democraciaAbierta

Argentina, el G20 y las movilizaciones en su contra

Cuando entramos en una nueva fase de neoliberalismo autoritario marcado por el avance del neofascismo es esencial que sigamos fortaleciendo los lazos entre los movimientos que luchan contra las estructuras de opresión.  English

Marta Musić
11 diciembre 2018
Manif_1.jpg

La manifestación en contra del G20 y el FMI en Buenos aires. Imagen: fueraG20. Algunos derechos reservados.

open Movements

La serie openMovements invita a politólogos líderes en sus campos de investigación para compartir sus resultados y sus perspectivas sobre luchas sociales contemporáneas.

Frente a la desastrosa cumbre del G20 organizada en Buenos Aires el 30 de Noviembre y el 1 de Diciembre, la Confluencia Fuera G20 - FMI organizó una semana de acción para repudiar la presencia del G20 y el FMI en Argentina y crear espacios de convergencia para seguir construyendo alternativas al neoliberalismo desde los pueblos.

Un éxito importante considerando el avance del neofascismo en el continente, la intensificación de la represión y criminalización de los movimientos sociales, la militarización de los territorios y el agotamiento de una izquierda fragmentada después del ciclo progresista latinoamericano.

El G20: una farsa con muy poca gracia

Como se esperaba, la declaración final de la cumbre del G20 organizada en Buenos Aires no ofreció ninguna solución transcendente para enfrentar la crisis sistémica que estamos atravesando actualmente – para la cual son directamente responsables las políticas neoliberales de los países del G20, el FMI y las empresas transnacionales que apoyan.

Para citar solo un ejemplo, las medidas decididas por los países del G20 – responsables del 78% de las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera – en realidad resultarán exacerbando el cambio climático. En otras palabras, estamos extremadamente lejos del lema del G20 de este año: “crear consenso para un desarrollo justo y sostenible”.

La cumbre, llena de incidentes diplomáticos, se convirtió en el hazmerreír de los medios locales: la delegación oficial argentina llegó tarde para recibir a Macron en la pista, que comenzó a saludar el personal del aeropuerto con chalecos amarillos (imagínense la ironía) - mientras que otra delegación argentina confundió a Xi Jinping con un miembro de su personal.

Merkel llegó un día tarde después de que su avión privado se averiara y Trump humilló incesantemente a Macri, quien estaba tratando desesperadamente de complacerle. Uno de los mejores momentos probablemente fue el colapso de Wi-Fi durante la conferencia de prensa el primer día de la cumbre con 2500 periodistas internacionales indignados.

A pesar de la ridiculez de esta farsa, la cumbre del G20 le costó millones de euros a un país atravesado por una profunda crisis socioeconómica.

A pesar de la ridiculez de esta farsa, la cumbre del G20 le costó millones de euros a un país atravesado por una profunda crisis socioeconómica desde el colapsó del peso en agosto pasado, con tasas de inflación cercanas al 50%, tasas de pobreza cercanas al 30%, el desempleo alcanzando el 12% y una pérdida promedio en salario real de 15 puntos contra la inflación.

La cumbre del G20 no solo dejó atrás políticas ambientales desastrosas, memes divertidos y un agujero en el presupuesto público (que será compensado con más recortes en el sector público). Dejó Argentina mucho más militarizada que antes, con más de 20,000 policías y nuevos equipos antidisturbios de alta tecnología, todos los cuales se utilizarán para disciplinar futuros movimientos de resistencia.

Es una situación especialmente preocupante ya que la actual Ministra de Seguridad anunció el lunes la implementación de un decreto, denunciado por organismos de derechos humanos, que permite a las fuerzas armadas disparar cuando sienten que se enfrentan a una "amenaza inminente" sin ninguna otra justificación.

Además, el gobierno argentino llevó a cabo una incesante campaña de intimidación contra los movimientos y las organizaciones preparando la semana de acción contra el G20 representándolos como organizaciones terroristas, bajo extrema vigilancia, planeando actos violentos.

El gobierno de Macri incluso acusó a ATTAC de lavado de dinero (ATTAC conocido en todo el mundo por su activismo no violento contra la evasión fiscal). Dos militantes de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) fueron asesinados por la policía en una protesta una semana antes del G20 mientras los trolls continuamente propagaron terror por las redes sociales a través de falsos testimonios de personas que pedían que todxs se quedaran en casa.

