
Textiles mayas dispuestos para una ceremonia. Foto: Aisling Walsh.La vendedora de fruta, la cocinera de tortillas, la trabajadora doméstica, la niñera. Ellas son las Marías de Guatemala. Mujeres indígenas que continúan usando el traje maya tradicional. Las que la sociedad considera que no merecen una identidad o incluso un nombre propio; las que son valoradas solo en la medida en que proveen servicios a los demás.
No importa si son maestras, abogadas, académicas o doctoras, si usan su huipil y su corte maya, se las considera parte de la "clase servil". A los extraños no les da vergüenza pedirles que limpien sus casas. Sin embargo, la ropa que las marca como 'Marías' es admirada cuando se usa en el 'cuerpo correcto'.
"Nuestra ropa, cuando la usamos, es considerada un trapo", me contó Jovita Tzul Tzul, una abogada maya que apoya al Movimiento Nacional de Tejedoras. "Cuando los usan cuerpos blancos se convierten en algo hermoso", dijo. “El 'valor' de estos textiles depende de quién los vende o los usa”.
“El 'valor' de estos textiles depende de quién los vende o los usa”.
Los textiles indígenas mayas son reconocidos internacionalmente por la complejidad y la vitalidad de sus diseños y la calidad de sus tejidos. Cada vez más, sus diseños se comercializan y empaquetan para turistas blancos o clientes en Europa y los EE. UU que buscan un toque del "exotismo maya".
El telar de cintura es un arte que ha pasado de generación en generación. Cada comunidad maya tiene su propio estilo y muchas veces los diseños reflejan la historia de esa comunidad o incluyen símbolos sagrados. Hay textiles para el uso diario y otros para el uso ceremonial.
Estas prendas son elaboradas y usadas por mujeres y hombres. Pero debido a la persistencia de estereotipos de género machistas y la discriminación racial, hay pocas comunidades donde los hombres sigan tejiendo o usando sus trajes. Por ende, son principalmente las mujeres mayas las que preservan este arte a través de su tejido y el uso diario de su ropa.
Sus tejidos y su medio de vida se enfrentan a amenazas significativas, como la producción masiva de textiles a bajo costo que está dejando a las tejedoras tradicionales sin trabajo, mientras que mujeres ladinas (un término local para personas que no se identifican como indígenas), diseñadores y compañías de ropa se están beneficiando del interés internacional por los diseños mayas.
“La explotación de las tejedoras mayas y la apropiación de su arte es posible gracias al racismo generalizado y la discriminación de género en Guatemala”.
La explotación de las tejedoras mayas y la apropiación de su arte es posible debido al racismo generalizado y la discriminación de género en Guatemala, un país que en gran medida todavía se organiza en torno a la estratificación racial que se estableció durante la época colonial.
Las mujeres mayas han ocupado un lugar entre los grupos más marginados durante siglos. Sus cuerpos, trabajo y conocimiento han sido considerados materia de explotación como trabajadoras agrícolas, nodrizas, esclavas sexuales, sirvientas domésticas y tejedoras.
La historia de Guatemala desde la invasión española hace más de 500 años ha estado marcada por un proceso constante de saqueo y despojo de tierras, territorios y culturas indígenas. Pocos aspectos de la vida se mantuvieron intactos, aunque podría decirse que, hasta cierto punto, los tejidos mayas resistieron este proceso.
Aunque esto ha cambiado a causa del impulso capitalista contemporáneo para privatizar, mercantilizar y sacar provecho de los conocimientos y recursos indígenas. Según Tzul Tzul, la comunidad ladina "tiene un profundo desprecio hacia las mujeres indígenas, pero un profundo interés por lucrarse con nuestra imagen y nuestras telas".
“Tienen un profundo desprecio hacia las mujeres indígenas, pero un profundo interés por lucrarse con nuestra imagen y nuestras telas”.
Sin embargo, las Marías están resistiendo. Las mujeres mayas están denunciando el racismo de las presentaciones folclóricas en las que salen actores blancos disfrazados de "indios"; o modelos blancas vestidas con ropa indígena en portadas de revistas y compañías de ropa que usan el nombre María en sus títulos para comercializar los textiles indígenas.
A través del Movimiento Nacional de Tejedoras, las mujeres mayas están luchando para que la propiedad intelectual colectiva sobre los diseños tradicionales sea reconocida y protegida por la ley. Están trabajando notablemente para recuperar y dignificar la indumentaria maya como una parte clave de su identidad y tradiciones.
Su lucha desafía el racismo sistémico que ha permitido a los blancos explotar y sacar provecho del arte de las mujeres mayas con impunidad.
“Elaborar nuestra propia ropa nos da autonomía” me dijo Milvian Aspuac, una de las fundadoras del Movimiento Nacional de Tejedoras. "Son un producto de nuestro conocimiento colectivo. Al hacerlos y usarlos rompemos que muchos esquemas patriarcales y lógicas individualistas".
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