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Bajo la noche de Buenos Aires

“Aunque con la poesía no podamos tomar el poder, no podamos hacer la revolución, la poesía en sí es una gran guerrera contra la alienación de la que habla el Che Guevara”. Entrevista. English

Arturo Desimone Miguel Martínez Naón
18 enero 2017
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Miguel Martínez Naón es poeta y editor, además de actor y periodista. Militante político desde su infancia, ha estado involucrado en muchas batallas sociales en Argentina. Es, además, ciudadano estadounidense: nació en 1976 de padres exiliados argentinos en la ciudad de Palo Alto, California. Pero él y sus padres se mudaron pronto a México, y en 1984 llegó a su verdadera patria Argentina, cuando tal retorno fue posible gracias al restablecimiento de la democracia.

Arturo Desimone: Naciste en el “estado libre” del campus de la Universidad de Stanford, una de las cunas de la contracultura estadounidense de los años 70, pero eres argentino, un nacionalista argentino de izquierda. ¿Puedes contarnos cómo se desarrollaron estas circunstancias? ¿Eras demasiado jóven como para retener algunas memorias de los iconos de la contracultura estadounidense? 

Miguel Martínez Naón: Bueno, en primer lugar quiero aclarar que más que un nacionalista de izquierda soy peronista. Decir que uno es un “nacionalista de izquierda” puede crear confusiones graves. Soy peronista y en esta etapa histórica adhiero al kirchnerismo: soy kirchnerista, lo cual se traduce en apoyar y formar parte de un gran movimiento de masas que no sólo abraza las banderas del peronismo sino también las del socialismo, el comunismo, y diversas corrientes populares del progresismo, con una mirada profundamente latinoamericanista. Esta etapa nació lógicamente con la asunción de Néstor Kirchner, el 25 de Mayo de 2003, y prosiguió con el liderazgo de él y de Cristina Fernández de Kirchner. Fueron 12 años de conquistas sociales muy importantes para los argentinos.

Con respecto a lo otro: mis padres se exiliaron en el 75, perseguidos por la Triple A, ambos militaban en el peronismo.

Volví a Estados Unidos en 2001 y en 2004 y allí pude aprender un poco más sobre aquella cultura (o, mejor, “contracultura”,) pero nunca dejé de percibirla como grandes piezas de museo, como un movimiento que quedó en el pasado. Si bien hay un resurgimiento de esa contracultura, muchas veces resulta anacrónica y hasta te diría decadente. Creo que los ciudadanos norteamericanos de buen corazón, los activistas, los que se movilizan, están en un proceso de re-significación de su historia, de integrarse al resto del mundo y ser más solidarios con los pueblos oprimidos. Si bien aprecio y valoro mucho a los compañeros luchadores de allá, creo aún tienen que atravesar un arduo camino de resistencia, y eso les va a costar mucho, sobre todo ahora, en un contexto aún más hostil.

"Quiero aclarar que más que un nacionalista de izquierda soy peronista. Decir que uno es un “nacionalista de izquierda” puede crear confusiones graves." 

AD: Te conozco como un apasionado de Juan Gelman, hasta te he escuchado recitar poemas de él, de memoria, en ciertas ocasiones bajo la noche de Buenos Aires. ¿Qué lugar ocupa Gelman, el poeta y el militante, en tu vida? ¿Cómo  influye en tu trabajo como editor y militante?

MMN: Juan Gelman es, sin duda, uno de los máximos exponentes de la poesía argentina y latinoamericana. Lo fui conociendo y disfrutando desde muy pequeño. Mis padres recitaban poemas de él y yo, de tanto escucharlos, me los aprendía de memoria. También había canciones con letras de él interpretadas por el Cuarteto Cedrón. Me apropiaba de sus versos y los actuaba en el escenario. También llevaba sus libros en la mochila cuando iba a los actos políticos, cuando comencé a militar en la agrupación HIJOS, a mediados de los 90. Y también me dieron de comer, porque me ganaba la vida recitando esos poemas en los colectivos urbanos y pasaba la gorra. A Gelman lo llevo en la sangre. Ha influido siempre en toda mi experiencia de vida, y no sólo como poeta, sino también como militante. A los jóvenes siempre les recomiendo que lean el libro de entrevistas a Juan Gelman titulado Contraderrota. Montoneros y la revolución perdida, donde él conversa con Roberto Mero sobre su experiencia como militante y miembro conductor de la organización Montoneros. Es un gran libro.

AD: Cuando Gelman falleció en 2014, el gobierno de Cristina Kirchner declaró cuatro días de duelo nacional. ¿Dónde estabas y qué hacías tu en esos días? ¿Demuestra ese feriado de luto que la Argentina había cambiado en cómo tratar a los poetas y a quienes resistieron a la dictadura?

