La Covid-19 y la cuarenta han llegado en un momento realmente difícil, ya que la subida del nivel de los ríos exacerba el hambre existente, obligando a muchas personas a elegir entre limitar su exposición al virus y la de su comunidad, y comer.
El reciente estipendio de emergencia del gobierno brasileño tiene por objeto proteger a los ciudadanos vulnerables, como los trabajadores del sector informal, de los efectos de la pandemia. Esto podría ayudar, pero sus beneficios podrían verse anulados por el aumento de los precios de los alimentos en zonas remotas, que nuestros contactos en todo el Amazonas ya han reportado. No hay soluciones obvias, pero deben incluir la ayuda a las personas para que tengan una dieta nutritiva y puedan evitar los pueblos y ciudades vecinas.
Actuar rápidamente será vital para la salud y el bienestar de los habitantes de los ríos amazónicos. La malnutrición infantil tiene consecuencias para toda la vida.
Una vez que la pandemia haya pasado, debe haber una inversión significativa en la reducción de la pobreza. Eso permitirá a la gente lidiar mejor con los choques de la Covid-19. Pero la pobreza debe ser abordada no sólo en términos de ingresos, sino también con mejorar el saneamiento y el acceso al agua potable y a la atención sanitaria. Con las infecciones intestinales y las enfermedades prevenibles como el paludismo, tan comunes en las zonas rurales, incluso la dieta más nutritiva podría no ser suficiente para detener la desnutrición.
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Este artículo fue originalmente publicado en inglés en The Conversation. Vea el contenido original aquí