
Granary Square en King's Cross: uno de los POPS (espacios públicos de propiedad privada) de Londres. Imagen: Bex Walton/Flickr. Algunos derechos reservados.
Este artículo forma parte de Protestar es un Derecho, un proyecto de colaboración con las organizaciones de derechos humanos CELS e INCLO, con el apoyo de la ACLU, que examina el poder de la protesta y su papel fundamental en la sociedad democrática.
La cuestión de las protestas en el espacio público siempre ha sido un campo de batalla. En el siglo diecinueve, hubo una serie de manifestaciones en Hyde Park, que era el único espacio capaz de celebrar concentraciones masivas, pero que era tierra privada de la corona. En 1855, los trabajadores se reunieron para protestar contra el proyecto de ley que cerraría las tiendas los domingos (Sunday Trading bill): se burlaban de los ricos que pasaban flotando en sus carruajes y discutían y peleaban con la policía. En 1866, la Liga de la Reforma convocó una manifestación en Hyde Park exigiendo la extensión del sufragio: cuando los manifestantes descubrieron que el parque había sido cerrado contra ellos, arrancaron cientos de metros de barandas para ingresar al parque. Eventualmente, la Ley de Regulación de Parques de 1872 otorgó el derecho a hablar y reunirse libremente en el parque, dentro de ciertos límites. El derecho a protestar en el espacio público no fue dado, sino ganado.
El conflicto generalmente ha sido entre élites que desean restringir las protestas en los espacios públicos, y los menos favorecidos que buscan extenderlo. El diseño urbano de las ciudades a menudo ha sido usado para intentar restringir las protestas públicas. Los bulevares de París, por ejemplo, fueron diseñados en parte para proporcionar un fácil acceso a las tropas y para restringir la construcción de barricadas en las calles secundarias. La Plaza Trafalgar de Londres tiene una zona enorme ocupada por dos enormes fuentes, que, junto con la columna de Nelson, reduce en gran medida el área de superficie de la plaza, dividiendo el espacio disponible en tres secciones diferentes. Este diseño, supervisado por el gobierno de la época, no era un intento de adornar la ciudad, sino un intento deliberado de hacer que la plaza no se pudiera usar para demostraciones de tamaño significativo.
Por lo tanto, históricamente, tanto el estado público como los propietarios privados han tratado de restringir las protestas en los espacios públicos. Este sigue siendo el caso hoy.
Espacios públicos de propiedad privada (POPS)
En las dos últimas décadas, ha habido un crecimiento de los espacios públicos de propiedad privada, o POPS por sus siglas en inglés, una tendencia que ha sido destacada por escritores como Anna Minton y el geógrafo urbano Bradley Garrett. En la actualidad, las áreas incluyen muchas plazas y calles comerciales en las ciudades británicas y, a menudo, están conectadas con redesarrollo, como Liverpool One, propiedad del Groskeor Group del duque de Westminster, que reurbanizó 42 acres de tierra en el centro de la ciudad de Liverpool. En Londres, estas áreas ahora incluyen More London, el área alrededor de City Hall, y el recientemente desarrollado Granary Square, al norte de King's Cross.
A la larga, es el propietario quien establece los términos para uso público, lo que puede hacer por una cuestión de ‘normas’
Estas áreas están regidas por regulaciones privadas (que a menudo se mantienen en secreto) y están protegidas por guardias de seguridad privados con chaquetas fluorescentes, que no solo detienen las manifestaciones, sino también los juegos de fútbol, el skateboarding, y las personas sin hogar. Los POPS crecen rápidamente, un fenómeno que Garrett llama de ‘la mayor venta masiva del espacio común desde fines de los siglos XVII y XVIII’, con Londres como el ‘epicentro del incendio. Los POPS se parecen a cualquier otro espacio público, y están disponibles para que las personas se reúnan y los utilicen, pero existen fuera del ordenamiento jurídico normal: las personas pueden usarlos, pero estos no son sus espacios. A la larga, es el propietario quien establece los términos para uso público, lo que puede hacer por una cuestión de ‘normas’, simplemente emitiendo una declaración o escribiendo un documento interno.
