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Volver al futuro: el trabajo de las mujeres y la economía de los pequeños encargos

Aprender de la historia del trabajo de las mujeres puede ayudarnos a superar la discriminación y mejorar las condiciones laborales en la economía de los pequeños encargos. English

Abigail Hunt
12 noviembre 2018
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An Ethiopian domestic worker in Beirut, Lebanon. Joe Saade for UN Women/Flickr. (CC 2.0 by-nc-nd)

«El futuro del trabajo» es noticia y el debate capta interés en los círculos políticos. Y con razón: una falta persistente de trabajo digno a nivel global está afectando en forma negativa los ingresos y, por consiguiente, los estándares de vida. Encarar esto es un desafío cada vez más crítico para la clase política alrededor del mundo, a la luz del latente cambio demográfico y la aceptación del aumento del desempleo como algo habitual.

En la economía de los pequeños encargos, en la cual las compañías teconológicas desarrollan plataformas a través de las cuales se puede contratar a personas para realizar tareas definidas, el debate suele centrarse en las maneras en las que la «Uberización» está diseñada para cambiar profundamente las formas tradicionales de organizar el consumo y el empleo. Pero no deberíamos permitir que el resplandor de la nueva tecnología nos ciegue: la economía de los pequeños encargos es, a la larga, un vino viejo en botella nueva.

Un evento de la Iniciativa de Comercio Ético —naturalmente, acerca del futuro del trabajo— constituyó un espacio importante para la reflexión. Apoyándose en décadas de investigación, el profesor Peter Nolan sentó las bases para argumentar que la «futurología» (o el negocio de predecir tendencias y resultados en el mundo laboral) suele estar disociado del análisis de las tendencias del mercado laboral histórico y de un estudio empírico de lo que ocurre en el presente.

Asimismo, en nuestra investigación en el Instituto de Desarrollo de Ultramar (ODI por sus siglas en inglés) sobre las experiencias de las mujeres en la economía de pequeños encargos, descubrimos que en muchos aspectos esta economía reproduce los desafíos de género existentes en el mundo laboral, aunque en nuevas formas facilitadas por la tecnología. A continuación, ofrecemos un par de ejemplos.

Los perfiles en las plataformas perpetúan la discriminación

El diseño de la plataforma suele perpetuar la discriminación existente contra las trabajadoras y los trabajadores. Nuestra investigación inspeccionó plataformas de trabajo del hogar —como cocinar, limpiar y a veces de cuidado personal— en India, Kenia, México y Sudáfrica. El trabajo del hogar ya es uno de los sectores más inseguros y explotadores a nivel global, en el que la fuerza laboral está formada de manera desproporcionada por mujeres de grupos marginalizados o minoritarios.

Descubrimos que, como en muchos modelos de la economía de los pequeños encargos, las plataformas de trabajo del hogar permiten a la clientela acceder a los perfiles de las trabajadoras y los trabajadores y que estas muestran sus imágenes y otra información demográfica. Esto significa que los hogares que contratan personal del hogar pueden realizar su selección en base a características diferentes de sus capacidades para la tarea, como la edad, el género, la raza o su origen étnico.

Además, los sistemas de evaluación que se utilizan en los hogares para calificar la calidad de la tarea completada suelen estar integrados a los perfiles de las trabajadoras y los trabajadores. Aun así, estos sistemas pueden exponer a las personas trabajadoras a la discriminación ya que las evaluaciones son muy subjetivas y probablemente estén influenciadas por las parcialidades de la persona que evalúa y sus actitudes discriminatorias. Los efectos de esto en las personas trabajadoras que suelen tener dificultades son reales porque las críticas negativas afectan las decisiones de otros hogares para contratar a esa persona o no. En resumen, una crítica que no sea elogiosa puede desfavorecer seriamente a las oportunidades económicas de las personas trabajadoras en el mercado de las plataformas abarrotadas, donde el suministro de personal suele sobrepasar la demanda de sus servicios.

Trabajo digital a destajo desde casa

El «crowdwork» (subcontratación masiva en proyectos colaborativos) digital también comporta desafíos. Contempla plataformas en línea que conectan globalmente a las personas trabajadoras con tareas como etiquetar imágenes, desarrollar bases de datos o transcribir documentos. Estas son completadas y entregadas por internet a compradores —frecuentemente anónimos— dentro de un sistema de remuneración sobre la base del número de tareas completadas. En muchos aspectos, este trabajo es muy parecido al trabajo a destajo desde casa que se extendió a lo largo de los países en desarrollo varias décadas atrás, cuando la producción en el exterior y las cadenas de producción globales se afianzaron. El trabajo del hogar suele ser trabajo de mujeres, y recientemente fue valorado en  un porcentaje estimado del 32% del empleo total de las mujeres en India.

Al igual que el trabajo del hogar tradicional, los datos precisos de «crowdwork» son difíciles de conseguir. Los estudios sugieren que entre el 46% y el54% de las trabajadoras y trabajadores colaborativos de los países desarrollados son mujeres. Este porcentaje suele ser menor en los países en desarrollo debido a las diferencias de género significativas en la actividad digital. Sin embargo, lo más importante es que mientras los datos disponibles sugieren casi una igualdad de género en la participación, los hombres tienen más posibilidades de participar por voluntad propia.

