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Venezolanos en EE.UU.: ¿a favor de Biden o de Trump?

Lamentablemente, un presidente republicano o uno demócrata no influirá en Venezuela de la manera que la mayoría de los venezolanos lo esperan. Sabemos cómo las políticas de Trump no han funcionado hasta ahora. Por lo menos, las de Biden son una pregunta abierta.

Oriana Fuentes
3 noviembre 2020, 9.13am
Un mural contra Trump en Caracas, Venezuela, en Octubre 2020.
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Humberto Matheus/SIPA USA/PA Images

El abismal deterioro de la situación económica, política, y humanitaria en Venezuela durante los últimos años ha provocado que hasta 5 millones de venezolanos salgan del país, y un número de ellos, aunque modesto, se haya establecido en los Estados Unidos. En consecuencia, la población venezolana en los EE.UU ha aumentado un 54% desde 2015. Actualmente,son unos 329.000 venezolanos los que residen en los Estados Unidos, 237.782 de ellos situados exclusivamente en el estado de la Florida.

Los venezolanos representan la quinta población latinoamericana más grande de los Estados Unidos. Su voz es poderosa y tiene hoy la capacidad de influir en los resultados de las elecciones, ya que la mayoría de los venezolanos viven en el estado de la Florida, ampliamente reconocido como un estado decisivo, o swing state.

¿Cuál será el sentido de su voto? Los venezolano-americanos siguen divididos en las elecciones presidenciales. La polarización se ha fortalecido a través del tiempo, junto con las especulaciones sobre la legitimidad de los resultados electorales.

Los venezolanos partidarios de Trump se aferran en todo momento a la esperanza de que un segundo mandato republicano ayudaría a los EE.UU. a alejarse del socialismo del que huyeron.

Durante un viaje a Florida, Trump se reunió con ciudadanos venezolanos que anteriormente huyeron del régimen de Maduro y acusó a Biden de ser una "marioneta" de la izquierda radical.

Las alusiones de Trump a las similitudes de la agenda de Biden con el socialismo es lo que ha llevado a algunos ex-demócratas venezolanos a cambiar al partido republicano.

Sin embargo, el movimiento de Venezolanos por Biden demuestra que no todo el mundo cree en la palabrería de Trump, esa habla de su apoyo a los intereses de los venezolanos.

Los venezolano-estadounidenses que apoyan a Biden afirman que la administración de Trump ha causado más mal que bien, ya que las palabras del presidente no han coincidido con sus acciones.

Por ejemplo, muchos partidarios de Biden señalan la ironía republicana que denuncia el socialismo y al mismo tiempo incrementa las dificultades para obtener asilo y poder huir de la crisis catastrófica que se vive en el país. Otros señalan los efectos devastadores de las sanciones en la economía venezolana.

Posiciones encontradas

Parece que hay dos posiciones encontradas: los venezolanos pro-republicanos que se escandalizan por las políticas supuestamente ‘izquierdistas’ de Biden y los pro-demócratas, que creen que la administración de Trump no está actuando de una manera que realmente beneficie al pueblo venezolano.

Cada lado vota en contra del candidato que considera "más malo", en lugar de votar por un candidato simplemente porque cree firmemente en su agenda política. En esto, no son tan diferentes de los demás norteamericanos.

La realidad se resume en el hecho de que, en cierto modo, cada lado vota en contra del candidato que considera "más malo", en lugar de votar por un candidato simplemente porque cree firmemente en su agenda política. En esto, no son tan diferentes de los demás norteamericanos, quienes, según las encuestas, votan más en contra de un candidato que a favor del otro.

La pregunta entonces sigue siendo: ¿qué candidato sería más conveniente para los venezolano-americanos? ¿Incluyendo a los ciudadanos naturalizados y a los residentes en espera de obtener su ciudadanía?

La diversidad de Venezuela

Es totalmente imposible responder esta pregunta sin considerar en primer lugar que los venezolanos, como el resto de los latinoamericanos que emigran a los EE.UU., representan distintas clases socioeconómicas, orígenes diversos y múltiples identidades. Consecuentemente, tienen diversos puntos de vista sobre las prioridades del gobierno de un país, aunque todos sufren por Venezuela.

