
Protestas en la Avenida Paulista de Sao Paolo, el 18 de diciembre del 2017 - SÃO Paulo, Brasil. Cris Faga/Zuma Press/PA Image. Todos los derechos reservados
Brasileñas y brasileños,
No importa si usted es un ciudadano-candidato o una ciudadana-candidata, milita en un partido político, forma parte de una start-up o de un gigante tecnológico, de un medio de comunicación, o si trabaja en la justicia o la supervisión electoral, en el ministerio público, o en una organización de la sociedad civil: tenemos que hablar urgentemente sobre el uso ético de la tecnología en las elecciones.
Vivimos en un mundo híper-conectado. Nos estamos reorganizando a nosotros mismos como sociedad y experimentamos con nuevas formas de relacionarnos, de informar y de ser informados. Nuestra vida se ve intermediada por las nuevas plataformas y dispositivos electrónicos, que han abierto un espacio importante para que las voces disonantes sean oídas, para participar en otras formas en la política y para transformar nuestras realidades.
Hay usos no éticos y deshonestos para manipular el debate, para desinformar a la opinión pública y para hacer ruido en la arena política democrática.
Las tecnologías, sin embargo, son herramientas que se pueden utilizar de diferentes maneras. A la vez que pueden hacer que nuestras conexiones y posibilidades se expandan, también somos conscientes, como ciudadanos, de que ciertos usos pueden perjudicar nuestra capacidad para informarnos, para debatir y para elegir a nuestros representantes. Hay usos no éticos y deshonestos para manipular el debate, para desinformar a la opinión pública y para hacer ruido en la arena política democrática. Estas técnicas negativas para la democracia se multiplican y han estado presentes recientemente en procesos políticos importantes, como las elecciones presidenciales en Estados Unidos en 2016, el referéndum sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea, o en los debates sobre el acuerdo de paz en Colombia.
Estos ejemplos nos preocupan. Parecen indicar que actividades como la recopilación y el uso indebido de datos personales para la focalización de publicidad, el uso de robots y de perfiles falsos para simular movimientos y posicionamientos políticos, junto a los métodos de difusión de información falsa, pueden tener efectos significativos sobre los derechos de acceso a la información, la libertad de expresión y asociación, y la privacidad de todos y cada uno de nosotros. La protección de estos derechos nos parece una premisa indispensable para que la tecnología sea una herramienta para la discusión política, y no una amenaza a la autonomía de los ciudadanos, y a que los ciudadanos puedan debatir sobre su futuro.
Necesitamos saber cómo estamos utilizando la tecnología en la política y responsabilizarnos colectivamente de las consecuencias de estos usos. Las nuevas tecnologías deben representar una oportunidad para un debate más amplio y consciente, y un campo fértil para la innovación política. Tenemos que informar, movilizar y sensibilizar sobre cómo estas tecnologías pueden ser utilizadas para la construcción de una democracia más abierta, más participativa y justa.
No aceptamos la producción y difusión de noticias falsas. Aquellos que las producen, promueven mentiras y manipulan a los ciudadanos en torno a intereses particulares y deshonestos. Ya lleguen a través de medios tradicionales o de medios de información innovadores, la calidad debe ser un derecho garantizado para todos y todas las participantes de una discusión política, sea cual sea su orientación partidista.
Además de la rendición de cuentas financieras de donaciones y proveedores, es necesario que haya también transparencia sobre las tecnologías utilizadas en una campaña.
Defendemos que las fuentes de información sean claras, que sus autores e instrumentos sean evidentes. Por lo tanto, damos la bienvenida y apoyamos a todas las iniciativas de verificación de hechos, de datos y de información que refuercen el periodismo ético y transparente, sean cuales sean sus posiciones políticas.
Creemos que debe haber información detallada y transparente de dominio público sobre el uso de las tecnologías para propósitos electorales tales como: software, aplicaciones, infraestructura tecnológica, servicios de análisis de datos, profesionales y empresas implicadas en construcción y consultoría de campañas. Además de la rendición de cuentas financieras de donaciones y proveedores, es necesario que haya también transparencia sobre las tecnologías utilizadas en una campaña.
Rechazamos la manipulación de la percepción de la opinión pública sobre el debate político realizada a través de la creación y uso de perfiles falsos. Al simular que cuentas de redes sociales son controladas por usuarios humanos reales y simular movimientos políticos sin base fueran real, estas técnicas desvían el foco del debate, y muchas veces sirven para inflar o atacar de forma artificial y deshonesta la imagen de las personas.
El uso de robots, sin embargo, puede ser beneficioso para la construcción de debate político, pero debe informarse claramente de su uso, puesto que robots que se hacen pasar por humano pueden representar un obstáculo importante para un debate transparente, abierto, colectivo, plural y constructivo.
Defendemos la libertad de expresión y la opinión crítica de los ciudadanos en período electoral. No siempre serán los candidatos los que participen en el debate político en las campañas, puesto que Internet hace posible la participación masiva de ciudadanos en la discusión política. Esta posibilidad de expresión airea la discusión política, que debe ser objeto de escrutinio público, que no siempre será manejado de forma limpia. El uso de perfiles que no representan a una persona real, pero que pueden por ejemplo realizar críticas ácidas, hacer comentarios humorísticos o utilizar lenguajes diferentes, tiene un valor democrático importante, pero es fundamental que sus responsables sean reconocidos.
Creemos que los datos son valiosos e importantes en las campañas a la hora de mejorar el diálogo entre los candidatos y los ciudadanos, pero su uso debe llevarse a cabo responsabilidad. Estamos en contra de la compra o el robo de datos de terceros sin su consentimiento. Hay que asegurarse de que la recogida de datos de carácter personal es el resultado de una campaña de movilización y que la información sea facilitada de manera consciente e informada. Si la información es poder, el respeto y protección de los datos personales de los ciudadanos debe proteger su autonomía y su capacidad de discutir, informar y elegir sabiendo aquello que las personas que llaman conocen sobre ellos mismos. Nos comprometemos a ser radicalmente transparentes sobre las fuentes de los datos de los ciudadanos que serán utilizados para la campaña electoral.
Nosotros, los firmantes de esta carta, creemos que la tecnología puede mejorar la democracia. Por eso nos comprometemos a hacer un uso ético de ellas, siguiendo los principios esta carta, en las elecciones de 2018.
Nuestra expectativa es que este esfuerzo colectivo sirva para poner sobre la mesa este debate y para influenciar a la sociedad brasileña con el objetivo de asegurar que las elecciones se lleven a cabo de una manera justa, transparente y democrática.
SIGNATARIOS:
- Instituto Update
- AppCivico
- IT&E (Instituto Tecnologia e Equidade)
- InternetLab
- Movimento Transparência Partidária
- Open Knowledge Brasil
- Agência Lupa
- Instituto Alana
- Instituto Ethos
- Fundação Avina
- RAPS
- CIVI-CO
- Aos Fatos
- Bancada Ativista
- Labhacker
- Labic
- Olabi
- Instituto Cidade Democrática
- Instituto Construção
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