una de ellas, ubicada en un área conocida como Teniente Ochoa. Teniente Ochoa se encuentra en el municipio de Mariscal Estigarribia que, según los registros de pérdidas forestales, ha venido experimentando las mayores tasas de deforestación del Chaco. Se han hallado señales de la presencia de grupos Ayoreo a sólo 40 kilómetros de las instalaciones de Bricapar.
No es fácil acceder a la planta. Ubicada en el interior del Chaco, se encuentra a 500 km al norte de la capital Asunción: hay que viajar ocho horas en automóvil por la Carretera Transchaco, y luego tomar un camino de tierra de unos 20 km que se dirige hacia el oeste a través de tierras despejadas. Al final de esta pista se encuentra uno de los mayores centros de producción del carbón que se vende en los supermercados europeos: cuenta con 80 hornos de arcilla, atendidos por trabajadores tiznados de hollín que clasifican grandes pilas de troncos de quebracho. Earthsight estima que la planta produce cerca del diez por ciento del total de las exportaciones de carbón de Paraguay.
Las imágenes de satélite muestran claramente la dramática desaparición del bosque alrededor de la planta. La planta fue construida a finales de 2015 y ya en los primeros nueve meses de 2016, un promedio de diez campos de fútbol de bosque natural estaban siendo despejados cada día en las tierras circundantes. Posteriormente, se abrió una segunda explotación al norte, conectada con la primera por una carretera.
Pero Bricapar es de interés por razones que van más allá de las autorizaciones forestales mismas. La empresa es propiedad, en parte, de uno de los ministros más poderosos del gobierno paraguayo, el ministro de Obras Públicas Ramón Jiménez Gaona.
Gaona está actualmente bajo investigación por presuntos vínculos con un escándalo de corrupción en el que está involucrada una constructora española que supuestamente pagó sobornos para conseguir contratos estatales en Sudamérica. La tierra en la que opera la planta de carbón vegetal de Teniente Ochoa de Bricapar pertenece al Instituto de Seguridad Social del Paraguay (IPS), el seguro estatal que pagan los trabajadores para cubrir los gastos de salud, maternidad, desempleo y pensiones. Una investigación realizada en 2014 por el periódico nacional paraguayo ABC Color descubrió que la tierra en cuestión estaba siendo arrendada a una empresa llamada IRASA por una octava parte de su valor de mercado. Bricapar había firmado un contrato con IRASA para producir carbón en esta tierra en 2012.
Bricapar ha respondido a todas estas acusaciones. Señala que Gaona renunció a su cargo de Director Ejecutivo de Bricapar al tomar posesión como ministro. Su hermano se hizo cargo del negocio y Gaona sigue siendo propietario del 25% de las acciones de Bricapar. La empresa afirma también que son "los propietarios de los establecimientos los que llevan a cabo las actividades de silvicultura y no Bricapar". Esta declaración se contradice con las declaraciones de un gerente forestal en el lugar de los hechos, que reveló a los investigadores encubiertos que "Bricapar sólo ordena la tala del bosque y el propietario del rancho ordena la siembra para el pastoreo".
Bricapar también sostiene que las talas han sido autorizadas por el Instituto Forestal Paraguayo (INFONA) y que cumplen con todos los reglamentos pertinentes: la conservación de los bosques en el 25 por ciento de la superficie total; franjas de protección del bosque alrededor de cada área talada; protección del bosque cerca de las fuentes de agua; y garantizar que el 30 por ciento de los árboles quedan en pie como árboles semilleros y para proporcionar refugio para el ganado.
Las imágenes de satélite sugieren que estas regulaciones se han cumplido, pero demuestran también claramente que, en las áreas arrendadas a IRASA en las que opera Bricapar, la mayor parte de la tierra está completamente despejada de vegetación natural para dar paso a los pastos de ganado. Las imágenes satelitales de alta resolución que incluye el informe de Earthsight revelan un paisaje lunar de árboles desnudos y excavadoras.
En relación con el arrendamiento de tierras, Bricapar dijo que "desconoce el precio fijo" que pactaron IRASA e IPS y no respondió a las solicitudes que se le hicieron para que demostrase que estaba arrendando la tierra a precios de mercado.
