democraciaAbierta: Opinion

Las conversaciones de paz entre el Gobierno de Petro y el ELN deben incluir a las mujeres

El gobierno colombiano y los rebeldes del ELN vuelven a negociar. ¿Qué podemos aprender de las negociaciones anteriores?

Shauna Gillooly
22 diciembre 2022, 11.00am

Caracas, Venezuela. 12 de diciembre de 2022. Pablo Beltrán (segundo desde la izquierda), representante del ELN, se da la mano con el representante del gobierno colombiano, Otty Patino, después de una conferencia de prensa tras las conversaciones de paz entre el ELN y el gobierno colombiano en el Hotel Humboldt.

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Jesús Vargas/dpa/Alamy Live News

La última vez que el gobierno colombiano y el grupo rebelde izquierdista Ejército de Liberación Nacional (ELN) iniciaron negociaciones, en el 2018, estas se vieron interrumpidas por un coche bomba que estalló en Bogotá en una academia de policía, y que causó 20 muertos. El ELN reivindicó la autoría de la bomba, que puso fin inmediatamente a las negociaciones. Ahora, el gobierno y los rebeldes vuelven a la mesa de negociaciones.

Con muchos ciudadanos descontentos por cómo ha transcurrido la aplicación del histórico acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y el grupo rebelde de izquierdas Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), las negociaciones con el ELN se enfrentan a un nuevo reto: el escepticismo.

Este escepticismo es comprensible, ya que sigue habiendo miles de personas desplazadas y en confinamiento forzoso debido al control que siguen ejerciendo en todo el país los grupos armados. Esto plantea muchas preguntas substanciales, la principal de las cuales es: ¿qué podemos aprender de las deficiencias durante las negociaciones de paz con las FARC?

Integrar la inclusión social desde el principio

En una investigación reciente, realicé entrevistas a 25 miembros diferentes de los equipos de negociación, tanto del gobierno colombiano como de las FARC. Entrevisté a los negociadores de la mesa principal, a los negociadores que estaban en las mesas de los subcomités étnicos y de género, así como a personas que trabajaban como investigadores y secretarios, además de tres entrevistas adicionales a mujeres que dieron su testimonio durante las negociaciones.

En un principio, no se incluyó a ninguna mujer en las negociaciones entre las FARC y el gobierno colombiano

En estas entrevistas, les hice preguntas sobre la dinámica de las mesas de negociación, quién ocupaba los puestos de la mesa principal y si consideraban que el resultado final incluía y daba cabida a las distintas formas en que las personas se habían visto afectadas por la violencia, especialmente las mujeres.

Descubrí que, en un principio, no se incluyó a ninguna mujer en las negociaciones entre las FARC y el gobierno colombiano. De hecho, fue gracias a las presiones de la sociedad civil, principalmente de organizaciones feministas y de mujeres, que el gobierno nombró negociadoras. En general, las respuestas sobre la importancia del papel de las mujeres en este proceso fueron variadas.

Algunos entrevistados (tanto hombres como mujeres) coincidieron en que la forma en que se estructuraron los acuerdos de 2016 era más que suficiente para incluir a las mujeres en los procesos de toma de decisiones y de elaboración de marcos, y uno de ellos afirmó que "esta es la mayor participación que han tenido nunca las mujeres en un proceso de paz".

Otros discreparon, afirmando que la creación del subcomité de género había permitido que las preocupaciones de género quedaran aisladas durante el proceso de negociación, y que el producto final de los acuerdos lo reflejaba.

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Otros afirmaron que ni el gobierno ni las FARC estaban especialmente comprometidos con las cuestiones de género, que sólo gracias a la presión ejercida sobre ambas partes por las organizaciones de la sociedad civil se incluyó a las mujeres en los niveles más altos de la negociación y que las cuestiones de género se "tomaron en serio" en la mesa principal.

Mujeres y negociaciones de paz

Está demostrado que la participación de las mujeres en las negociaciones de paz y en los procesos de paz crea una paz más duradera, y que los acuerdos de paz firmados por mujeres tienen mayores índices de aplicación.

Sin embargo, las mujeres siguen siendo las principales excluidas de estos procesos. Entre 1992 y 2011, el 2 por ciento de los mediadores principales y el 9 por ciento de los negociadores en los procesos de paz eran mujeres.

Encuentro que, con pocas excepciones, en el contexto colombiano, la mayoría de las mujeres eran negociadoras de nivel medio, asesoras, portavoces y secretarias. Sólo gracias a la movilización de grupos de mujeres y feministas hubo cierta representación de la diversidad de género en las negociaciones de La Habana.

¿Qué significa esto para las negociaciones de paz con el ELN?

Las negociaciones y los procesos de paz oficiales reflejan tanto las formas en que se libra la guerra como el modo en que la apropiación de estos procesos suele reforzar las estructuras y dinámicas de poder ya existentes en una sociedad.

Los entrevistados dudaban de los compromisos tanto del ELN como del gobierno con la inclusión de género en este proceso.

Investigaciones anteriores demuestran que la exclusión, o inclusión mínima, de las mujeres en los procesos de paz puede considerarse como el "canario en la mina de carbón". La falta de una verdadera inclusión e integración social puede tener consecuencias para la sostenibilidad de los acuerdos de paz y su aplicación, como hemos visto en el caso de los acuerdos con las FARC.

Mientras realizaba mis entrevistas con los negociadores del Gobierno y de las FARC, incluí algunas preguntas sobre las negociaciones con el ELN como forma de examinar si los negociadores consideraban que la inclusión de mujeres en la mesa seguiría aumentando en futuros procesos o no.

¿La inclusión que se produjo debido a la presión de la sociedad civil para incluir a negociadores más diversos fue algo que continuaría en el tiempo, o sentían que se trataba de algo puntual? Mis entrevistados dudaban de los compromisos tanto del ELN como del gobierno con la inclusión de género en este proceso.

Con el compromiso de la nueva administración colombiana con la "paz total", hay muchas lecciones que aprender del proceso de negociación e implementación de las FARC.

Si el gobierno de Petro quiere alcanzar sus ambiciosos objetivos de crear una paz sostenible, es fundamental que haya una mayor inclusión social y de género desde la base de estas conversaciones de paz.

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