Nuestra investigación actual sobre la economía de los pequeños encargos en Jordania sugiere que es probable que la participación de las mujeres en esta nueva variedad de trabajo desde casa aumente rápidamente. Se percibe como particularmente adecuado para las mujeres, debido a las normas socioculturales que restringen la movilidad y el compromiso con trabajos remunerados fuera del hogar, y su flexibilidad también permite a las mujeres continuar con el cuidado no remunerado del hogar. Aun así, la historia de las trabajadoras del hogar a nivel global nos dice que aunque el trabajo colaborativo pueda proporcionar una oportunidad para que las mujeres aumenten su participación en el mercado laboral, puede que este trabajo ni sea digno ni fortalecedor.

Las condiciones laborales pueden ser extremadamente malas, las ganancias del trabajo a destajo suelen ser bajas y las desiguales debido al valor fluctuante de la cadena de demanda, y la invisibilidad y el aislamiento de las trabajadoras y los trabajadores complica la organización y las negociaciones. La evidencia emergente sobre el trabajo colaborativo no contradice esta experiencia. Superar las barreras de la participación femenina en el mercado laboral y administrar el trabajo remunerado y no remunerado no debería significar el desplazamiento de las mujeres a un trabajo remunerado precario y aislado.

La economía de pequeños encargos también presenta nuevos ángulos en desafíos antiguos. En particular, la organización de trabajo colaborativo supone un desafío para regular la mejora de las condiciones laborales en las cadenas de valor digitales facilitadas por el trabajo colaborativo. Las plataformas son conocidas por evitar la regulación laboral al usar modelos de «contratistas independientes», la naturaleza transnacional del trabajo colaborativo hace que sea difícil identificar la jurisdicción nacional responsable, y las leyes de trabajo nacionales rara vez se aplican a las trabajadoras y los trabajadores. Esto, sumado a los desafíos históricos afrontados por las trabajadoras y los trabajadores del hogar en la organización y su invisibilidad (no ajena) a los encargados, sugiere que se necesitan medidas urgentes si se pretende que las trabajadoras y los trabajadores colaborativos progresen.

Cómo triunfar en la economía de los pequeños encargos

Como las plataformas de la economía de pequeños encargos se vuelven cada vez más prominentes, se necesita prestar suma atención a las políticas para garantizar que los derechos laborales ganados con esfuerzo no retrocedan, y que las oportunidades de esta economía beneficien a todas y todos – y no solo a las compañías y a quienes consumen en las plataformas servicios baratos con solo oprimir un botón.

Como se argumentó en esta serie, garantizar que las regulaciones laborales sean adecuadas para su propósito en la era de la economía de los pequeños encargos es crítico. Pero la tecnología de las plataformas también es prometedora para superar los desafíos y mejorar las condiciones laborales, si aprendemos de la historia. Las compañías de las plataformas podrían incorporar igualdad y justicia en las plataformas al omitir la información demográfica y sólo incluir la experiencia laboral y otra información relacionada al trabajo en las páginas de perfiles. Este sería un buen comienzo para abordar la discriminación arraigada.

La falta de estadísticas sobre las trabajadoras y los trabajadores del hogar ha contribuido a su invisibilidad frente a quienes diseñan y aprueban las políticas. Las plataformas podrían cambiar esto ya que son una gran fuente de datos. Contienen información detallada de las trabajadoras y los trabajadores y de sus actividades, y por lo tanto podrían ofrecer una gran oportunidad para entender y mejorar las condiciones laborales si esa información estuviera disponible. Además, las trabajadoras y los trabajadores del hogar que entrevistamos apreciaron, por primera vez, la posibilidad de poder monitorear las horas trabajadas y sus ganancias a través de la plataforma. Desarrollar otros aspectos orientados a las personas trabajadoras como los botones de emergencia puede aumentar su seguridad de forma inmediata.

La tecnología digital también proporciona nuevas maneras para que las trabajadoras y los trabajadores se comuniquen y se organicen para mejorar las condiciones. Los sindicatos como la Asociación de Trabajadoras Autónomas (SEWA) de India han organizado a personas trabajadoras marginalizadas cuando los sindicatos tradicionales les han fallado. Ayudarles a adaptarse a la economía de los pequeños encargos es crítico, en particular porque sus partidarias y partidarios principales se encuentren trabajando cada vez más a través de estas plataformas.

Finalmente, las  personas trabajadoras se están integrando cada vez más en las cooperativas de plataformas que se adueñan de y controlan la tecnología como Up & Go, una plataforma de servicios de limpieza del hogar en la ciudad de Nueva York. Si la economía de los pequeños encargos actual controlada por compañías le falla a las personas trabajadoras, por qué no brindar un modelo de trabajo bien establecido y actualizado en un mundo cada vez más digital.

Si se puede aprender algo del pasado no hay ninguna razón por la cual las mujeres no puedan beneficiarse de la llegada de la tecnología digital que conecta a las trabajadoras y los trabajadores a oportunidades económicas. Como muestra nuestra investigación, existen pasos positivos que las personas trabajadoras, las plataformas, los sindicatos, las asociaciones de mujeres y la clase política pueden dar. Si podemos adoptar medidas, y rápido, entonces podremos garantizar que las mujeres puedan gozar de un trabajo de buena calidad en la economía de los pequeños encargos.


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BTS en Español has been produced in collaboration with our colleagues at the Global Alliance Against Traffic in Women. Translated with the support of Translators without Borders. #LanguageMatters

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