El gobierno también cerró todos los transportes en la ciudad y declaró un feriado el 30 de noviembre para asegurarse de que menos personas asistirían a la manifestación.

La Semana de Acción contra el G20

A pesar de esta campaña de miedo, intimidación y represión, la Confluencia contra el G20 – FMI organizaró más de 50 actividades entre el 26 de noviembre y el 1 de diciembre (sin contar los actos de solidaridad en otras ciudades del mundo).

La Confluencia es una alianza (inter-)nacional de movimientos y organizaciones sociales, políticas y territoriales, sindicatos, cooperativas, movimientos de mujeres, feministas, afro-descendientes, pueblos indígenas, LGBTQI +, migrantes, entre otrxs, creada en septiembre de 2018 para federalizar e internacionalizar la resistencia contra el G20 y el FMI.

Las actividades organizadas por Confluencia consistieron en varios talleres, conferencias, actos creativos de desobediencia civil, una feria de la economía solidaria, un festival de música, una manifestación masiva el 30 de noviembre y una "Cumbre de los Pueblos" de dos días – una de las actividades más importantes de esta semana de acción.

Las Cumbres de los Pueblos (también llamadas “contra-cumbres”) son instancias esenciales que sirven de plataformas de colaboración e intercambio entre movimientos, colectivos y organizaciones para discutir las realidades y luchas concretas de los pueblos afectados por el sistema neoliberal y para fomentar alianzas – locales, regionales y globales – para la construcción de alternativas desde las bases.

Esta Cumbre tuvo lugar primero en la Universidad de Buenos Aires antes de llevar los debates afuera, en la Plaza de los Dos Congreso. Más de 5000 personas participaron de toda América Latina y un par de países europeos, aunque la mayoría de los asistentes fue de Argentina. Reunió diferentes foros y conversatorios sobre los feminismos, el poder corporativo, la deuda, la migración, la soberanía alimentaria, los bienes comunes y la soberanía, la soberanía saludaría, la autogestión, la educación popular y el avance del neofascismo y de la militarización en la región.

La Cumbre de los Pueblos terminó con un acto de cierre, durante el cual Nora Cortiñas, una de las madres de la Plaza de Mayo, leyó la declaración final que sintetizaba los resultados de estos dos días de discusiones colectivas.

La vanguardia de lxs feministas (inter-)nacionales

Después del Segundo Paro Internacional de Mujeres del 8M, el Foro Social Mundial en Brasil en Abril pasado, la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito en Argentina y las movilizaciones #EleNão contra Bolsonaro en Brasil, las mujeres, las feministas y lxs disidentes sexuales latinoamericanxs han jugado un papel clave durante las campañas contra el G20 y el FMI.

Esto era especialmente el caso del Foro Feminista contra el G20 que participó de manera autónoma y transversal en los espacios de la Confluencia. Este colectivo es una alianza diversa, internacional y transversal de feministas, trabajadoras, activistas, sindicalistas, migrantes, mujeres indígenas, disidentes sexuales, afro-descendientes y campesinas. Enmarcándose en un proceso de construcción colectiva, feminista y popular, este Foro es la continuidad del Foro Feminista contra la OMC organizado el año pasado en Buenos Aires.

Desde entonces, el Foro Feminista trabajó todo el año para construir su propia agenda de actividades hacia la venida del G20: expresando su repudio al sistema capitalista hetero-patriarcal, tejiendo vínculos (inter-)nacionales con otros colectivos feministas, ofreciendo herramientas feministas para entender y construir alternativas frente al avance del neofascismo y la intensificación de las violencias contra las mujeres, especialmente contra las mujeres negras y/o de disidencia sexual.

Foro Feminista.jpg

Miembxs del Foro Feminista durante su concentración en Buenos Aires con motivo de la cumbre del G20. Imagen: Foro Feminista. Algunos derechos reservados.

También organizó dos días de acciones para denunciar el discurso de "empoderamiento" de las mujeres ricas, blancas y emprendedoras del grupo de afinidad “Mujeres 20” del G20, que se reunió a principios de octubre en Buenos Aires para brindar recomendaciones a los líderes de G20 sobre cómo incluir mejor a las mujeres en la economía mundial.