Las motivaciones de los votantes venezolano-americanos son tan complejas e intrincadas como las del resto de la población Latinx en los Estados Unidos. Además de los temas 'estándar' relevantes para los Latinx -inmigración, justicia racial, educación, sanidad, y oportunidades de trabajo- los venezolanos valoran enormemente las relaciones diplomáticas que vayan a existir entre el nuevo presidente y Nicolás Maduro.

Anabella Morabito, una venezolano-americana de 28 años que estudia educación en Harvard, lo expresa de manera simple: "Históricamente, la intervención de los Estados Unidos en América Latina ha sido tumultuosa. Creo que Estados Unidos tiene una enorme influencia en la región [América Latina], pero la presidencia de Maduro requiere de un enfoque multifacético y de andamiaje para su desmantelamiento. No se trata sólo de deshacerse de Maduro".

Anabella emigró de Venezuela a la edad de ocho años. Y, aunque considera que sus antecedentes familiares son de clase media-alta, reconoce: "creo que hay un problema de clasismo en Venezuela, absolutamente, y una vez que sales de ese entorno, tomas consciencia de ti misma, piensas críticamente y empiezas a entender cómo este problema amplifica el populismo de Maduro [y su persistente permanencia en el poder]".

Mariela López, una inmigrante venezolana de 24 años y DREAMer que trabaja como coordinadora de investigación clínica, expresa su opinión sobre un segundo mandato republicano: "Él [Trump] hace muchas promesas falsas, y cuando trata de cumplirlas, no tiene ningún plan al que recurrir". Mariela continúa diciendo: "Cuando trató de deshacerse del DREAM Act, lo hizo improvisando, sin tener ningún plan concreto."

Sin embargo, hay venezolano-estadounidenses que, aunque han emigrado más recientemente y han experimentado de primera mano la corrupción del régimen, la escasez de energía y alimentos, la hiperinflación y los delitos violentos bajo el gobierno de Maduro, ven la situación de manera diferente.

Aunque ambos candidatos presidenciales parecen denunciar el régimen opresivo de Maduro, sigue sin estar claro si sus políticas serán beneficiosas para el pueblo venezolano.

Enrique Suárez dejó su país en 2016. Ahora tiene 32 años y trabaja como limpiador profesional de ventanas de rascacielos en el área de Miami. Es el único que gana dinero en una familia de cuatro. Cuando se le pregunta sobre qué candidato sería más beneficioso para los venezolanos-americanos, comenta: "En mi caso particular, me inclino por Trump porque ya veo sus políticas como las ve alguien que ya está viviendo aquí, y no como un inmigrante per se". Actualmente está a la espera de recibir la aprobación para adquirir la ciudadanía.

Aunque ambos candidatos presidenciales parecen denunciar el régimen opresivo de Maduro, sigue sin estar claro si sus políticas serán beneficiosas para el pueblo venezolano, no sólo en lo que respecta a la migración e integración en el país, sino también al empleo, la justicia racial y el acceso a la atención de la salud en los Estados Unidos.

Se acaba la esperanza

Como una de las y los otros 237.787 americano-venezolanos que ahora consideran al estado de la Florida como su hogar, me inclino a creer que se necesita más que un 'cambio' de presidencia para ayudar de verdad a los venezolanos.

La crisis venezolana va más allá de lo que los EE.UU. es capaz -y sobre todo quiere- proporcionar.

Un cambio radical en el gobierno no será un remedio rápido para el fin de una crisis humanitaria que lleva más de una década, ni tampoco significará el principio de un fin, como se ha demostrado con la aparición de Juan Guaidó.

Guaidó, a pesar de ser reconocido como presidente interino legítimo por unos 60 países, ha fracasado miserablemente en su intento de expulsar a Maduro del país en dos ocasiones. Un nuevo -o "interino"- presidente no cambiará mágicamente el curso de Venezuela. Un periodo de transición democrática debería comenzar lo antes posible para superar una crisis política que ha destruido la economía de lo que fue un país inmensamente rico y razonablemente próspero no hace tanto tiempo.

Aunque la crisis del país se ha venido gestando durante décadas, y la corrupción está institucionalmente arraigada en el sistema y viene de lejos, el régimen actual ha hecho que la vida en el país sea insoportable, inasequible y, en algunos casos, incluso mortal. Lamentablemente, un presidente republicano o uno demócrata no influirá en Venezuela de la manera que la mayoría de los venezolanos lo esperan. Sabemos cómo las políticas de Trump no han funcionado hasta ahora. Por lo menos, las de Biden son una pregunta abierta.

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