democraciaAbierta

Clases medias en América Latina (1): ¿De nuevo en caída?

Las clases medias latinoamericanas, especialmente las vulnerables, están abocadas a una nueva caída, más o menos vertiginosa, en la montaña rusa que han venido experimentando desde los años setenta. English

Ludolfo Paramio
14 abril 2016
PA-22290938_0.jpg

Un hombre duerme en la calle ante un grupo de jóvenes en un restaurante de comida rápida en el centro de Buenos Aires. Frbrero 2015. Foto AP/Rodrigo Abd/ Todos los derechos reservados.

Las clases medias han sido siempre objeto de polémica en América Latina. En los años cincuenta del siglo pasado se consideraba previsible su crecimiento y se veía en ellas la clave para el desarrollo y la democratización de la región. En los años noventa, en cambio, se hizo común la idea de que estaban en caída libre, tras la crisis de la década anterior y los cambios de modelo económico traídos por el Consenso de Washington, la apertura a los mercados internacionales y la reducción del papel y la presencia del Estado. Pero a comienzos de este siglo la perspectiva cambió. Impulsadas por el ciclo expansivo provocado por la demanda de materias primas desde el área del Pacífico, las clases medias volvieron a crecer, y de nuevo se convirtieron en motivos de esperanza para la transformación de la región.

Se puede discutir en qué medida algunos países de América Latina llegaron a ser, después de la segunda guerra y durante el régimen de industrialización para la sustitución de importaciones, sociedades de clase media. Pero en algunos países —Argentina, Uruguay y Costa Rica, por ejemplo— es indudable que arraigó esta percepción de la propia sociedad. Este puede ser uno de los motivos del clima de frustración de expectativas y malestar de los años sesenta y setenta, cuando toda una generación criada en las ilusiones del ascenso social y educativo se enfrentó a las dificultades crecientes del modelo sustitutivo de importaciones y a las respuestas autoritarias de muchos gobiernos de la región ante esas dificultades.

En todo caso el modelo llegó a un agónico final con la crisis de la deuda en los años ochenta, durante los cuales se produjeron las transiciones a la democracia en un contexto de alta inflación y destrucción de empleo. Y las clases medias sufrieron además especialmente el impacto de las salidas neoliberales de la crisis en los primeros años noventa, marcados por el diagnóstico y las propuestas del llamado Consenso de Washington, que implicaban un fuerte reducción del empleo público, tanto en la administración como en las empresas públicas, además de una reestructuración empresarial en la que las adquisiciones iban acompañadas de una reducción del empleo privado, cuando no se producía simplemente la quiebra y el cierre de las empresas en crisis.

La imagen de decadencia y desaparición de las clases medias en los años noventa comienza a invertirse en la década siguiente gracias a la nueva dinámica de crecimiento que induce el boom de las materias primas, impulsado especialmente por la demanda y el crecimiento de la economía china. Se entra ahora en una fase de optimismo, tanto sobre la posibilidad de una nueva expansión de las clases medias como de la superación de algunos de los cuellos de botella tradicionales del crecimiento económico latinoamericano, desde el carácter hereditario de la desigualdad hasta el predominio del empleo de bajos salarios. Y lo indudable es que entre 2000 y 2012 se produce una importante reducción de la pobreza en la región, que va acompañada por una considerable expansión de las clases medias.

Gráfico 1: Tamaño de los grupos sociales en América Latina; circa 2000 y 2012. Porcentaje y millones de personas.

caida_2.jpg

Fuente: Elaboración de PNUD a partir de estimaciones por país para el año 2000 provistas por el Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad Nacional de la Plata, Argentina, con base en la Socio-Economic Database for Latin America and the Caribbean (SEDLAC) del CEDLAS y el Banco Mundial; y a partir de Banco Mundial (Social Gains in the Balance: A Fiscal Policy Challenge for Latin America and the Caribbean, Washington, DC., 2014) para el año 2012.

Notas: Las cifras entre paréntesis indican los millones de personas en cada grupo. Los porcentajes corresponden al promedio ponderado de los porcentajes de población de cada grupo en 18 países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela


En este aspecto es necesario diferenciar, dentro de lo que inicialmente se llamaron clases medias emergentes, entre las clases medias propiamente dichas y las vulnerables. El Banco Mundial ha fijado rentas absolutas (en dólares PPP) por debajo de las cuales un hogar pertenece a los estratos medios vulnerables. El cálculo, realizado a partir de encuestas panel, determina las rentas a partir de las cuales la probabilidad de recaída en la pobreza son muy bajas. El resultado con esta aproximación es que entre 1995 y 2009 la pobreza habría caído del 45% al 30% de la población de la región, mientras que los estratos medios no vulnerables habrían crecido del 20 a casi el 30%.

Tras una experiencia de decadencia y ‘nueva pobreza’ en los años ochenta y noventa, la década del 2000 ha estado marcada por el crecimiento de unas nuevas clases medias emergentes de la pobreza. Marcadas por el contexto anterior de crisis social, y por unos valores en muchos casos alejados de los de la clase media tradicional o moderna —la vinculada a la apertura económica—, su expansión cuantitativa ha sido sin embargo un motivo de justificado optimismo mientras el contexto económico internacional ha favorecido su ascenso social y el desarrollo de sus expectativas.

Pero la época del boom de las exportaciones primarias parece haber llegado a su fin, y no se han creado en la mayor parte de los casos las condiciones para un cambio de modelo de crecimiento: lejos de ello, la tendencia ha sido a una reprimarización de las economías. En este nuevo contexto las nuevas clases medias emergentes están condenadas no sólo a los límites que encuentran a la realización de sus aspiraciones por unos servicios sociales insatisfactorios, sino también a las amenazas en términos de empleo y caída de renta que conllevan el estancamiento y la recesión de las economías latinoamericanas.

Se diría por tanto que las clases medias de la región, especialmente las vulnerables, están abocadas a una nueva caída, más o menos vertiginosa, en la montaña rusa que han venido experimentando al menos desde los años setenta. La consecuencia política más obvia es que los partidos y gobiernos de la región están ante el desafío no sólo de hacer posible su continuidad, sino de asumir sus demandas de futuro. El riesgo de un retorno de la pobreza y de un nuevo crecimiento de la desigualdad explica el malestar de los emergentes y abre la puerta a su convergencia con las clases medias tradicionales en las movilizaciones contra la corrupción y la ineficacia de los gobiernos.

Unete a nuestro boletín ¿Qué pasa con la democracia, la participación y derechos humanos en Latinoamérica? Entérate a través de nuestro boletín semanal. Suscribirme al boletín.

Comentarios

Animamos a todo el mundo a que haga comentarios, Por favor, consulte las intrucciones de openDemocracy para comentarios
Audio available Bookmark Check Language Close Comments Download Facebook Link Email Newsletter Newsletter Play Print Share Twitter Youtube Search Instagram WhatsApp yourData