Para la semana de acción, armaron su propia agenda con un seminario internacional sobre perspectivas feministas sobre las turbulencias financieras, políticas y tecnológicas, el lanzamiento de una campaña llamada "nuestros cuerpos nuestros territorios" para denunciar los procesos de expropiación capitalista y la criminalización de defensoras de los derechos de las mujeres y de disidencia sexual, una Asamblea de feministas internacionalistas contra el G20 que compartió sus experiencias de resistencia feminista del mundo entero, así como un Tribunal Ético Popular, Antirracista y Feminista Ético y Popular contra el G20.

Durante este Tribunal organizado en la Plaza del Congreso, la audiencia intervino para denunciar crímenes contra las mujeres, las mujeres negras, migrantes y de disidencia sexual. Después de reunir todos los testimonios, el jurado condenó las alianzas criminales, perversas y mortales entre el capitalismo, el patriarcado, el racismo y el (neo-) colonialismo y expresadas ​​a través del G20 y el FMI.

Alianzas que conducen a la destrucción de la Naturaleza, la precariedad de los pueblos, la militarización de todas las esferas de la vida, la criminalización de las protestas, la feminización de la pobreza y la guerra contra las mujeres, especialmente las mujeres negras y disidentes sexuales.

Además de su propia agenda durante la semana de acción, el Foro Feminista también participó activamente en los procesos de Confluencia contra el G20. Esta posición simultáneamente autónoma y transversal permitió al Foro Feminista maniobrar y organizar sus actividades en espacios no mixtos, mientras que influyó – y feminizó – la Confluencia, que, debido a su diversidad y a las culturas político-militantes en Argentina que siguen siendo muy patriarcal.

La presencia de muchas mujeres y feministas en general dentro de la Confluencia ayudó a navegar por estos espacios militantes que aún son propensos al machismo, al mansplaining (hombres explicando cosas a las mujeres de manera condescendiente), al monopolio de la palabra y al funcionamiento vertical, ego-protagonista.

Como repiten los movimientos feministas, no puede haber una lucha exitosa contra el capitalismo sin luchas simultáneas contra el patriarcado, el racismo, el neocolonialismo y el antropocentrismo.

Ninguna de las actividades de la semana de acción se habría desarrollada si no hubiera sido por la mayoría de las mujeres y feministas en estos espacios, encargándose de coordinar el trabajo de organización, logística, comunicación y de cuidado necesario. Hay que reconocer la división sexual del trabajo que sigue siendo ignorada y silenciada – incluso al trabajo militante – si queremos ir más allá del sistema socioeconómico devastador actual.

Como lo repiten los movimientos feministas, no puede haber una lucha exitosa contra el capitalismo sin luchas simultáneas contra el patriarcado, el racismo, el neocolonialismo y el antropocentrismo. Por eso los feminismos, por sus narrativas y prácticas catalíticas, transversales, interseccionales e internacionalistas, no solo proporcionan las herramientas para entender y resistir contra los efectos devastadores de nuestro sistema; nos permiten repensar radicalmente nuestras propias prácticas y modos de organización, incluso dentro de los espacios más “progresistas”. La semana de acción contra el G20 y el FMI fue una prueba más de eso.

La marcha del 30N

El 30 de noviembre, alrededor de 50 000 personas marcharon hacia la Plaza del Congreso para repudiar la presencia del G20 y del FMI y sus políticas neoliberales. Esta protesta se consideró un éxito dado el contexto de represión, la ciudad blindada y la ausencia de muchos sindicatos fuertes como la CGT.

El hecho de que la manifestación se llevó a cabo pacíficamente fue una sorpresa para muchxs, especialmente teniendo en cuenta la atmósfera de represión, la profundidad de la crisis socioeconómica actual y la presencia del FMI en el país, cuya responsabilidad por la devastadora crisis de 2001 sigue enraizada en la memoria colectiva argentina.

Se esperaba que la situación se agravaría como durante la última cumbre del G20 organizada en Hamburgo el año pasado, cuando se produjeron violentos enfrentamientos entre la policía y lxs manifestantes que intentaban interrumpir la cumbre.

Sin embargo, la Confluencia siempre mantuvo una postura no violenta y nunca tuvo la intención de pudrir la cumbre del G20. De hecho, desde un punto de vista estratégico, a excepción de su dimensión simbólica (como la batalla de Seattle en 1999), parar foros como el G20 tiene poco impacto para ir más allá del neoliberalismo.

