
Tensas elecciones en Ecuador ante un futuro incierto
El 7 de febrero, Ecuador celebra la primera vuelta de unas elecciones presidenciales, donde un país dividido y desconcertado busca un líder capaz de enfrentarse a una situación crítica en múltiples frentes.

Tal vez lo que más llama la atención de las presidenciales en Ecuador es que haya 16 candidatos - 15 hombres y una mujer - jugándose el puesto más importante del país. De éstos, Andrés Arauz, el candidato apadrinado por el expresidente Correa y líder del correísmo, y el conservador Guillermo Lasso, líder del anticorreísmo, se perfilan como favoritos.
Aunque a mucha distancia, un tercer candidato, Yaku Pérez, es líder del movimiento indígena, conocido activista medioambientalista y hombre de izquierda.
Yaku emerge como una alternativa potencial para pasar a la segunda vuelta, si es capaz de liderar una movilización real de muchos votantes descontentos y hartos de la polarización y de una clase política corrupta.
Yaku emerge como una alternativa potencial para pasar a la segunda vuelta, si es capaz de liderar una movilización real de muchos votantes descontentos y hartos de la polarización y de una clase política corrupta.
El clima de estos comicios, sin embargo, está marcado por la apatía y la indecisión, lo que augura, desde ya, una segunda vuelta. Para evitar una segunda vuelta, que se celebraría el 11 de abril, alguna de las fórmulas debe asegurar al menos 40% de los votos y sacar una diferencia con el segundo del 10%. Según los últimos sondeos de Cedatos, Market y Pulso Ciudadano, nadie está cerca de obtener unos resultados así.
Campaña digital
Uno de los aspectos novedosos de estas elecciones es que, debido a la pandemia y sus restricciones, gran parte de la campaña de los candidatos se ha traslado a las redes sociales. Como fórmula para combatir la apatía de los electores jóvenes, varios candidatos han optado por sumarse incluso a redes relativamente nuevas como TikTok, popular entre los jóvenes, para llamar su atención.
Un buen ejemplo de lo anterior es Xavier Hervas, de la Izquierda Democrática, que aprovechó sus redes para mostrar una imagen de político nuevo, de vanguardia, moderno, feminista y preocuado por lo que les preocupa a los jóvenes. Otro candidato que ha usado las redes para mostrar otras facetas es el que ocupa, según las encuestas, el tercer lugar: el ya mencionado Yaku Pérez, que sube videos bailando y mostrando su faceta íntima en TikTok.
La estrategia, sin embargo, ha sido criticada por muchos. Los videos de Pérez en calzoncillos y abrazando un peluche, de Lasso brindando y diciendo groserías y de Arauz hablando de su gusto por el rock, han recibido más burlas que halagos, y no parece que haya movido la intención de voto. Lo que esto muestra es que, aunque son estrategias cada vez más necesarias, Latinoamérica y sus candidatos todavía no saben -quizás con la excepción de Bolsonaro- cómo optimizar al máximo las redes a su favor.
Los más destacados
A continuación, democraciaAbierta hace un perfil de los principales candidatos que buscan el poder máximo en Ecuador:
Andrés Arauz Galarza

Partido: Alianza UNES
Vicepresidente: Carlos Rabascall
Líder de la corriente correísta, es licenciado en ciencias con mención en economía de The Michigan University. También tiene una maestría en Economía del Desarrollo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Fue asesor en política financiera del Ministerio de Coordinación de la Política Económica de 2007 a 2009; director general bancario del Banco Central de Ecuador; subsecretario general de Planificación para el Buen Vivir y director general del Servicio Nacional de Contratación Pública. Durante su gobierno, Correa lo nombró ministro coordinador de Conocimiento y Talento Humano y, en 2017, ministro de Cultura. Su visión económica y política tienden a la izquierda socialista y sigue los parámetros de Correa, quien es su padrino en estos comicios. Correa, condenado e inhabilitado por corrupción, vive fuera del país y visiblemente teledirige la campaña, que utiliza su efigie (algunos dicen que engañosamente) como reclamo electoral. Las encuestas sitúan a Arauz como firme candidato a la segunda vuelta.
Guillermo Lasso

Partido: CREO
Vicepresidente: Alfredo Borrero
Afiliado a la derecha, este hombre de 65 años lidera el anticorreísmo. Fue candidato presidencial en el 2013 y en el 2017. En esta última ocasión, llegó a segunda vuelta y fue superado con solo el 2,3% de diferencia por Lenín Moreno, el actual presidente. Fue gobernador de Guayas y superministro de Economía. También fue embajador itinerante de Ecuador, presidente de la Fundación Terminal Terrestre de Guayaquil, miembro del directorio y presidente del Banco de Guayaquil, donde ha hecho casi toda su carrera. Con sus conocimientos de banquero, busca darle un vuelco económico al país. Las encuestas sitúan a Lasso como firme candidato a la segunda vuelta, en competición con Arauz.
Yaku Pérez

Partido: Pachakutik
Vicepresidente: Virna Cedeño.
El representante del partido indígena, de 51 años, es doctor en Jurisprudencia y abogado de los tribunales; especialista en Derecho Ambiental, Penal y Justicia Indígena y magíster en Derecho Penal y Criminología. Con una visión de izquierda, busca renovar el país. Su bandera de lucha siempre ha sido la defensa del agua. Fue presidente de la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (Ecuarunari), y participó en protestas contra los gobiernos de Lucio Gutiérrez, Rafael Correa y Lenín Moreno. Fue concejal de Cuenca y prefecto de Azuay. Ha presentado tres pedidos de dictamen vinculante en la Corte Constitucional para tramitar una consulta popular antiminera y todos han sido rechazados. Se perfila como el tercer candidato más fuerte, pero sus oportunidades de dar la pelea por la segunda vuelta parecen muy alejadas en las encuestas.
Lucio Gutiérrez

