Las cifras demuestran que las personas trans son más vulnerables al asesinato que cualquier otro grupo dentro de la comunidad LGBT+.
De los 2115 asesinatos de personas trans a nivel global entre 2008 y 2016 documentados por la ONG Transgender Europe,1654 ocurrieron en América Latina.
Las personas trans desde una edad muy joven experimentan exclusión social y falta de atención médica. Los tratamientos y operaciones requeridos para transitar de un género a otro no están incluidos en planes de salud pública nacional en la inmensa mayoría de los países de la región.
Sólo tres cuentan con una Ley de Identidad de Género (Argentina, Uruguay y Bolivia), y el 48% de la región prohíbe totalmente cualquier cambio de género.
Además, debido a la discriminación generalizada que sufren, es muy difícil para personas trans conseguir un trabajo en el mercado laboral formal y, para sobrevivir y financiar sus transiciones, muchxs acaban ejerciendo la prostitución.
Según Daniela Ruíz, activista trans y actriz, “durante muchos años hemos estado estigmatizadas y limitadas [solo] a la prostitución”. “Para las trans,-- sigue Daniela-- la prostitución no es una elección sino una consecuencia indeseable”.
Ella misma tuvo que ser trabajadora sexual cuando se fue de casa con 18 años por el rechazo de su familia. Sin apoyo económico, y en medio del rechazo social, en esa época de su vida estuvo encarcelada, violada y sufrió reiterados maltratos de las autoridades.
Esa es, infelizmente, la historia de muchas personas trans en la región. De entre la comunidad LBGT+, estas son quienes han tenido que enfrentar los peores tipos de discriminación, que con demasiada frecuencia acaba con su vida.
Los 50 años de Stonewall marcarán sin duda un hito, pero pondrán también en evidencia hasta qué punto son reales los retrocesos y cuánto camino queda aún por recorrer.