Del Chaco a los supermercados de Europa
Desde su planta de producción en Teniente Ochoa, el carbón de Bricapar es transportado por camión a una fábrica cerca de Asunción. La fábrica convierte parte de la materia prima - el "polvo de carbón" - en briquetas, que envasa, así como el carbón de leña lumpwood en envases de marca del cliente, listos para la exportación.
Earthsight trazó el siguiente viaje del carbón hacia las barbacoas de los consumidores europeos y estadounidenses.
La comercialización y distribución del carbón de Bricapar en Europa la lleva a cabo una firma española llamada Ibecosol. Ibecosol empezó a trabajar con Bricapar en 1997 y posteriormente adquirió una participación del 26% en la empresa paraguaya.
Ibecosol hace una serie de afirmaciones falsas y engañosas sobre sus productos de carbón vegetal. La página web de su marca CARCOA, vendida en España y Portugal, afirma que todos "se producen con madera de reforestación, poda o selección de especies no forestales". El director general de Ibecosol llegó a decir a un investigador de Earthsight que se hacía pasar por un periodista económico que "no estamos usando árboles, no estamos cortando árboles para hacer briquetas u otros productos". Todas estas afirmaciones se contradicen claramente con las observaciones llevadas a cabo por Earthsight en la planta Teniente Ochoa de Bricapar.
Según Seoane, Ibecosol suministra anualmente 20.000 toneladas de carbón a Alemania, 15.000 toneladas a España, 7.000 toneladas a Dinamarca y 3.000 toneladas al Reino Unido. Seoane afirma que su carbón paraguayo es vendido por algunas de las principales cadenas de supermercados en Europa, entre ellas Lidl y Aldi en España y Alemania, y sucursales de Carrefour y Repsol en España. Afirmó que su empresa suministra más de la mitad del carbón que se vende en España y el 95% del carbón que vende Carrefour. Carrefour, al que se le presentaron las conclusiones del informe de Earthsight, acordó suspender las compras de algunos de los productos de Ibecosol.
Van a ser los consumidores, los supermercados y los legisladores de la UE los que tendrán que actuar para evitar que los bosques del Chaco desaparezcan por completo.
Más allá de Europa, Bricapar también despachó 2.000 toneladas de carbón a los Estados Unidos en 2016. Alrededor de dos tercios de esta cantidad fueron comprados por la compañía estadounidense Duraflame, que es de lejos el mayor importador estadounidense de carbón vegetal de Paraguay. Duraflame importó más de 250.000 bolsas de carbón de la marca Cowboy de Bricapar en 2016. El vicepresidente de la compañía, Chris Caron, dijo a Earthsight que estos productos se vendían en tiendas en el noreste de Estados Unidos y afirmó que no era consciente de que estos productos proviniesen de la tala de bosques naturales.
El inicio de la historia
El informe de Earthsight profundiza en el papel del carbón vegetal como causante de la tala de los bosques naturales que se está llevando a cabo en el Gran Chaco. Pero esto es sólo el inicio de la historia. Bricapar está lejos de ser la única empresa que suministra carbón paraguayo a Europa. Big K, por ejemplo, la marca de carbón más conocida del Reino Unido, obtiene su carbón - sin el sello de calidad del Forest Stewardship Council (FSC) - de una firma llamada Dolimex. Dolimex se enorgullece en su página web de que "el 100% de nuestro material proviene de los bosques del Chaco paraguayo". Big K admitió a Earthsight que sus productos provenían de la tala de tierras para la ganadería, pero agregó que entendía que se trataba de "tierras de arbustos".
La complicidad de Europa va mucho más allá del carbón. Aunque la producción de carbón vegetal es un elemento importante, el principal motor detrás de esa destrucción es la producción de carne a escala industrial. En 2016, los países de la UE importaron de Paraguay 32 millones de euros de carne de vacuno y 56 millones de cuero. Las importaciones de carne de vacuno se triplicaron en 2016 y ahora representan el 10 por ciento de las exportaciones totales de Paraguay.
El informe de Earthsight concluye que van a ser los consumidores, los supermercados y los legisladores de la UE los que tendrán que actuar para evitar que los bosques del Chaco desaparezcan por completo.
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