Partido: Partido Sociedad Patriótica.
Vicepresidente: David Norero.
El expresidente de Ecuador entre 2002 y 2005, vuelve a aspirar a la presidencia a pesar de haber sido derrocado debido a varias protestas ciudadanas, luego de que su partido destituyese a la Corte Suprema de Justicia y de que varios de sus funcionarios se vieran envueltos en casos de corrupción. Coronel retirado de 63 años, es licenciado en Administración y Ciencias Militares, ingeniero civil y licenciado en Educación Física. Apareció por primera vez en la luz pública cuando apoyó las protestas ciudadanas por el feriado bancario, con las que fue derrocado el entonces presidente Jamil Mahuad. En ese momento, formó parte de un triunvirato en alianza con los indígenas, representados por Antonio Vargas y Carlos Solórzano Constantine, expresidente de la Corte Suprema de Justicia. Fue arrestado por golpismo y recibió la amnistía del Congreso. Luego formó el Partido Sociedad Patriótica y se candidatizó a la Primera Magistratura.
Ximena Peña

Partido: Alianza País.
Vicepresidente: Patricio Barriga.
Es la única candidata mujer de los comicios ecuatorianos. Con 44 años, es también una de las candidatas más jóvenes. Ingeniera comercial del Bernard Baruch College de Nueva York y licenciada en Administración de Empresas, tiene una visión de izquierda. Migró a Estados Unidos a los 19 años y, en 2013, fue elegida asambleísta por la Circunscripción de Estados Unidos y Canadá. Más adelante fue nombrada presidenta de la Comisión de Justicia y Estructura.

Estos son los candidatos más conocidos de los 16 que se postularon para la presidencia, el doble que en los comicios de 2017. Es una de las primeras veces que, en un país Latino, se ve tal sobreoferta para las presidenciales. Este hecho da muestra del colapso y la fragmentación política que vive el país, y probablemente no ayuda a que los ecuatorianos definan su voto. Según una encuesta en Click Research, hasta enero, un 44% no había definido su voto, que en Ecuador es obligatorio, aunque algunas encuestas suben los indecisos hasta el 60%.
A lo anterior se suma que, dentro de la sobreoferta de candidatos, hay muchos que han apelado a propuestas populistas que difícilmente lograrían resolver los problemas urgentes del país como: desempleo, acceso a la salud, inestabilidad política, corrupción, deuda, presión sobre el medioambiente y un modelo económico dependiente, sobre todo de las exportaciones de petróleo y de las remesas de los inmigrantes. Si a eso se suma la falta de confianza institucional y el hastío ante la corrupción, se espera que el ausentismo y el voto en blanco condicionen los comicios.
Pandemia y desesperanza
Una pregunta que cabe hacerse es, ¿por qué hay tanta indiferencia e indecisión entre los electores? La respuesta es que el gobierno actual ha tenido una mala gestión macroeconómica y fiscal. Como si esto fuera poco, se suman un endeudamiento alto, corrupción, retrocesos en materia de democracia y, por supuesto, los efectos devastadores de la pandemia. Esta enumeración de factores ha hecho que la ciudadanía de Ecuador, mayoritariamente, expresen dudas de que las elecciones vayan a traer algún cambio positivo.
La apatía se refleja en que el presidente actual, Lenín Moreno, sale con apenas un 10% de aprobación. Su impopularidad es tal, que no pudo postular un candidato de continuidad.
La apatía se refleja en que el presidente actual, Lenín Moreno, sale con apenas un 10% de aprobación. Su impopularidad es tal, que no pudo postular un candidato de continuidad.

En Ecuador, la Covid-19 ha golpeado duramente (impactaron las imágenes de muertos en las calles de Guayaquil al principio de la pandemia) y ha dejado cerca de 15.000 muertos hasta la fecha. También ha provocado un alto desempleo: según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), hay un 6,6% de desempleo y un 23,4% de subempleo. Otras cifras dan un 13% de tasa de paro y una informalidad del 46%. Asimismo, el Banco Mundial afirma que el PIB nacional cayó un 9,5%, lo que ubica a Ecuador como la tercera economía más afectada de Sudamérica y con muy bajas expectativas de crecimiento, alrededor de 3,5%, en 2021.
Así, los comicios del domingo 7 de febrero en los que un país donde la pobreza incrementó 10 puntos porcentuales en 2020, y donde la sombra de los préstamos del FMI y de la deuda correspondiente proyectan un futuro muy conflictivo.

Estas elecciones presidenciales, que probablemente finalizarán el 11 de abril en segunda vuelta, reflejan una sociedad ecuatoriana polarizada y descontenta, que ya vivió un estallido social a finales del 2019, antes de que llegase la pandemia a cambiarlo todo. Además, su sistema político está descompuesto, como lo demuestra el hecho de que se presenten hasta 16 candidatos con estructuras partidarias débiles o inexistentes. Solo 55% de las 1.501 propuestas de todos los candidatos dicen cómo se van a implementar, como lo muestra un estudio de Ecuador Decide, plataforma del Grupo Faro.
Queda, entonces, el desconcierto de una contienda con promesas absurdas, como la del bono de mil dólares que Arauz ofreció a un millón de familias, vacíos estructurales, crisis social y presión medioambiental, y una deuda gigantesca que tendrá que vérselas con el plan de austeridad del FMI.
Cualquiera que resulte vencedor, tendrá ante sí el reto enorme de superar la división entre correístas y anticorreistas, estabilizar las numerosas crisis en marcha y organizar la salida de la pandemia de manera ordenada y sin violencia.
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