democraciaAbierta: Opinion

La cercanía de Bolsonaro a Putin augura una campaña electoral fraudulenta

La presencia de uno de sus hijos en Rusia y del encuentro de otro con Bannon apuntan a una campaña de desinformación

Manuella Libardi democracia Abierta
3 marzo 2022, 12.01am
La visita de Bolsonaro a Rusia la semana antes de la invasión de Ucrania causó confusión
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Russian Look Ltd. / Alamy Stock Photo

Las actitudes cambiantes del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ante el conflicto entre Rusia y Ucrania han generado confusión y preocupación. Confusión porque el presidente a veces sugiere apoyo al líder ruso Vladimir Putin, y a veces afirma apoyar la “soberanía de los Estados”, sin dejar clara su posición. Y preocupación por los posibles significados de su acercamiento a Rusia, un país tradicionalmente distante de Brasil a nivel diplomático.

Brasil condenó oficialmente las acciones de Rusia durante la votación de la Asamblea General de las Naciones Unidas el miércoles, 2 de marzo, siendo uno de los 141 países que votaron a favor de la resolución contra cinco que votaron en contra y 35 que se abstuvieron, manteniendo así el posicionamiento diplomático esperado.

Sin embargo, el domingo 27 de febrero, Bolsonaro había declarado que Brasil debería mantener la neutralidad, citando la importancia de los fertilizantes rusos como razón de su posición. “Tenemos que ser muy responsables, porque tenemos tratos especiales con Rusia. Brasil depende de los fertilizantes”, dijo a la prensa, señalando que “el tema de los fertilizantes es sagrado”.

Al mismo tiempo, Bolsonaro aprovechó para impulsar la aprobación del proyecto de ley nº 191 de 2020, que permitiría "la explotación de recursos minerales, hídricos y orgánicos en tierras indígenas", lo que solucionaría la dependencia de Brasil del potasio ruso, argumentó el presidente en Twitter, obviando los efectos catastróficos que esto significa para las comunidades, para la conservación de la biodiversidad y para el clima.

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De esta forma, sacar a colación los fertilizantes como motivo de su acercamiento a Rusia parece más una cortina de humo que una genuina preocupación por la “seguridad alimentaria” de Brasil. Bolsonaro parece mucho más preocupado por granjearse el apoyo de Putin y así garantizar el acceso a las redes de desinformación rusas de cara a las elecciones presidenciales de octubre.

Participación rusa en la elección de Trump

En su visita a mediados de febrero a Putin, cuando ya la inteligencia estadounidense advertía de la inminencia de una invasión rusa de Ucrania, Bolsonaro se hizo acompañar a uno de sus hijos, Carlos Bolsonaro, como miembro de la delegación presidencial. La presencia de Carlos, que es un simple concejal municipal en Río de Janeiro, causó indignación, lo que llevó al Tribunal Supremo (STF) a solicitar una investigación sobre las circunstancias de su viaje. Su presencia también generó preocupación debido a la presumida participación de Carlos en el llamado gabinete del odio, una red digital de desinformación vinculada al gobierno, como señaló Jean Wyllys en “El informante”, su videocolumna de democraciaAbierta, sugiriendo que Bolsonaro tiene claros intereses ciberestratégicos en Rusia.

Ante la implicación de Rusia en las elecciones estadounidenses de 2016, no sorprende que Bolsonaro esté interesado en este acercamiento con Putin

En su justificación, Bolsonaro dijo que la presencia de Carlos era necesaria para el manejo de sus redes sociales. “Me ayuda mucho en las redes sociales, hace un muy buen trabajo... Hace un trabajo excepcional, de ahí la persecución. De ahí la invención del gabinete del odio”, dijo en su live semanal del 24 de febrero.

Ante la implicación de Rusia en las elecciones estadounidenses de 2016, que favoreció la campaña de Donald Trump facilitando desinformación, no sorprende que Bolsonaro esté interesado en este acercamiento. La estrategia de Rusia consistió en hackear la campaña de la candidata opositora, Hillary Clinton, y difundir propaganda engañosa a través de internet y las principales plataformas de redes sociales, tácticas similares a las empleadas por Bolsonaro en 2018.

En el mismo viaje oficial que le llevó a Rusia, Bolsonaro también visitó Hungría para reunirse con el presidente Viktor Orbán. Esta visita llama la atención por razones similares, ya que es bien conocido el uso exitoso de internet para la difusión de desinformación y teorías conspirativas por parte del gobierno húngaro.

El alejamiento de Bolsonaro de EE.UU.

Desde la derrota de Trump en noviembre de 2020, que fue una mala noticia para los intereses de Bolsonaro, el presidente se ha distanciado diplomáticamente de los Estados Unidos de Joe Biden, que ha presionado al líder brasileño sobre la preservación de la Amazonia, amenazando incluso a Brasil con sanciones durante su campaña si no corregía su política que favorece la deforestación, el agronegocio, y la extracción industrial de minerales y materia primas. Estas políticas extractivas y su actitud negacionista y errática frente a la pandemia de la Covid-19, que contribuyó a que Brasil fuera el segundo país con mayor número de víctimas mortalers, han aislado a Bolsonaro a nivel nacional e internacional.

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Su aislamiento quedó en evidencia en octubre pasado, durante la cumbre del G20 en Roma, cuando Bolsonaro no logró reunirse con ningún mandatario, salvo con el presidente italiano, Sergio Mattarella, que, como líder del país anfitrión, se reunió con todos los asistentes a la reunión, como marca el protocolo.

Sin Trump, Bolsonaro carece de aliados fuertes. Bolsonaro fue elegido siguiendo los pasos de Trump, utilizando estrategias no sólo similares, sino posiblemente apoyadas por los mismos agentes de propaganda engañosa y desinformación. Durante la campaña presidencial de 2018, otro de los hijos de Bolsonaro, el diputado federal Eduardo Bolsonaro, afirmó contar con la ayuda del ex estratega de Trump, Steve Bannon, con quien se reunió en diversas ocasiones. Bannon negó estar involucrado en la elección, pero declaró su apoyo a Bolsonaro, calificándolo de “brillante” y “sofisticado”.

Independientemente de la participación formal, los extensos vínculos entre los Bolsonaro y Bannon muestran que el hombre que ayudó a llevar a Trump a la presidencia proporcionó, como mínimo, “consejos informales” a la familia. En agosto del año pasado, Eduardo volvió a reunirse con Bannon en Estados Unidos, en un encuentro en el que ambos confirmaron una alianza para reelegir a Bolsonaro este año.

Vista la derrota de Trump, que no asumió los resultados e intentó subvertirlos por todos los medios a su alcance, un Bolsonaro en horas bajas no ve otra salida que apelar a la estrategia que llevó al expresidente a la Casa Blanca en 2016, y apoyarse en una Rusia cuya violenta agresión a Ucrania ha merecido la condena global.

Como Bolsonaro consistentemente se sitúa por detrás del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva en las encuestas presidenciales, el presidente brasileño entiende que las vías legales no están de su lado, parece dispuesto a repetir una campaña de desinformación masiva, y se prepara para intentar subvertir el resultado si éste le resulta finalmente desfavorable.

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