MMN: Esa noche estaba en la casa de una compañera y cuando escuchamos la noticia nos dio mucha, mucha tristeza. Entonces ella me pidió que recitara algo de él, y ella lo filmó. Entonces, al día siguiente, lo compartimos con los buenos amigos. Esa noche tomamos mucho vino y brindamos por él. Al día siguiente, pese a la gran tristeza, me dio mucha emoción encontrar su rostro en las portadas de toda la prensa. Creo que eso determina un cambio de época. En los 90, Gelman hubiese muerto en el olvido. Y eso se lo debemos en gran parte a los cambios de paradigma que se generaron durante el gobierno de Cristina. Su gobierno acompañó y dignificó a los grandes artistas de nuestro país, no sólo a los poetas. Desde el Ministerio de Cultura distinguieron a grandes personas como Leonardo Favio, María Elena Walsh, Luis Alberto Spinetta, Alberto Szpunberg. Crearon también desde el Ministerio una biblioteca de poesía que lleva justamente el nombre de Juan Gelman y que incluye a 80 grandes autores de nuestra literatura, y esos libros se repartieron en todas las escuelas. Muy por el contrario, en el presente, bajo el des-gobierno de Macri, están destruyendo todo eso. Están haciendo desaparecer esos libros, no se sabe dónde están.

AD: Has acompañado y acompañas la lucha de las Madres de Plaza de Mayo, quienes hoy en día están siendo atacadas por el gobierno, y antes participaste en HIJOS. Eres amigo de hijos de autores y poetas asesinados o desaparecidos por la Junta militar. ¿Cómo describirías tu el rol de estas organizaciones para ayudar a estos hijos a encontrar pistas sobre qué sucedió con sus padres?

MMN: Fueron muchos los grandes momentos que viví en HIJOS. No solamente había hijos de desaparecidos, también de asesinados, de presos y de exiliados - por eso estaba yo. En síntesis, creo que, desde el punto de vista interno, lo fundamental fue conocernos, hablar de lo que nos pasaba. Y mirarnos a los ojos, abrazarnos y acompañarnos. Esto fue muy importante para nosotros en ese momento. Los años 90 eran una época brutal, en la que realmente sufríamos represión, marginación, persecuciones, estigmatizaciones. Por otra parte, hacia afuera, logramos visibilizar la impunidad haciendo “escraches”, una acción que consistía en ir a la casa de un represor (todos estaban en libertad), convocar a los vecinos, cortar la calle y denunciarle públicamente bajo el lema “Si no hay justicia, hay escrache”. Escrache es una palabra lunfarda que significa eso justamente: denunciar, repudiar. Obviamente no era nada fácil, casi siempre terminábamos en una comisaria, siempre había compañeros heridos.

"Los años 90 eran una época brutal, en la que realmente sufríamos represión, marginación, persecuciones, estigmatizaciones".

AD: En una entrevista realizada en Argel en 1963, Ernesto Guevara decía: “El socialismo económico sin moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación. Uno de los objetivos fundamentales del marxismo es hacer desaparecer el interés, el factor de interés individual y de lucro como motivación psicológica. Marx se preocupaba tanto del hecho económico como de su repercusión sobre el espíritu y del resultado definitivo de esta repercusión: el hecho de conciencia. Por lo tanto, si el comunismo no se preocupa del hecho de conciencia, se convierte en un método de distribución, pero no será nunca una moral revolucionaria.” (entrevista con Jean Daniel, L'Express, 1963) ¿Cúal sería la relación entre esta expresión de Guevara y la poesía: entre la polarización política (muchas veces violenta) y el poder de la poesía para oponerse a los regímenes, tanto los del neoliberalismo como otros (como el estalinismo)? Las obras de los grandes poetas militantes (como Szpunberg, Gelman, Vallejo, Violeta Parra, Elvira Hernández) y no-militantes, o hasta de los grandes poetas que tuvieron puntos de vista de derecha ¿funcionan como fuerza contra de esa alienación a la que Guevara apunta con su rifle en la entrevista? ¿O debemos diferenciar entre la alienación combatida por los románticos y la alienación combatida por marxistas?

MMN: ¡Son muchas preguntas a la vez! Sí, la poesía, la escriba quien la escriba, es siempre la contracara de esa alienación. Citando a Gelman:

“con este poema no tomarás el poder,” dice

“con estos versos no harás la Revolución”, dice

“ni con miles de versos harás la Revolución”, dice

se sienta a la mesa y escribe.

Es sólo un fragmento de ese gran poema que se llama Confianzas.

Aunque con la poesía no podamos tomar el poder, no podamos hacer la revolución, la poesía en sí es una gran guerrera contra esa alienación de la que habla el Che o, mejor dicho, el poeta como guerrero.