Por ejemplo, no habría impedido a los líderes del G20 volver a reunirse y profundizar su agenda corporativo neoliberal, especialmente mediante el uso de tratados bilaterales de libre comercio y tratados bilaterales de inversión – una forma más común de organizar el actual sistema de comercio mundial.

En el contexto actual de militarización y represión, un intento de parar el G20 no solo habría sido absurdo; habría sido suicida.

Además, en el contexto actual de militarización y represión, el intento de parar el G20 no solo habría sido absurdo; habría sido suicida. No fue posible (ni deseable) replicar los intentos de cerrar el G20 en Buenos Aires, como se hizo el año pasado en Hamburgo. Esto se debe a que las respuestas a la presencia de foros neoliberales como el G20 son contingentes y dependen del contexto. De hecho, Alemania y Argentina son países muy distintos con respecto a la cultura de la protesta, el respeto de los derechos humanos y los niveles de represión policial.

Por decirlo nítidamente, las fuerzas armadas argentinas están en una posición en la que pueden reprimir y matar a personas con total impunidad. Por el contrario, Alemania habría enfrentado un escándalo internacional si hubiera habido víctimas durante los intentos de sabotaje del G20 en 2017.

Sin embargo, compartir estas experiencias contingentes de diferentes territorios es a la vez perspicaz y necesario, ya que nutre futuros procesos de estrategias colectivas mientras se crean alianzas entre movimientos, al igual que la gente de Hamburgo participó en la semana de acción en Buenos Aires y recopiló sus experiencias del año pasado en un libro dedicado a la gente de Buenos Aires.

A modo de conclusión: sobre la importancia de tales semanas de acción

Una semana de acción no es solo un evento de una semana. Es un año entero (a veces dos) de trabajo en territorios nacionales e internacionales. Brinda oportunidades para hacer formaciones políticas, brindar información, vincular las luchas de las bases con procesos más amplios y sistémicos, y trabajar hacia la convergencia de comunidades y movimientos que luchan contra el mismo sistema socioeconómico y su agenda de explotación, violencia, destrucción, pobreza y desigualdad.

Una semana de acción no puede ser (ni debería ser) evaluada solo en términos de resultados o del número de participantes. Hay que tener en cuenta todo el “trabajo de hormigas” realizado a lo largo del año, los conocimientos producidos y difundidos durante todo el proceso, la agenda común articulada para el futuro y, lo más importante: las alianzas, los lazos y los afectos creados entre las personas y la transformación de las subjetividades personales durante estos procesos de construcción colectiva.

Las élites capitalistas de nuestro sistema se organizan internacionalmente para consolidar su poder. Los movimientos sociales deberían hacer lo mismo para desmantelarlo.

Ya que estamos entrando en una nueva fase de neoliberalismo autoritario marcado por el avance del neofascismo y nuevas formas de violencia capitalista, patriarcal, misógina, racista y estatista en todas las esferas de la vida, es esencial que sigamos fortaleciendo los lazos entre los movimientos que luchan contra estas estructuras de opresión y avanzando en la construcción de mundos mejores.

Las élites capitalistas de nuestro sistema se organizan internacionalmente para consolidar su poder. Los movimientos sociales deberían hacer lo mismo para desmantelarlo, fortaleciendo simultáneamente nuestras raíces militantes en los territorios locales y al mismo tiempo tejiendo redes de resistencia globales.

Ahora que el G20 se fue de Argentina, no dejó atrás solo a un país militarizado; deja atrás ideas inspiradoras, recuerdos increíbles y lazos más fuertes entre personas que continuarán articulando agendas de transformación comunes a nivel local, regional y global en la construcción y el fortalecimiento colectivo de alternativas sistémicas al neoliberalismo desde los pueblos. 

****

Quiero agradecer a todas las personas inspiradoras que tuve la oportunidad de conocer y el honor de acompañar estos últimos dos años en los caminos colectivos hacia un pluriverso anticapitalista, feminista y antirracista.

 

Unete a nuestro boletín ¿Qué pasa con la democracia, la participación y derechos humanos en Latinoamérica? Entérate a través de nuestro boletín semanal. Suscribirme al boletín.

Comentarios

Animamos a todo el mundo a que haga comentarios, Por favor, consulte las intrucciones de openDemocracy para comentarios
Audio available Bookmark Check Language Close Comments Download Facebook Link Email Newsletter Newsletter Play Print Share Twitter Youtube Search Instagram WhatsApp yourData