El crecimiento en la regulación estatal
Sin embargo, al mismo tiempo que los POPS, también ha habido un crecimiento masivo en la regulación estatal sobre los espacios de propiedad pública en el Reino Unido. De hecho, en algunos casos, la autoridad local ha actuado de forma no muy diferente a un propietario privado. Cuando investigué las restricciones de los ayuntamientos locales sobre la distribución de folletos por parte de la población local, un concejal dijo que, como ‘propietario’ del espacio, había decidido restringir la distribución de folletos por una cuestión de ‘normas’. El Ayuntamiento de Woking tenía una 'Política del uso del dominio público’, que orquestaba todos los usos posibles del espacio público, especificando exactamente dónde se podían llevar a cabo actividades tales como distribución de folletos y caridad, y con qué frecuencia y bajo qué condiciones. A los miembros de la Campaña de Solidaridad Palestina se les impidió entregar folletos en el centro de la ciudad de Woking: se les dijo que debían obtener la aprobación del ayuntamiento para distribuir sus folletos y obtener también un seguro de responsabilidad civil. Como lo que sucedió con More London, el ayuntamiento simplemente estaba estableciendo una "norma" para un espacio público, que parecía considerar como propio.
Los poderes de dispersión se han utilizado contra los manifestantes para excluirlos de ciertos espacios públicos
Los poderes legales que permiten la restricción de la protesta son ahora muchos y variados. Los concejales tienen el poder de limitar la distribución de panfletos según la Ley de Vecindarios y Medio Ambiente Limpios de 2005: aunque se supone que la distribución de panfletos políticos están exentos, se ha detenido a varios manifestantes por distribuir panfletos bajo estos poderes. Los poderes de dispersión se han utilizado contra los manifestantes para excluirlos de ciertos espacios públicos. La policía de Merseyside usó esos poderes en fines de semana consecutivos del 2014, incluso contra activistas que estaban chateando y decidiendo a qué bar ir para tomar una copa. La policía usó poderes de dispersión para expulsar a los manifestantes de la reconstrucción de una propiedad en Southwark en el 2015. La policía de Westminster dispersó a los indigentes y personas sin hogar de la Plaza Trafalgar, junto con activistas que se estaban preparando para repartir comidas entre esos necesitados.
Restricciones en todo el espectro político
Los manifestantes de todos los campos políticos están la mira. Manifestantes cristianos contra el aborto en Ealing han sido amenazados con una Orden de Protección de Espacios Públicos (PSPO, por sus siglas en inglés), prohibiéndoles realizar una vigilia afuera de una clínica de aborto. Algunos de estos manifestantes parecen haber acosado y obstruido a las mujeres que entrando a la clínica, y deberían ser legalmente responsables de estos delitos. Sin embargo, los demás manifestantes simplemente celebraban una vigilia silenciosa en el césped frente a la clínica, ofreciendo a las mujeres un folleto que, además de criticar el aborto, ofrece ayuda con alojamiento y otro tipo de apoyo financiero. Dicen que se dirigen especialmente a aquellas mujeres, muchas veces inmigrantes ilegales, que estén buscando tener un aborto porque no pueden permitirse tener un hijo por cuestiones financieras. En cualquier caso, el concepto de ‘zona neutral’ en una calle pública es un desarrollo extremadamente preocupante, que en principio podría conducir a zonas similares alrededor de todo tipo de edificios públicos o privados. En cierto sentido, una organización benéfica está afirmando un interés privado sobre un espacio público, tratando de dictar lo que puede y no puede ocurrir en él, más allá de la obediencia ordinaria a las leyes.
El patrón ahora es el de una usurpación general de los espacios públicos por parte de los organismos estatales y no estatales
Entonces mientras que los POPS son importantes, solo son la mitad de la historia. El patrón ahora es el de una usurpación general de los espacios públicos por parte de los organismos estatales y no estatales, con la restricción de los derechos de protesta o reunión de todos los campos políticos y éticos. Debemos apoyarnos firmemente contra estas restricciones. Si bien los tiempos han cambiado desde los mítines de Hyde Park, el principio que está en juego es el mismo por el que se rompieron las barandillas en 1866: los espacios públicos deben ser de uso público gratuito como, o especialmente, para la protesta.
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