No es de vital importancia el compromiso de la poesía en lo social, sino más bien el compromiso del poeta con su pueblo. Estoy cansado ya de esas asambleas de poetas donde piensan que leer sus poemas es un acto revolucionario. Eso también es pura alienación, puro ego que les sirve para calmar sus conciencias. Lo que vale la pena es que el poeta esté presente en las manifestaciones sociales, junto a los trabajadores, a los excluidos, a la militancia. Si vas a un lugar donde hay gente que se está muriendo de hambre, no quieren un poema de Gelman: quieren conseguir el pan, necesitan trabajo. Y si al poeta le importa un carajo esta realidad, puede escribir tranquilamente en su casa sus obras completas. El tema es no disfrazarse, ¿no?

AD: En tu función como editor, ¿publicarías a un autor que no sea militante, ni de izquierda, ni progresista? O sea, ¿habrías publicado a un autor que tuviese una estética interesante o radical, aunque defendiera las posiciones políticas de (por ejemplo) Jorge Luís Borges?

MMN: Claro que sí. Mi editorial (Lamás Médula) no tiene una línea política determinada, somos un gran equipo de compañeros que valoramos la literatura en sí. Personalmente, creo que la literatura en general, y la poesía en particular (la buena literatura, la buena poesía), es revolucionaria por sí misma. Cualquier obra de arte lo es. Si nosotros conseguimos que los libros lleguen a manos de pibes que se empiezan a interesar por la poesía, estamos realizando un pequeño acto revolucionario. Esto siempre estará en las antípodas de los intereses del fascismo, de la derecha.

AD: Tanto en la Junta militar anti-peronista y genocida, como en el peronismo (lo que criticó Rodolfo Walsh en su libro El Caso Satanowsky), hubo fuertes corrientes antisemitas. Perón permitió que los nazis disfrutaran de Argentina, les abrió las fronteras. Las abrió también a los judíos, en convivencia con la comunidad libanesa, la siria y la alemana (tanto, que hoy en Argentina hay la tercera comunidad judía más grande del mundo). Como descendiente de judíos y militantes peronistas, representa esto para ti algún dilema o conflicto? ¿Se pueden combinar esas dos identidades?

MMN: Bueno, yo no profeso el judaísmo, por lo tanto no me siento identificado. Pero vamos por partes: en primer lugar, Marcos Satanowsky fue asesinado en el año 1957, durante la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu, que había derrocado a Perón en 1955. Fue una dictadura sangrienta, que proscribió al peronismo y fusiló a infinidad de personas. Rodolfo Walsh era peronista. Lo que dices de Perón con respecto a los nazis es absolutamente erróneo: esa fue una campaña de los yanquis y los ingleses para desprestigiarlo a él y a Evita. Si bien es cierto que algunos nazis lograron entrar a la Argentina, la mayoría vivieron ocultándose en el sur y no contaron con el apoyo de Perón, como en cambio sí sucedió con la comunidad judía. Fueron campañas de desprestigio como las que hace ahora la corporación del diario Clarín contra el gobierno anterior, el de Néstor y Cristina.

No vivo ese conflicto, en primer lugar porque soy ateo, en segundo lugar porque son muchos los judíos que militaron y militan en el peronismo - de hecho, la última dictadura militar, la del 76, hizo desaparecer a miles de judíos peronistas.

AD: Eres ciudadano de los Estados Unidos, por razones de exilio. Con Trump como presidente (y antes, con Obama y Clinton), la situación de los refugiados se complica aún más. ¿Qué puedes decirle a los lectores estadounidenses sobre su nuevo presidente? ¿Votaste a Trump o a Hílary desde la embajada?

"Lo que sucede en Estados Unidos es que el voto no es obligatorio y hay una cultura de vaciamiento intelectual, un desprecio hacia el debate y la participación."

MMN: El tiempo que viví en Estados Unidos (siendo mayor, porque cuando nací nos fuimos inmediatamente a vivir a México), desde 2004 a 2007, participé activamente en un partido de izquierda que se llama Socialism and Liberation y en la coalición ANSWER (Act Now Against War and End Racism). Allí pude familiarizarme con la problemática de los inmigrantes. De hecho, participé en la jornada histórica del 1 de Mayo de 2006, denominada “Un día sin inmigrantes”.

Nunca voté, ni allá ni aquí. No tengo un mensaje claro para dar, más bien estoy desconcertado, como me sucede aquí en Argentina con Macri. No puedo creer que los mismos ciudadanos yanquis se suiciden de esta manera eligiendo representantes tan siniestros. Lo que sucede en Estados Unidos es que el voto no es obligatorio y hay una cultura de vaciamiento intelectual, un desprecio hacia el debate y la participación. La mayoría tienen la conciencia quemada. No todos, pero la mayoría seguro. Y las operaciones mediáticas son poderosísimas.

Lamentablemente, acá en Argentina también estamos gobernados por idiotas, por títeres de un sistema internacional que es macabro. Pero podemos responder con un movimiento social muy fuerte. Tenemos con qué resistir.

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Una versión anterior de esta entrevista fue publicada en el blog Drunken Boat:

https://medium.com/drunken-boat/notes-on-a-return-to-the-ever-dying-lands-196554313154#.blm3ng47h

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